domingo, 29 de abril de 2012

"Reconocer su voz y dar la vida" ( Evang. 29/4/12)


Había un pastor que compro un rebaño de ovejas, pero cuando los conoció resultó que no paraban de balar constantemente. Todo el día iban bee, bee, creando un jaleo ensordecedor, ignorando todas las órdenes del pastor. Éste utilizó todos los medios para hacerse oír así mismo y a sus perros, peor todo fue inútil. Finalmente viendo que las ovejas no paraban de balar lo puso de buen humor y decidió comprar una enorme oreja, y llevarla ahí en su camión. Increíblemente al ver la oreja, las ovejas dejaron de balarse unas a otras, y todas comenzaron a contar sus penas a aquella gran oreja y a seguirla según se movía el camión. Así fue como el pastor comprendió que hasta las ovejas tiene algo que decir y quien ser escuchadas y gracias a eso, ahora puede presumir de tener un camión- oveja-pastor, el único del mundo.
Podemos decir que el mensaje seria: “el efecto de escuchar a los demás en lugar de hablar”.
Por otro lado todos tenemos una mascota, verdad? Pregúntate ahora, que animales te gusta. Cual es tu mascota? Que conlleva tener una mascota, o en otros casos varias mascotas? Responsabilidad, de cuidarlas, alimentarlas, darles agua, y cuando se escapa buscarla. Como vemos somos humanos y tenemos mascotas.
Y hoy vamos a leer en la palabra que dijo de si mismos: como se define.
Evangelio: Juan 10,11-18
“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.12.Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,13.porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.14.Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí,15.como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.16.También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.17.Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo.18.Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
JESÚS: * se define como el buen pastor que cuidas las ovejas. * Quiere que escuchemos su voz para tomar buenas decisiones. Y su vos está en las personas que quieren nuestro bien.
Pastor significa bueno, noble o modelo, hermoso y noble. “Jesús es el pastor bello”.”” Jesús el pastor noble” entregó su vida por su discípulos Jesús es el pastor modelo porque ejemplifica la vida que nosotros queremos imitar. Nosotros, queremos ser, en nuestro corazón honesto compasivos, libres.
Por otro lado, volviendo a las ovejas diremos que no pueden cuidarse solas, a si misma, necesitan que velen por ella, y las cuiden las protejan. Jesús el buen pastor,
La palabra también nos asegura que Jesús conocía a sus ovejas y sus ovejas a el, que da su vida por ellas
Jesús está hablando de ti de mí, somos sus “ovejas”. Nos quiere cuidar, nos quiere, nos conoce, se preocupa por nuestro bien, sale a buscarnos. Todo lo que nos dice y nos pide es para nuestro bien, por eso es bueno escucharlo y seguirlo.
Ahora cabe una pregunta y es: ¿cómo podemos dar la vida como Jesús? El la da mucho antes que el viernes santo: en la boda de canaá, por ejemplo. El nunca dejó de sacrificarse por lo demás: cuando cura, hace milagros, da de comer… diremos que damos la vida por vivir cuando no buscamos la comodidad que nos ofrece, nos presenta la sociedad, cuando nos comprometemos.
También podemos retomarla, y hablamos, o podemos relacionarla con la resurrección y es darse a la voluntad del Padre. Si hablamos de sacrificio, éste conduce a la resurrección.
Jesús es el pastor que nos guía por el camino de la vida eterna, El nos guía a la vida eterna. Y solo podemos decir que quien no ama a las ovejas hasta el extremo no es un buen pastor, y estamos hablando de un asalariado quien deja que mueran las ovejas, y si las apacientas será solo por dinero.
Si vamos a la frase: “conocer a Jesús” solo lo lograremos al experimentar su amor y al identificarnos con su persona y actividad, podemos decir que sería igual a una comunidad de espíritu. Tenemos otra frase y es: “otras ovejas, lo vamos a significar con los ladrones, los bandidos que someten y como en ese tiempo ya existían esa clase de personas y eran bien conocidas por Jesús, seguro hablaba de los judíos, sus paisanos y del mundo pagano.
Así como nosotros cuidamos nuestras mascotas, ellas nos conocen, por eso nos siguen y nos hacen caso, Jesús nos cuida y solo vamos a escuchar su voz, conocer su voz cuando leamos su palabra, nos preocupemos y nos interesemos por los demás, cuando ayudemos. De esa forma estamos dando nuestra vida por los demás como la dio Jesús por nosotros.



miércoles, 25 de abril de 2012

Benedicto XVI: Sin oración la vida se convierte en activismo que sofoca y no satisface


El Papa Benedicto XVI explicó que sin la oración, que es la respiración del alma, la vida se convierte en un mero activismo que sofoca y no satisface; impidiendo además "ver la realidad con ojos nuevos".
Así lo indicó el Santo Padre en su catequesis de la Audiencia general de este miércoles celebrada en la Plaza de San Pedro ante unos 20 mil fieles, en una reflexión sobre la oración en los primeros tiempos de la Iglesia con losApóstoles.
Benedicto XVI explicó que "sin la oración diaria vivida con fidelidad, nuestro obrar se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a un simple activismo que nos deja insatisfechos. Todos los pasos de nuestra vida, todas las acciones –también las de la Iglesia– deben ser hechas ante Dios, en la oración, a la luz de su Palabra".
Cuando la oración se alimenta con la Palabra de Dios, prosiguió, "se ve la realidad con ojos nuevos, con los ojos de la fe, y el Señor, que habla a la mente y al corazón, da nueva luz al camino en cualquier situación. Nosotros creemos en la fuerza de la Palabra de Dios y de la oración".
"Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida", alertó el Santo Padre.
Cuando alguien reza, "incluso cuando nos encontramos en el silencio de una Iglesia o de nuestra habitación, estamos unidos en el Señor a numerosos hermanos y hermanas en la fe, como un conjunto de instrumentos que, manteniendo su individualidad, elevan a Dios una única gran sinfonía de intercesión, de acción de gracias y de alabanza", dijo el Papa.
Sobre los primeros cristianos, Benedicto XVI dijo que "la Iglesia, desde el inicio de su camino, se ha encontrado con situaciones imprevistas que ha tenido que afrontar, nuevas cuestiones y emergencias a las que ha tratado de dar respuesta a la luz de la fe, dejándose guiar por el Espíritu Santo".
Eso se manifestó ya en tiempos de los Apóstoles. El evangelista San Lucas narra en los Hechos "un problema serio que la primera comunidad cristiana de Jerusalén tuvo que resolver (…) sobre la pastoral de la caridad hacia las personas solas y necesitadas", cuestión difícil que podía provocar divisiones dentro de la Iglesia.
"En este momento de emergencia pastoral, destaca la distinción realizada por los Apóstoles. Ellos se encuentran ante la exigencia primaria de anunciar la Palabra de Dios según el mandato del Señor, pero consideran con la misma seriedad el deber de proveer con amor a las situaciones de necesidad en las que encuentran los hermanos y las hermanas, para responder al mandamiento de Jesús: amaos los unos a los otros como yo os he amado".
La decisión que toman es clara: no es justo que abandonen la oración y la predicación, por lo que "son elegidos siete hombres de buena reputación, los Apóstoles rezan para pedir la fuerza del Espíritu Santo, y luego les imponen las manos para que se dediquen de forma especial al servicio de la caridad".
Esta decisión, explicó el Papa, "muestra la prioridad que debemos dar a Dios, a la relación con Él en la oración, tanto personal como comunitaria. Sin la capacidad de pararnos a escuchar al Señor, a dialogar con Él, se corre el riesgo de agitarse y preocuparse inútilmente por los problemas y las dificultades, incluidas las eclesiales y pastorales".
Benedicto XVI recordó que los santos "han experimentado una profunda unidad de vida entre oración y acción, entre amor total a Dios y amor a los hermanos".
San Bernardo, modelo de armonía entre ambos, "afirma que demasiadas ocupaciones, una vida frenética, a menudo terminan por endurecer el corazón y hacer sufrir al espíritu. Es una advertencia preciosa para nosotros en la actualidad, ya que estamos acostumbrados a valorar todo con el criterio de la productividad y de la eficiencia".
"El episodio de los Hechos de los Apóstoles nos recuerda la importancia del trabajo, del esfuerzo en las actividades cotidianas, que hay que desarrollar con responsabilidad y dedicación; pero también nuestra necesidad de Dios, de que nos guíe, de su luz que nos da fuerza y esperanza".
En español el Papa invitó "a todos a participar en la apasionante tarea de edificar la Iglesia de Cristo en todas sus facetas, no solamente con buena voluntad, sino santificando con la oración cada uno de los pasos de nuestro hacer. Muchas gracias".

Benedicto XVI crea comisión para investigar filtración de documentos reservados del Vaticano


 El Papa Benedicto XVI ha dispuesto la creación de una Comisión Cardenalicia para investigar formalmente la filtración de documentos reservados del Vaticano a los medios de comunicación.
En una notificación de la Secretaría de Estado dada a conocer hoy, se indica que "tras la reciente divulgación, en las televisiones, los periódicos y otros medios informativos, de documentos cubiertos por el secreto profesional, el Santo Padre ha dispuesto la constitución de una Comisión Cardenalicia que indague con propiedad y arroje plena luz sobre dichos actos".
El Papa ha dispuesto que esta comisión sea presidida por el Cardenal español Julián Herranz, Presidente Emérito del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos.
También forman la Comisión los cardenales Josef Tomlo, Prefecto Emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y Salvatore de Giorgi, Arzobispo Emérito de Palermo (Italia).
La notificación de la Secretaría de Estado señala que la Comisión "actuará en virtud del mandato pontificio en todos los niveles" y que ya ha tenido su primera sesión el martes 24 de abril "para establecer el método y el calendario de los trabajos".
El 16 de marzo del Arzobispo Angelo Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado, informó de la intención del Papa de crear esa comisión para esclarecer el caso de los documentos reservados filtrados que han dado una imagen "que no corresponde a la realidad".
El Arzobispo aseguró que Benedicto XVI se encuentra "afligido" por las filtraciones utilizadas por los medios a nivel mundial para atacar a la Iglesia y al Santo Padre.
Desde el mes de enero diversos medios italianos dieron a conocer documentos reservados como una carta en la que se hablaba de un supuesto complot para asesinar al Papa y otros referentes a algunas acusaciones de corrupción en la Gobernación del Estado Vaticano.
Más recientemente se filtró una carta reservada del Secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Monseñor Guido Pozzo, a Philippe Laguerie, superior del Instituto Buen Pastor, sociedad de vida apostólica de derecho pontificio que celebra según el antiguo rito litúrgico. Con las precisiones contenidas en la carta, opinó Laguerie, algunos buscarían impedir el diálogo entre el Vaticano y los lefebvristas.
Al conocerse el contenido de los documentos filtrados, el Director de la Sala de Prensa del Vaticano, Padre Federico Lombardi, ha salido a desmentir la existencia de una especie de "Wikileaks" o "Vatileaks", como lo llaman los medios seculares, y denunció que el objetivo final de las filtraciones es desacreditar a la Iglesia Católica.
En un pronunciamiento de febrero, el Padre Lombardi respondió enérgicamente a los ataques mediáticos sobre la supuesta corrupción económica en el Vaticano y explicó que no existe lucha de poder interna en vistas al próximo cónclave.

domingo, 22 de abril de 2012

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA.



¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 22 Abril 2012

Tercer Domingo de Pascua

Santo(s) del día : San Sotero 
Evangelio según San Lucas 24,35-48.

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. 
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 
Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín (354-430), obispo de Hipona( África del Norte) y doctor de la Iglesia. Sermón 238 

¿Por qué tenéis estos pensamientos?

        Este pasaje del Evangelio... nos muestra verdaderamente quién es Cristo y verdaderamente quién es la Iglesia..., para que comprendamos bien a qué Esposa este divino Esposo escogió y quién es el Esposo de esta Esposa santa... En esta página podemos leer su acta de matrimonio...
        Supiste que Cristo era el Verbo, la Palabra de Dios, unido a un alma humana y con un cuerpo humano... Aquí, los discípulos creyeron ver un espíritu; no creían que el Señor tenía un cuerpo verdadero.
Pero como el Señor conocía el peligro de tales pensamientos, se apresura a arrancarlos de su corazón: "¿por qué estos pensamientos invaden vuestro corazón? Ved mis manos y mis pies; tocad y ved que un espíritu no tiene carne ni hueso como vosotros veis que yo tengo". Y tú, a estos mismos pensamientos vanos, opón con firmeza la regla de fe que recibiste...
        Cristo es verdaderamente el Verbo, el Hijo único igual al Padre, unido a un alma verdaderamente humana y con un cuerpo verdadero limpio de todo pecado. Este es el cuerpo que murió, este cuerpo el que resucitó, este cuerpo el que fue clavado a la cruz, este cuerpo el que fue depositado en la tumba, este cuerpo el que está sentado en los cielos.
Nuestro Señor quería persuadir a sus discípulos de que lo que veían, verdaderamente eran huesos y carne... ¿Por qué quiso convencerme de esta verdad? Porque sabía, hasta qué punto es para mí un bien creerlo y cuánto tenía que perder si no creía en esto. Creed pues, también vosotros:¡Este es el Esposo!
        Escuchemos ahora, lo que dijo concerniente a la Esposa...: "Hacía falta que Cristo sufriera y que resucitara de entre los muertos al tercer día, y que se proclame en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén". He aquí la Esposa: la Iglesia extendida por toda la tierra, que acogió a todos los pueblos en su seno... Los apóstoles veían a Cristo y creían en la Iglesia, que no veían. Nosotros vemos la Iglesia; creamos pues en Jesucristo, que no vemos, y atándonos así a lo que vemos, alcanzaremos lo que todavía no vemos.

Benedicto XVI: Jesús nos asegura su presencia real en la Eucaristía


En su discurso previo al rezo del Regina Caeli, en la Plaza San Pedro, el Papa Benedicto XVIseñaló que Jesús asegura a los fieles su presencia real entre nosotros, a través de la Palabra y la Eucaristía.

“Así como los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús al partir el pan, así también nosotros encontramos al Señor en la Celebración Eucarística”, indicó.

El Papa remarcó que, tal como enseñó Santo Tomás de Aquino, “es necesario reconocer según la fe católica, que todo el Cristo esta presente en este sacramento”.

Tras recordar que en el tiempo pascual, frecuentemente la Iglesia administra la Primera Comunión a los niñosBenedicto XVI exhortó a párrocos, padres defamilia y catequistas en todo el mundo a que “preparen bien esta fiesta de la fe, con gran fervor pero también con sobriedad”.

El Papa Benedicto XVI pidió a la Virgen María que “nos ayude a escuchar con atención la Palabra del Señor y a participar dignamente en la mesa del Sacrificio Eucarístico, para convertirnos en testimonios de la nueva humanidad”.

Considerar inspiración de Dios es decisivo para entender la Biblia, dice Benedicto XVI


 La inspiración de Dios es decisiva para entender las Sagradas Escrituras, que no se quedan confinadas a lo escrito sino que tienen una fuerza de llamada directa y concreta que se transmite a través de la tradición de la Iglesia Católica, explicó el Papa Benedicto XVI.
En un mensaje enviado a la Pontificia Comisión Bíblica que hoy concluye su asamblea plenaria, dedicada este año al tema "Inspiración y verdad en laBiblia", el Papa resalta que este tema es fundamental para "una hermenéutica correcta del mensaje bíblico".
En el texto enviado al Cardenal William Levada, Presidente de la Comisión y Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Papa resalta que "la inspiración como acción de Dios hace que en las palabras humanas se exprese la Palabra de Dios. En consecuencia, el tema de la inspiración es decisiva para el adecuado enfoque de las Sagradas Escrituras".
"Efectivamente, una interpretación de los textos sagrados que relega u olvida su inspiración no tiene en cuenta su característica más apreciable e importante, es decir, su procedencia de Dios", añade.
"Por el carisma de la inspiración, los libros de la Sagrada Escritura poseen una fuerza de llamada directa y concreta. Pero la Palabra de Dios no se queda confinada en lo escrito. Si el hecho de la Revelación concluye con la muerte del último apóstol, la Palabra revelada ha continuado siendo anunciada e interpretada por la Tradición viva de la Iglesia".
Por eso, prosigue el Papa, "la Palabra de Dios fijada en los textos sagrados no es un depósito inerte dentro de la Iglesia, sino que se transforma en regla suprema de su fe y potencia de vida".
"La Tradición que encuentra sus orígenes en los apóstoles progresa con la ayuda del Espíritu Santo y crece con la reflexión y el estudio de los creyentes, con la experiencia personal de vida espiritual y la predicación de los obispos", asegura.
De ahí que sea necesario profundizar en el estudio del tema de la inspiración y la verdad de la Biblia, ya que "es esencial para la vida y la misión de la Iglesia que los textos sacros sean interpretados según su naturaleza; y la Inspiración y la Verdad son características constitutivas de esa naturaleza".
Para terminar, Benedicto XVI manifiesta su aprecio por la actividad de la Comisión Bíblica en la promoción del conocimiento, el estudio y la acogida de la Palabra de Dios en el mundo.

domingo, 15 de abril de 2012

EVANGELIO DE FIN DE SEMANA. (15/4/12) JESUS RESUCITADO EN MEDIO DE NOSOTROS.


Quiero encarar dos puntos para dar inicio al pensamiento del Evangelio. Primeramente quiero hacer alusión a la palabra creer y me pregunto: en que he creído sin haber visto? Quizás en que me dijeron que soy hija de una mujer que solo me dijo que es mi madre y no me ocupe de indagar si es verdad. O si vamos a la sociedad, quizás hemos creído sin ver cuando nos dijeron que el hombre había llegado a la luna y confiamos, creímos en lo que la prensa nos mostraba. Pero, habrá sido verdad o fue una obra maestra de ese tiempo? pero la verdad es que creímos en lo que nos mostraron.
EL siguiente punto es tratar la palabra comunidad, ya que, como cristianos- católicos decimos que formamos una comunidad y la pregunta es: ¿cómo es? O ¿que es? Esta palabra tiene que ver con “la persona y la sociedad”, dónde se ve el carácter comunitario de la vocación humana: Dios- la conversión y la sociedad.
Podemos decir que con la participación de la vida social está compuesto por la autoridad, el bien común, y la responsabilidad, sin olvidar la participación. También hacemos hincapié en o con la justicia social, donde debemos tomar en cuenta el respeto de la persona humana, la igualdad y la diferencia entre los hombres, y la solidaridad humana. 
Si vamos a la palabra leemos en Juan 20,19-31
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: « ¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan» Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: « ¡Hemos visto al Señor!» El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré» Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté con ustedes!» Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe» Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!» Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
La Palabra nos dibuja de que Jesús eligió un día y un tiempo: al atardecer del primer día de la semana. El se aparece, entra con las puertas cerradas, sorprendiendo a sus discípulos, a sus apóstoles, quienes estaban temerosos, y EL se pone n medio de ellos y les regala su Paz, le muestra sus manos y su costado, esta situación los llena de alegría a los comensales y se ve que seguían temerosos porque por segunda ves les regala la Paz, pero esta vez será con un fin: enviarlos, como a El lo envió el Padre. Para que se pudiera cumplir con ese envió El sopla sobre ellos y en se soplo les regala el Espíritu Santo que le dará el poder de perdonar los pecados o de retenerlos, es decir, a mi pensar, que eso último va a significar que si nosotros perdonamos seremos perdonados.
Me detengo en la imagen de Tomás, un hombre que necesitaba ver para creer y no cree en las palabras de quienes vieron a Jesús resucitado. A veces somos y actuamos así. No obstante lo que está escrito, dice, es para que creamos y en ese creer tengamos vida en su nombre.
Recordemos que cuando Jesús fue arrestado, todos se dieron a la fuga, pero seguían juntos por los ritos judíos que debían cumplir al morir una persona. Siempre se encontraban con las puertas cerradas como signo de precaución. Esa paz que regala junto al Espíritu Santo será signos de vida, El nos d á la vida, y es una vida espiritual. Ese perdón del que hace alusión nos hace reflexionar de que Cristo murió para quitar los pecados y Resucitado deja el poder de perdonar: la prioridad es reconocer el perdón de los pecados.
Por otro lado, para que nazca el amor se debe experimentar la presencia del pecado y el perdón que hará florecer todo. Sin olvidar que con el Espíritu Santo conoceremos la perfecta reconciliación con Dios, con los hermanos, y con uno mismo.
Si hemos leído atentamente el Evangelio observaremos que la palabra SEÑOR está escrita siete veces, aquí los apóstoles aplicaron a Jesús el nombre divino de ¡EL SEÑOR! Si vamos al versículo 30 de éste capitulo diremos que tiene como propósito dar testimonio de la divinidad de Jesús.
 Jesús sopló y nos regalo el Espíritu Santo que nos dará paz, afianzará nuestra fe, nos enviará a proclamar el mensaje de vida, nos enseñará y nos ayudará a perdonar, y como es dador de vida nos dará vida, llegando a ser otros resucitados. También quitará nuestros miedos y nuestros temores y llegaremos a ser una comunidad…
 Cristo ha infundido un nuevo Espíritu y es el Espíritu de resucitado, de esperanza, de fe, de amor y solo de El brotará esa comunidad grande en fe, en esperanza, y en amor.
Cristo sopló, que ese soplo nos haga vivir la gracia del Espíritu Santo, la paz, la fe, el envío, el perdón, y nos haga sentir vivos y resucitados…

miércoles, 11 de abril de 2012

Benedicto XVI: Fe en Cristo Resucitado cambia la vida, libera del miedo y da esperanza


 El Papa Benedicto XVI dijo esta mañana que la fe en Cristo Resucitado transforma la vida, libera del miedo y da firme esperanza. Así lo indicó durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles.
Cuando la Iglesia aún celebra la Octava de Pascua luego del Domingo deResurrección, el Santo Padre explicó que "la experiencia de los discípulos nos invita a reflexionar sobre el sentido de la Pascua para nosotros. ¡Dejémonos encontrar por Jesús Resucitado!".
Cristo, dijo el Papa, "está vivo y es verdadero, está siempre presente en medio de nosotros, camina con nosotros para guiar nuestra vida, para abrir nuestros ojos. Tengamos confianza en el Resucitado que tiene el poder de dar la vida, de hacernos renacer como hijos de Dios, capaces de creer y amar".
El Papa Benedicto XVI dijo luego que la fe en el Señor Resucitado "transforma nuestra vida: la libera del miedo, la da firme esperanza, la anima por aquello que da pleno sentido a la existencia, el amor de Dios".
En castellano, el Pontífice recordó que con las celebraciones de Pascua, "nuestro encuentro está colmado de alegría espiritual, que brota de la certeza que Cristo, con su muerte y resurrección, ha triunfado definitivamente sobre el pecado y la muerte".
Benedicto XVI dijo luego, aún en español, que así como los 11 discípulos en el Cenáculo y los peregrinos de Emaús, "también el Resucitado entra en nuestra casa y en nuestro corazón, aunque en ocasiones las puertas estén cerradas. Entra ofreciendo alegría y paz, vida y esperanza, dones que necesitamos para nuestro renacer humano y espiritual".
"Dejemos que Jesús resucitado venga a nuestro encuentro. Él vive y está siempre presente, camina con nosotros para guiar nuestra vida. A Él lo encontramos en dos ‘lugares’ privilegiados, profundamente unidos entre sí: ‘la Palabra y la Eucaristía’", alentó.
"Esta novedad de vida que no muere, inaugurada por la Pascua, ha de ser anunciada para que la espina del pecado que hiere el corazón del hombre deje su lugar a la gracia que germina: El Maestro ha resucitado y con Él toda la vida resurge", dijo el Papa.
El Papa, todavía en español, hizo votos luego para que "resuene en vuestros corazones el anuncio glorioso de la victoria de Cristo sobre la muerte, para descubrir con alegría las fuentes de la fe y la esperanza".
En italiano, el Santo Padre recordó que cuando Jesús Resucitado se muestra a los discípulos, enseña sus heridas, "signo de lo que ha sucedido y que nunca más se borrará: su humanidad gloriosa permanecerá 'herida'. Este gesto tiene la finalidad de confirmar la nueva realidad de la Resurrección: el Cristo que está ahora ante los suyos es una persona real, el mismo Jesús que tres días antes fue clavado en la cruz".
"Y es así que, en la luz refulgente de la Pascua, en el encuentro con el Resucitado, los discípulos comprenden el sentido salvífico de su Pasión y muerte. Entonces, pasan de la tristeza y el miedo a la alegría plena".
Jesús saluda diciendo "La paz esté con vosotros". No se trata solamente de un saludo, explicó el Papa, sino "del don que el Resucitado hace a sus amigos; y es, al mismo tiempo, una misión: esta paz, comprada por Cristo con su sangre, es para ellos y para todos, y los discípulos deberán llevarla a todo el mundo. (…) Jesús ha completado su tarea en el mundo, ahora les toca a ellos sembrar la fe en los corazones".
Pero el Señor sabe que los suyos aún sienten temor, "por eso, sopla sobre ellos y los regenera en su Espíritu; este gesto es el signo de la nueva creación. Con el don del Espíritu Santo que proviene de Cristo resucitado, comienza de hecho un mundo nuevo".
Benedicto XVI recordó además el testimonio de los discípulos de Emaús, que tras encontrarse con el Señor Resucitado, ven que "renace en ellos el entusiasmo de la fe, el amor por la comunidad, la necesidad de comunicar la buena noticia. El Maestro ha resucitado y con Él toda la vida resucita; testimoniar este acontecimiento se convierte para ellos en una necesidad ineludible".

martes, 10 de abril de 2012

Todos estamos llamados al encuentro con el Señor, dice Benedicto XVI


 En este Lunes del Ángel, después del rezo del Regina Caeli, el Papa Benedicto XVI exhortó a recibir con los brazo abiertos la victoria de Dios sobre la muerte, ya que todos estamos llamados al encuentro con Cristo Resucitado.
Desde su residencia de verano de Castel Gandolfo a la que llegó el Domingo de Resurrección para pasar un breve periodo de reposo, el Papa Benedicto XVI explicó que así como las mujeres y los discípulos fueron al sepulcro, "todos estamos llamados a encontrarnos con el Señor Resucitado".
"Él se nos muestra en la Palabra, en la fracción del Pan o en medio de la asamblea reunida en su Nombre. Su presencia amorosa nos trae la paz, nos hace vencer el miedo y nos llena de su Espíritu, enviándonos a anunciar con valentía la alegría de su victoria sobre la muerte, el gozo de la salvación", y "de esto, hemos de ser testigos. ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!", agregó.
Antes del rezo mariano, el Santo Padre recordó que el lunes después de Pascua además de ser un día de descanso para visitar a los seres queridos y disfrutar del tiempo libre, es ante todo una jornada en la que los cristianos deben recordar que el motivo de esta vacación es la "Resurrección de Jesús, el misterio decisivo de nuestra fe".
Además, animó en este tiempo de Pascua a "leer con nuestro corazón" las narraciones de la resurrección de Cristo que aparecen en los cuatro Evangelios, "se trata de narraciones que de maneras distintas presentan los encuentros de los discípulos con Jesús resucitado, y permiten así meditar sobre este evento estupendo que ha transformado la historia y da sentido a la existencia de todos los hombres, de cada uno de nosotros".
"El suceso de la resurrección como tal no viene descrito por los Evangelistas: permanece misterioso, no en el sentido de menos real, sino oculto, más allá de la puerta de nuestro conocimiento: como una luz tan brillante que no se puede observar con los ojos, sino que los cegaría".
"Al recibir por parte del Ángel el anuncio de la resurrección –de Cristo-, las mujeres llenas de miedos y de alegría corrieron a dar la noticia a los discípulos, y justo en aquel momento encontraron a Jesús, se postraron a sus pies y lo adoraron; y Él les dijo: ‘No temáis, id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán’".
Dentro de este marco, el Papa resaltó que las mujeres tienen un gran espacio en la narración de Cristo Resucitado, así como en su Pasión, y recordó que en aquellos tiempos, "el testimonio de las mujeres no podía tener valor oficial, jurídico, pero las mujeres vivieron una experiencia de relación especial con el Señor, que es fundamental para la vida concreta de la comunidad cristiana", y "esto siempre es así, en todos los tiempos, y no solo al inicio del camino de laIglesia".
Finalmente, el Santo Padre animó a imitar el "modelo sublime y ejemplar" de María, la Madre del Señor, porque "precisamente, a través de transformante de la Pascua de su Hijo, la Virgen María se convirtió también en Madre de la Iglesia, es decir, de cada uno de los creyentes de la entera comunidad".
"Dirijámonos ahora a Ella invocándola cual Regina Caeli –Reina del Cielo-, con la oración que la tradición nos hace recitar en lugar del Ángelus durante todo el tiempo pascual".
Que María "os ayude a experimentar la presencia viva del Señor Resucitado, fuente de esperanza y de paz", concluyó.

domingo, 8 de abril de 2012

Domingo de Pascua Por Cristo la Iglesia está cerca a los que sufren, dice el Papa en mensaje de Pascua 2012


En el saludo de Pascua Urbi et orbi ("a la ciudad y al mundo") lanzado desde la Logia de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló el Señor victorioso y resucitado anima a los cristianos en medio de las dificultades y persecuciones; y además está presente como fuerza de esperanza a través de su Iglesia, cercano a cada situación humana de sufrimiento e injusticia.
A continuación el texto completo del mensaje Pascual del Papa Benedicto pronunciado este Domingo de Resurrección

Queridos hermanos y hermanas de Roma y del mundo entero
«Surrexit Christus, spes mea» – «Resucitó Cristo, mi esperanza» (Secuencia pascual).
Llegue a todos vosotros la voz exultante de la Iglesia, con las palabras que el antiguo himno pone en labios de María Magdalena, la primera en encontrar en la maña de Pascua a Jesús resucitado. Ella corrió hacia los otros discípulos y, con el corazón sobrecogido, les anunció: «He visto al Señor» (Jn 20,18). También nosotros, que hemos atravesado el desierto de la Cuaresma y los días dolorosos de la Pasión, hoy abrimos las puertas al grito de victoria: «¡Ha resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente!».
Todo cristiano revive la experiencia de María Magdalena. Es un encuentro que cambia la vida: el encuentro con un hombre único, que nos hace sentir toda la bondad y la verdad de Dios, que nos libra del mal, no de un modo superficial, momentáneo, sino que nos libra de él radicalmente, nos cura completamente y nos devuelve nuestra dignidad. He aquí porqué la Magdalena llama a Jesús «mi esperanza»: porque ha sido Él quien la ha hecho renacer, le ha dado un futuro nuevo, una existencia buena, libre del mal. «Cristo, mi esperanza», significa que cada deseo mío de bien encuentra en Él una posibilidad real: con Él puedo esperar que mi vida sea buena y sea plena, eterna, porque es Dios mismo que se ha hecho cercano hasta entrar en nuestra humanidad.
Pero María Magdalena, como los otros discípulos, han tenido que ver a Jesús rechazado por los jefes del pueblo, capturado, flagelado, condenado a muerte y crucificado. Debe haber sido insoportable ver la Bondad en persona sometida a la maldad humana, la Verdad escarnecida por la mentira, la Misericordia injuriada por la venganza. Con la muerte de Jesús, parecía fracasar la esperanza de cuantos confiaron en Él. Pero aquella fe nunca dejó de faltar completamente: sobre todo en el corazón de la Virgen María, la madre de Jesús, la llama quedó encendida con viveza también en la oscuridad de la noche. En este mundo, la esperanza no puede dejar de hacer cuentas con la dureza del mal. No es solamente el muro de la muerte lo que la obstaculiza, sino más aún las puntas aguzadas de la envidia y el orgullo, de la mentira y de la violencia. Jesús ha pasado por esta trama mortal, para abrirnos el paso hacia el reino de la vida. Hubo un momento en el que Jesús aparecía derrotado: las tinieblas habían invadido la tierra, el silencio de Dios era total, la esperanza una palabra que ya parecía vana.
Y he aquí que, al alba del día después del sábado, se encuentra el sepulcro vacío. Después, Jesús se manifiesta a la Magdalena, a las otras mujeres, a los discípulos. La fe renace más viva y más fuerte que nunca, ya invencible, porque fundada en una experiencia decisiva: «Lucharon vida y muerte / en singular batalla, / y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta». Las señales de la resurrección testimonian la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la misericordia sobre la venganza: «Mi Señor glorioso, / la tumba abandonada, / los ángeles testigos, / sudarios y mortaja».
Queridos hermanos y hermanas: si Jesús ha resucitado, entonces – y sólo entonces – ha ocurrido algo realmente nuevo, que cambia la condición del hombre y del mundo. Entonces Él, Jesús, es alguien del que podemos fiarnos de modo absoluto, y no solamente confiar en su mensaje, sino precisamente en Él, porque el resucitado no pertenece al pasado, sino que está presente hoy, vivo. Cristo es esperanza y consuelo de modo particular para las comunidades cristianas que más pruebas padecen a causa de la fe, por discriminaciones y persecuciones. Y está presente como fuerza de esperanza a través de su Iglesia, cercano a cada situación humana de sufrimiento e injusticia.
Que Cristo resucitado otorgue esperanza a Oriente Próximo, para que todos los componentes étnicos, culturales y religiosos de esa Región colaboren en favor del bien común y el respeto de los derechos humanos. En particular, que en Siria cese el derramamiento de sangre y se emprenda sin demora la vía del respeto, del diálogo y de la reconciliación, como auspicia también la comunidad internacional. Y que los numerosos prófugos provenientes de ese país y necesitados de asistencia humanitaria, encuentren la acogida y solidaridad que alivien sus penosos sufrimientos. Que la victoria pascual aliente al pueblo iraquí a no escatimar ningún esfuerzo para avanzar en el camino de la estabilidad y del desarrollo. Y, en Tierra Santa, que israelíes y palestinos reemprendan el proceso de paz.
Que el Señor, vencedor del mal y de la muerte, sustente a las comunidades cristianas del Continente africano, las dé esperanza para afrontar las dificultades y las haga agentes de paz y artífices del desarrollo de las sociedades a las que pertenecen.
Que Jesús resucitado reconforte a las poblaciones del Cuerno de África y favorezca su reconciliación; que ayude a la Región de los Grandes Lagos, a Sudán y Sudán del Sur, concediendo a sus respectivos habitantes la fuerza del perdón. Y que a Malí, que atraviesa un momento político delicado, Cristo glorioso le dé paz y estabilidad. Que a Nigeria, teatro en los últimos tiempos de sangrientos atentados terroristas, la alegría pascual le infunda las energías necesarias para recomenzar a construir una sociedad pacífica y respetuosa de la libertad religiosa de todos sus ciudadanos.
Feliz Pascua a todos.

Sábado Santo La Fe es el “verdadero iluminismo”, dice el Papa Benedicto durante la Vigilia Pascual


La fe es el verdadero iluminismo porque a diferencia del "iluminismo" de la Ilustración racionalista, ella es "una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz", dijo el Papa Benedicto XVI durante la solemne celebración de la Vigilia Pasucual en la Basílica de San Pedro este Sábado Santo por la noche.
A continuación, la versión íntegra de la homilía del Santo Padre durante laVigilia Pascual este Sábado Santo:
 
Queridos hermanos y hermanas
Pascua es la fiesta de la nueva creación. Jesús ha resucitado y no morirá de nuevo. Ha descerrajado la puerta hacia una nueva vida que ya no conoce ni la enfermedad ni la muerte. Ha asumido al hombre en Dios mismo. «Ni la carne ni la sangre pueden heredar el reino de Dios», dice Pablo en la Primera Carta a los Corintios (15,50). El escritor eclesiástico Tertuliano, en el siglo III, tuvo la audacia de escribir refriéndose a la resurrección de Cristo y a nuestra resurrección: «Carne y sangre, tened confianza, gracias a Cristo habéis adquirido un lugar en el cielo y en el reino de Dios» (CCL II, 994). Se ha abierto una nueva dimensión para el hombre. La creación se ha hecho más grande y más espaciosa. La Pascua es el día de una nueva creación, pero precisamente por ello la Iglesia comienza la liturgia con la antigua creación, para que aprendamos a comprender la nueva. Así, en la Vigilia de Pascua, al principio de la Liturgia de la Palabra, se lee el relato de la creación del mundo. En el contexto de la liturgia de este día, hay dos aspectos particularmente importantes. En primer lugar, que se presenta a la creación como una totalidad, de la cual forma parte la dimensión del tiempo. Los siete días son una imagen de un conjunto que se desarrolla en el tiempo. Están ordenados con vistas al séptimo día, el día de la libertad de todas las criaturas para con Dios y de las unas para con las otras. Por tanto, la creación está orientada a la comunión entre Dios y la criatura; existe para que haya un espacio de respuesta a la gran gloria de Dios, un encuentro de amor y libertad. En segundo lugar, que en la Vigilia Pascual, la Iglesia comienza escuchando ante todo la primera frase de la historia de la creación: «Dijo Dios: "Que exista la luz"» (Gn 1,3). Como una señal, el relato de la creación inicia con la creación de la luz. El sol y la luna son creados sólo en el cuarto día. La narración de la creación los llama fuentes de luz, que Dios ha puesto en el firmamento del cielo. Con ello, los priva premeditadamente del carácter divino, que las grandes religiones les habían atribuido. No, ellos no son dioses en modo alguno. Son cuerpos luminosos, creados por el Dios único. Pero están precedidos por la luz, por la cual la gloria de Dios se refleja en la naturaleza de las criaturas.
¿Qué quiere decir con esto el relato de la creación? La luz hace posible la vida. Hace posible el encuentro. Hace posible la comunicación. Hace posible el conocimiento, el acceso a la realidad, a la verdad. Y, haciendo posible el conocimiento, hace posible la libertad y el progreso. El mal se esconde. Por tanto, la luz es también una expresión del bien, que es luminosidad y crea luminosidad. Es el día en el que podemos actuar. El que Dios haya creado la luz significa: Dios creó el mundo como un espacio de conocimiento y de verdad, espacio para el encuentro y la libertad, espacio del bien y del amor. La materia prima del mundo es buena, el ser es bueno en sí mismo. Y el mal no proviene del ser, que es creado por Dios, sino que existe en virtud de la negación. Es el «no».
En Pascua, en la mañana del primer día de la semana, Dios vuelve a decir: «Que exista la luz». Antes había venido la noche del Monte de los Olivos, el eclipse solar de la pasión y muerte de Jesús, la noche del sepulcro. Pero ahora vuelve a ser el primer día, comienza la creación totalmente nueva. «Que exista la luz», dice Dios, «y existió la luz». Jesús resucita del sepulcro. La vida es más fuerte que la muerte. El bien es más fuerte que el mal. El amor es más fuerte que el odio. La verdad es más fuerte que la mentira. La oscuridad de los días pasados se disipa cuando Jesús resurge de la tumba y se hace él mismo luz pura de Dios. Pero esto no se refiere solamente a él, ni se refiere únicamente a la oscuridad de aquellos días. Con la resurrección de Jesús, la luz misma vuelve a ser creada. Él nos lleva a todos tras él a la vida nueva de la resurrección, y vence toda forma de oscuridad. Él es el nuevo día de Dios, que vale para todos nosotros.
Pero, ¿cómo puede suceder esto? ¿Cómo puede llegar todo esto a nosotros sin que se quede sólo en palabras sino que sea una realidad en la que estamos inmersos? Por el sacramento del bautismo y la profesión de la fe, el Señor ha construido un puente para nosotros, a través del cual el nuevo día viene a nosotros. En el bautismo, el Señor dice a aquel que lo recibe: Fiat lux, que exista la luz. El nuevo día, el día de la vida indestructible llega también para nosotros. Cristo nos toma de la mano. A partir de ahora él te apoyará y así entrarás en la luz, en la vida verdadera. Por eso, la Iglesia antigua ha llamado al bautismo photismos, iluminación.
¿Por qué? La oscuridad amenaza verdaderamente al hombre porque, sí, éste puede ver y examinar las cosas tangibles, materiales, pero no a dónde va el mundo y de dónde procede. A dónde va nuestra propia vida. Qué es el bien y qué es el mal. La oscuridad acerca de Dios y sus valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y para el mundo en general. Si Dios y los valores, la diferencia entre el bien y el mal, permanecen en la oscuridad, entonces todas las otras iluminaciones que nos dan un poder tan increíble, no son sólo progreso, sino que son al mismo tiempo también amenazas que nos ponen en peligro, a nosotros y al mundo. Hoy podemos iluminar nuestras ciudades de manera tan deslumbrante que ya no pueden verse las estrellas del cielo. ¿Acaso no es esta una imagen de la problemática de nuestro iluminismo? En las cosas materiales, sabemos y podemos tanto, pero lo que va más allá de esto, Dios y el bien, ya no lo conseguimos identificar. Por eso la fe, que nos muestra la luz de Dios, es el verdadero iluminismo, es una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz.
Queridos amigos, quisiera por último añadir todavía una anotación sobre la luz y la iluminación. En la Vigilia Pascual, la noche de la nueva creación, la Iglesia presenta el misterio de la luz con un símbolo del todo particular y muy humilde: el cirio pascual. Esta es una luz que vive en virtud del sacrificio. La luz de la vela ilumina consumiéndose a sí misma. Da luz dándose a sí misma. Así, representa de manera maravillosa el misterio pascual de Cristo que se entrega a sí mismo, y de este modo da mucha luz. Otro aspecto sobre el cual podemos reflexionar es que la luz de la vela es fuego. El fuego es una fuerza que forja el mundo, un poder que transforma. Y el fuego da calor. También en esto se hace nuevamente visible el misterio de Cristo. Cristo, la luz, es fuego, es llama que destruye el mal, transformando así al mundo y a nosotros mismos. Como reza una palabra de Jesús que nos ha llegado a través de Orígenes, «quien está cerca de mí, está cerca del fuego». Y este fuego es al mismo tiempo calor, no una luz fría, sino una luz en la que salen a nuestro encuentro el calor y la bondad de Dios.
El gran himno del Exsultet, que el diácono canta al comienzo de la liturgia de Pascua, nos hace notar, muy calladamente, otro detalle más. Nos recuerda que este objeto, el cirio, se debe principalmente a la labor de las abejas. Así, toda la creación entra en juego. En el cirio, la creación se convierte en portadora de luz. Pero, según los Padres, también hay una referencia implícita a la Iglesia. La cooperación de la comunidad viva de los fieles en la Iglesia es algo parecido al trabajo de las abejas. Construye la comunidad de la luz. Podemos ver así también en el cirio una referencia a nosotros y a nuestra comunión en la comunidad de la Iglesia, que existe para que la luz de Cristo pueda iluminar al mundo.
Roguemos al Señor en esta hora que nos haga experimentar la alegría de su luz, y pidámosle que nosotros mismos seamos portadores de su luz, con el fin de que, a través de la Iglesia, el esplendor del rostro de Cristo entre en el mundo (cf. Lumen gentium, 1). Amén.

VIERNES SANTO El Papa destaca el valor de la familia cristiana durante el Via Crucis en el Coliseo




 El Papa Benedicto XVI centró sus palabras conclusivas al final del Via Crucis celebrado esta noche en el Coliseo romano con ocasión del Viernes Santo, en la importancia de la familia y la esperanza que la pasión de Cristo trae para ellas.
Para esta Semana Santa 2012, el Santo Padre solicitó la elaboración de las meditaciones para las 14 estaciones del Via Crucis a una pareja de esposos, Danilo y Anna Maria Zanzucchi, miembros del Movimiento de los Focolares y fundadores del movimiento "Familias Nuevas".
"En la aflicción y la dificultad... la familia no está sola: Jesús está presente con su amor, la sostiene con su gracia y le da la fuerza para seguir adelante, para afrontar los sacrificios y superar todo obstáculo", dijo el Papa Benedicto.
A continuación el texto íntegro de la meditación pronunciada por el PapaBenedicto XVI al final del Via Crucis.

Queridos hermanos y hermanas
Hemos recordado en la meditación, la oración y el canto, el camino de Jesús en la vía de la cruz: una vía que parecía sin salida y que, sin embargo, ha cambiado la vida y la historia del hombre, ha abierto el paso hacia los «cielos nuevos y la tierra nueva» (cf. Ap 21,1). Especialmente en este día del Viernes Santo, la Iglesia celebra con íntima devoción espiritual la memoria de la muerte en cruz del Hijo de Dios y, en su cruz, ve el árbol de la vida, fecundo de una nueva esperanza.

La experiencia del sufrimiento y de la cruz marca la humanidad, marca incluso la familia; cuántas veces el camino se hace fatigoso y difícil. Incomprensiones, divisiones, preocupaciones por el futuro de los hijos, enfermedades, dificultades de diverso tipo. En nuestro tiempo, además, la situación de muchas familias se ve agravada por la precariedad del trabajo y por otros efectos negativos de la crisis económica. El camino del Via Crucis, que hemos recorrido esta noche espiritualmente, es una invitación para todos nosotros, y especialmente para las familias, a contemplar a Cristo crucificado para tener la fuerza de ir más allá de las dificultades.
La cruz de Jesús es el signo supremo del amor de Dios para cada hombre, la respuesta sobreabundante a la necesidad que tiene toda persona de ser amada. Cuando nos encontramos en la prueba, cuando nuestras familias deben afrontar el dolor, la tribulación, miremos a la cruz de Cristo: allí encontramos el valor y la fuerza para seguir caminando; allí podemos repetir con firme esperanza las palabras de san Pablo: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?... Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado» (Rm 8,35.37).
En la aflicción y la dificultad, no estamos solos; la familia no está sola: Jesús está presente con su amor, la sostiene con su gracia y le da la fuerza para seguir adelante, para afrontar los sacrificios y superar todo obstáculo. Y es a este amor de Cristo al que debemos acudir cuando las vicisitudes humanas y las dificultades amenazan con herir la unidad de nuestra vida y de la familia. El misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo alienta a seguir adelante con esperanza: la estación del dolor y de la prueba, si la vivimos con Cristo, con fe en él, encierra ya la luz de la resurrección, la vida nueva del mundo resucitado, la pascua de cada hombre que cree en su Palabra.
En aquel hombre crucificado, que es el Hijo de Dios, incluso la muerte misma adquiere un nuevo significado y orientación, es rescatada y vencida, es el paso hacia la nueva vida: «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24).
Encomendémonos a la Madre de Cristo. A ella, que ha acompañado a su Hijo por la vía dolorosa. Que ella, que estaba junto a la cruz en la hora de su muerte, que ha alentado a la Iglesia desde su nacimiento para que viva la presencia del Señor, dirija nuestros corazones, los corazones de todas las familias a través del inmenso mysterium passionis hacia el mysterium paschale, hacia aquella luz que prorrumpe de la Resurrección de Cristo y muestra el triunfo definitivo del amor, de la alegría, de la vida, sobre el mal, el sufrimiento, la muerte. Amén.

Jueves Santo La libertad se alcanza sirviendo a Dios, dice el Papa durante Misa de Jueves Santo


Durante la Misa de la Cena del Señor celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán, el Papa Benedicto XVI recordó que la verdadera libertad sólo se alcanza aceptando el plan de Dios para la humanidad.
“Pensamos ser libres y verdaderamente nosotros mismos sólo si seguimos exclusivamente nuestra voluntad. Dios aparece como el antagonista de nuestra libertad. Debemos liberarnos de él, pensamos nosotros; sólo así seremos libres. Esta es la rebelión fundamental que atraviesa la historia, y la mentira de fondo que desnaturaliza la vida. Cuando el hombre se pone contra Dios, se pone contra la propia verdad y, por tanto, no llega a ser libre, sino alienado de sí mismo. Únicamente somos libres si estamos en nuestra verdad, si estamos unidos a Dios”, señaló el Santo Padre.
A continuación, la versión completa de la homilía del Santo Padre durante la Misa de la Cena del Señor.
 
Queridos hermanos y hermanas:
El Jueves Santo no es sólo el día de la Institución de la Santa Eucaristía, cuyo esplendor ciertamente se irradia sobre todo lo demás y, por así decir, lo atrae dentro de sí.

También forma parte del Jueves Santo la noche oscura del Monte de los Olivos, hacia la cual Jesús se dirige con sus discípulos; forma parte también la soledad y el abandono de Jesús que, orando, va al encuentro de la oscuridad de la muerte; forma parte de este Jueves Santo la traición de Judas y el arresto de Jesús, así como también la negación de Pedro, la acusación ante el Sanedrín y la entrega a los paganos, a Pilato. En esta hora, tratemos de comprender con más profundidad estos eventos, porque en ellos se lleva a cabo el misterio de nuestra Redención.
Jesús sale en la noche. La noche significa falta de comunicación, una situación en la que uno no ve al otro. Es un símbolo de la incomprensión, del ofuscamiento de la verdad. Es el espacio en el que el mal, que debe esconderse ante la luz, puede prosperar. Jesús mismo es la luz y la verdad, la comunicación, la pureza y la bondad. Él entra en la noche. La noche, en definitiva, es símbolo de la muerte, de la pérdida definitiva de comunión y de vida. Jesús entra en la noche para superarla e inaugurar el nuevo día de Dios en la historia de la humanidad.
Durante este camino, él ha cantado con sus discípulos los Salmos de la liberación y de la redención de Israel, que recuerdan la primera Pascua en Egipto, la noche de la liberación. Como él hacía con frecuencia, ahora se va a orar solo y hablar como Hijo con el Padre. Pero, a diferencia de lo acostumbrado, quiere cerciorarse de que estén cerca tres discípulos: Pedro, Santiago y Juan. Son los tres que habían tenido la experiencia de su Transfiguración – la manifestación luminosa de la gloria de Dios a través de su figura humana – y que lo habían visto en el centro, entre la Ley y los Profetas, entre Moisés y Elías. Habían escuchado cómo hablaba con ellos de su «éxodo» en Jerusalén.
El éxodo de Jesús en Jerusalén, ¡qué palabra misteriosa!; el éxodo de Israel de Egipto había sido el episodio de la fuga y la liberación del pueblo de Dios. ¿Qué aspecto tendría el éxodo de Jesús, en el cual debía cumplirse definitivamente el sentido de aquel drama histórico?; ahora, los discípulos son testigos del primer tramo de este éxodo, de la extrema humillación que, sin embargo, era el paso esencial para salir hacia la libertad y la vida nueva, hacia la que tiende el éxodo. Los discípulos, cuya cercanía quiso Jesús en está hora de extrema tribulación, como elemento de apoyo humano, pronto se durmieron. No obstante, escucharon algunos fragmentos de las palabras de la oración de Jesús y observaron su actitud.
Ambas cosas se grabaron profundamente en sus almas, y ellos lo transmitieron a los cristianos para siempre. Jesús llama a Dios «Abbá».Y esto significa – como ellos añaden – «Padre». Pero no de la manera en que se usa habitualmente la palabra «padre», sino como expresión del lenguaje de losniños, una palabra afectuosa con la cual no se osaba dirigirse a Dios. Es el lenguaje de quien es verdaderamente «niño», Hijo del Padre, de aquel que se encuentra en comunión con Dios, en la más profunda unidad con él.
Si nos preguntamos cuál es el elemento más característico de la imagen de Jesús en los evangelios, debemos decir: su relación con Dios. Él está siempre en comunión con Dios. El ser con el Padre es el núcleo de su personalidad. A través de Cristo, conocemos verdaderamente a Dios. «A Dios nadie lo ha visto jamás», dice san Juan. Aquel «que está en el seno del Padre… lo ha dado a conocer» (1,18).
Ahora conocemos a Dios tal como es verdaderamente. Él es Padre, bondad absoluta a la que podemos encomendarnos. El evangelista Marcos, que ha conservado los recuerdos de Pedro, nos dice que Jesús, al apelativo «Abbá», añadió aún: Todo es posible para ti, tú lo puedes todo (cf. 14,36). Él, que es la bondad, es al mismo tiempo poder, es omnipotente. El poder es bondad y la bondad es poder. Esta confianza la podemos aprender de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos.
Antes de reflexionar sobre el contenido de la petición de Jesús, debemos prestar atención a lo que los evangelistas nos relatan sobre la actitud de Jesús durante su oración. Mateo y Marcos dicen que «cayó rostro en tierra» (Mt 26,39; cf. Mc 14,35); asume por consiguiente la actitud de total sumisión, que ha sido conservada en la liturgia romana del Viernes Santo. Lucas, en cambio, afirma que Jesús oraba arrodillado.
En los Hechos de los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente. Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el Monte de los Olivos.
En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe.
Jesús forcejea con el Padre. Combate consigo mismo. Y combate por nosotros. Experimenta la angustia ante el poder de la muerte. Esto es ante todo la turbación propia del hombre, más aún, de toda creatura viviente ante la presencia de la muerte.

En Jesús, sin embargo, se trata de algo más. En las noches del mal, él ensancha su mirada. Ve la marea sucia de toda la mentira y de toda la infamia que le sobreviene en aquel cáliz que debe beber. Es el estremecimiento del totalmente puro y santo frente a todo el caudal del mal de este mundo, que recae sobre él. Él también me ve, y ora también por mí. Así, este momento de angustia mortal de Jesús es un elemento esencial en el proceso de la Redención.
Por eso, la Carta a los Hebreos ha definido el combate de Jesús en el Monte de los Olivos como un acto sacerdotal. En esta oración de Jesús, impregnada de una angustia mortal, el Señor ejerce el oficio del sacerdote: toma sobre sí el pecado de la humanidad, a todos nosotros, y nos conduce al Padre.
Finalmente, debemos prestar atención aún al contenido de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos. Jesús dice: «Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres» (Mc 14,36). La voluntad natural del hombre Jesús retrocede asustada ante algo tan ingente. Pide que se le evite eso. Sin embargo, en cuanto Hijo, abandona esta voluntad humana en la voluntad del Padre: no yo, sino tú. Con esto ha transformado la actitud de Adán, el pecado primordial del hombre, salvando de este modo al hombre.
La actitud de Adán había sido: No lo que tú has querido, Dios; quiero ser dios yo mismo. Esta soberbia es la verdadera esencia del pecado. Pensamos ser libres y verdaderamente nosotros mismos sólo si seguimos exclusivamente nuestra voluntad. Dios aparece como el antagonista de nuestra libertad. Debemos liberarnos de él, pensamos nosotros; sólo así seremos libres. Esta es la rebelión fundamental que atraviesa la historia, y la mentira de fondo que desnaturaliza la vida.
Cuando el hombre se pone contra Dios, se pone contra la propia verdad y, por tanto, no llega a ser libre, sino alienado de sí mismo. Únicamente somos libres si estamos en nuestra verdad, si estamos unidos a Dios. Entonces nos hacemos verdaderamente «como Dios», no oponiéndonos a Dios, no desentendiéndonos de él o negándolo. En el forcejeo de la oración en el Monte de los Olivos, Jesús ha deshecho la falsa contradicción entre obediencia y libertad, y abierto el camino hacia la libertad. Oremos al Señor para que nos adentre en este «sí» a la voluntad de Dios, haciéndonos verdaderamente libres. Amén.