jueves, 28 de marzo de 2013

Misa Crismal Jueves Santo: El Papa pide a sacerdotes ser pastores “con olor a oveja” y pescadores de hombres


                                            
El Papa Francisco presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro su primera Misa Crismal de Jueves Santo. A los sacerdotes presentes, unos 1600, que en esta Eucaristía renuevan sus promesas sacerdotales, les pidió renovar el espíritu de santidad con el que fueron ungidos el día de su ordenación y compartir la “unción” que recibieron con todos los que están a su cargo, especialmente con los que “no tienen nada de nada”.
A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:

Queridos hermanos y hermanas

Celebro con alegría la primera Misa Crismal como Obispo de Roma. Os saludo a todos con afecto, especialmente a vosotros, queridos sacerdotes, que hoy recordáis, como yo, el día de la ordenación.

Las lecturas, también el Salmo, nos hablan de los «Ungidos»: el siervo de Yahvé de Isaías, David y Jesús, nuestro Señor. Los tres tienen en común que la unción que reciben es para ungir al pueblo fiel de Dios al que sirven; su unción es para los pobres, para los cautivos, para los oprimidos... 

Una imagen muy bella de este «ser para» del santo crisma es la del Salmo 133: «Es como óleo perfumado sobre la cabeza, que se derrama sobre la barba, la barba de Aarón, hasta la franja de su ornamento» (v. 2). La imagen del óleo que se derrama, que desciende por la barba de Aarón hasta la orla de sus vestidos sagrados, es imagen de la unción sacerdotal que, a través del ungido, llega hasta los confines del universo representado mediante las vestiduras.

La vestimenta sagrada del sumo sacerdote es rica en simbolismos; uno de ellos, es el de los nombres de los hijos de Israel grabados sobre las piedras de ónix que adornaban las hombreras del efod, del que proviene nuestra casulla actual, seis sobre la piedra del hombro derecho y seis sobre la del hombro izquierdo (cf. Ex 28,6-14). También en el pectoral estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel (cf. Ex 28,21). 

Esto significa que el sacerdote celebra cargando sobre sus hombros al pueblo que se le ha confiado y llevando sus nombres grabados en el corazón. Al revestirnos con nuestra humilde casulla, puede hacernos bien sentir sobre los hombros y en el corazón el peso y el rostro de nuestro pueblo fiel, de nuestros santos y de nuestros mártires, que en este tiempo son tantos.

De la belleza de lo litúrgico, que no es puro adorno y gusto por los trapos, sino presencia de la gloria de nuestro Dios resplandeciente en su pueblo vivo y consolado, pasamos ahora a fijarnos en la acción. El óleo precioso que unge la cabeza de Aarón no se queda perfumando su persona sino que se derrama y alcanza «las periferias». 

El Señor lo dirá claramente: su unción es para los pobres, para los cautivos, para los enfermos, para los que están tristes y solos. La unción, queridos hermanos, no es para perfumarnos a nosotros mismos, ni mucho menos para que la guardemos en un frasco, ya que se pondría rancio el aceite... y amargo el corazón.

Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo; esta es una prueba clara. Cuando la gente nuestra anda ungida con óleo de alegría se le nota: por ejemplo, cuando sale de la Misa con cara de haber recibido una buena noticia. 

Nuestra gente agradece el evangelio predicado con unción, agradece cuando el evangelio que predicamos llega a su vida cotidiana, cuando baja como el óleo de Aarón hasta los bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límites, «las periferias» donde el pueblo fiel está más expuesto a la invasión de los que quieren saquear su fe. 

Nos lo agradece porque siente que hemos rezado con las cosas de su vida cotidiana, con sus penas y alegrías, con sus angustias y sus esperanzas. Y cuando siente que el perfume del Ungido, de Cristo, llega a través nuestro, se anima a confiarnos todo lo que quieren que le llegue al Señor: «Rece por mí, padre, que tengo este problema...». «Bendígame, padre», y «rece por mí» son la señal de que la unción llegó a la orla del manto, porque vuelve convertida en súplica, súplica del Pueblo de Dios. 

Cuando estamos en esta relación con Dios y con su Pueblo, y la gracia pasa a través de nosotros, somos sacerdotes, mediadores entre Dios y los hombres. Lo que quiero señalar es que siempre tenemos que reavivar la gracia e intuir en toda petición, a veces inoportunas, a veces puramente materiales, incluso banales –pero lo son sólo en apariencia– el deseo de nuestra gente de ser ungidos con el óleo perfumado, porque sabe que lo tenemos. 

Intuir y sentir como sintió el Señor la angustia esperanzada de la hemorroisa cuando tocó el borde de su manto. Ese momento de Jesús, metido en medio de la gente que lo rodeaba por todos lados, encarna toda la belleza de Aarón revestido sacerdotalmente y con el óleo que desciende sobre sus vestidos. Es una belleza oculta que resplandece sólo para los ojos llenos de fe de la mujer que padecía derrames de sangre. 
Los mismos discípulos –futuros sacerdotes– todavía no son capaces de ver, no comprenden: en la «periferia existencial» sólo ven la superficialidad de la multitud que aprieta por todos lados hasta sofocarlo (cf. Lc 8,42). El Señor en cambio siente la fuerza de la unción divina en los bordes de su manto.

Así hay que salir a experimentar nuestra unción, su poder y su eficacia redentora: en las «periferias» donde hay sufrimiento, hay sangre derramada, ceguera que desea ver, donde hay cautivos de tantos malos patrones. No es precisamente en autoexperiencias ni en introspecciones reiteradas que vamos a encontrar al Señor: los cursos de autoayuda en la vida pueden ser útiles, pero vivir nuestra vida sacerdotal pasando de un curso a otro, de método en método, lleva a hacernos pelagianos, a minimizar el poder de la gracia que se activa y crece en la medida en que salimos con fe a darnos y a dar el Evangelio a los demás; a dar la poca unción que tengamos a los que no tienen nada de nada.

El sacerdote que sale poco de sí, que unge poco –no digo «nada» porque, gracias a Dios, la gente nos roba la unción– se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral. El que no sale de sí, en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor. 

Todos conocemos la diferencia: el intermediario y el gestor «ya tienen su paga», y puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón. De aquí proviene precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes, sacerdotes tristes, y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con «olor a oveja» –esto os pido: sed pastores con «olor a oveja», que eso se note–; en vez de ser pastores en medio al propio rebaño, y pescadores de hombres. 

Es verdad que la así llamada crisis de identidad sacerdotal nos amenaza a todos y se suma a una crisis de civilización; pero si sabemos barrenar su ola, podremos meternos mar adentro en nombre del Señor y echar las redes. Es bueno que la realidad misma nos lleve a ir allí donde lo que somos por gracia se muestra claramente como pura gracia, en ese mar del mundo actual donde sólo vale la unción –y no la función– y resultan fecundas las redes echadas únicamente en el nombre de Aquél de quien nos hemos fiado: Jesús.

Queridos fieles, acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios.

Queridos sacerdotes, que Dios Padre renueve en nosotros el Espíritu de Santidad con que hemos sido ungidos, que lo renueve en nuestro corazón de tal manera que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora. 

Que nuestra gente nos sienta discípulos del Señor, sienta que estamos revestidos con sus nombres, que no buscamos otra identidad; y pueda recibir a través de nuestras palabras y obras ese óleo de alegría que les vino a traer Jesús, el Ungido.

Amén.

Francisco al aceptar su elección: "Soy un gran pecador" y "en el sufrimiento, acepto"


                                        


- El Cardenal Angelo Comastri, arcipestre de la Basílica de San Pedro, reveló que tras ser elegido como Obispo de Roma, el hasta entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglioaceptó la decisión de los cardenales en el Cónclave con estas palabras: "soy un gran pecador, confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios. En el sufrimiento, acepto".

Estas fueron las palabras que pronunció el hoy Papa Francisco ante elCardenal Giovanni Battista Re, el 13 de marzo, tras culminar la votación delColegio Cardenalicio, según reveló el diario español ABC.

El Cardenal Comastri aseguró que, para revelar las palabras pronunciadas por el Santo Padre contó con su autorización, pues el Colegio Cardenalicio hizo un juramento de absoluto secreto sobre todo lo ocurrido durante el Cónclave.

Las declaraciones del Purpurado se encuentran dentro del video "Francisco", producido por el Centro Televisivo Vaticano (CTV) y presentado hoy. Durante 50 minutos, el documental recorren los días desde la renuncia de Benedicto XVI hasta la elección del Papa Francisco.

Además del Cardenal Comastri, para el video fueron entrevistados losCardenales Oscar Rodríguez Maradiaga, el decano del Colegio Cardenalicio Angelo Sodano y el Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi.

Inesperado saludo del Papa a trabajadores del Vaticano: Necesito que recen por mí


                                            
- Esta mañana, a las 7.30 a.m. (hora de Roma) en la Basílica de San Pedro, el Arcipreste de la Basílica Vaticana, Cardenal Angelo Comastri, presidió una Misa para los empleados de la Santa Sede. Al final de la celebración e inesperadamente, el Papa Francisco se hizo presente y pidió a todos que recen por él porque lo necesita ya que "soy pecador como todos y quiero ser fiel al Señor".

Según informa Radio Vaticano, el Santo Padre llegó a la Basílica y, ante la sorpresa de los presentes, saludó a todos y contó una anécdota del Beato Papa Juan XIII, el Pontífice que convocó al Concilio Vaticano II.

"Una vez, un embajador le preguntó: ‘Santidad me dice: ¿cuántos trabajan en el Vaticano?’. ‘La mitad’, respondió el Papa. Estoy seguro que ustedes son de aquella mitad que trabaja. ¡Muchas gracias!".

El Papa Francisco agradeció luego por "esta Misa de oración: orar el uno por el otro, como hermanos. Quiero agradecerles por su trabajo en el Vaticano, a veces desapercibido, no se ve, pero camina. Muchas gracias. Y también quiero agradecer a sus colegas que no han podido venir por estar trabajando, están trabajando en este momento. Muchas gracias".

El Santo Padre dijo además que "quiero agradecerles por esto y pedirles que recen por mí: tengo necesidad porque yo también soy pecador, como todos. Y quiero ser fiel al Señor. Recen por mí. Les deseo Buena Pascua. Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja, como buena Mamá. Muchas gracias".

"Les daré la Bendición: a ustedes, a sus familias, a todos, a todos aquellos que están en sus corazones", concluyó.

Papa Francisco reconoce a mártires de Guerra Civil española y régimen Nazi

                                         
El Papa Francisco recibió en audiencia hoy al Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Angelo Amato, y aprobó los decretos que reconocen como mártires de la Iglesia a sacerdotes asesinados durante la Guerra Civil española y el régimen Nazi en Alemania.

En un comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede se informó de la aprobación de los decretos de martirio de los Siervos de Dios Manuel Basulto Jiménez, Obispo de Jaén (España), y cinco compañeros, asesinados por odio a la fe en España entre 1936 y 1937, así como el de los Siervos de Dios José Máximo Moro Briz y cuatro compañeros, sacerdotes de la diócesis de Ávila (España), asesinados en 1936.

El Papa también aprobó los decretos de martirio de los Siervos de Dios Joaquín Jovaní Marín y 14 miembro de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús, asesinados por odio a la fe en España entre 1936 y 1938; y de los Siervos de Dios por Andrea da Palazuelo (nacido Michele Francesco González Ganzález), sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, y 31 compañeros, asesinados entre 1936 y 1937.

El Papa también reconoció el martirio del Siervo de Dios Giuseppe Girotti, sacerdote de la Orden de los Frailes Predicadores (dominicos), nacido en Alba (Italia) y asesinado por odio a la fe en el campo de concentración de Dachau (Alemania), en 1945.

Francisco aprobó además el decreto de aprobación del milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Teresa Bonzel, fundadora de las Hermanas Pobres Franciscanas de la Adoración Perpetua, quien falleció el 6 de febrero de 1905.

Entre los decretos aprobados se encuentra el del martirio del Siervo de Dios Vladimir Ghika, asesinado por odio a la fe en Bucarest (Rumania), en 1954, el del Siervo de Dios Stefano Sándor, docente laico de la Sociedad de San Francisco de Sales, asesinado en Budapest (Hungría), en 1953.

También fue reconocido el martirio del Siervo de Dios Rolando Rivi, seminarista de 14 años, asesinado por odio a la fe, en 1945, en Piane di Monchio (Italia).

El Papa Francisco también aprobó las virtudes heróicas de los sacerdotes Eladio Mozas Santamera, Manuel Aparicio Navarro, Mosè Lira Serafín, Generoso del Santísimo Crucifijo (Angelo Fontanarosa) y Olinto Marella.

El decreto de las virtudes heróicas de Antonio Kowalczyk, laico de la Congregación de los Misioneros Oblatos de la Virgen María Inmaculada, también fue aprobado hoy.

El Santo Padre también aprobó el decreto de virtudes heroicas de la Sierva de Dios Silvia Cardoso Ferreira da Silva.

Papa a menores encarcelados: Ayudémonos unos a otros a ejemplo de Jesús


Al celebrar hoy la Misa de Jueves Santo en el Instituto de Casal del Marmo, un centro penitenciario para menores, en una ceremonia íntima, el Papa Francisco señaló que, a ejemplo de Jesús debemos “ayudarnos los unos a los otros… a veces me enojaré con alguien, pero debemos superarlo y si ellos piden un favor debemos hacerlo”.

A continuación el texto completo de la Homilía que pronunció hoy el Santo Padre:

Esto es conmovedor, Jesús lava los pies de sus discípulos. Pedro no entiende nada. Él se rehúsa, pero Jesús le explica. Jesús, Dios hizo esto, y Él mismo le explica a los discípulos: ‘¿Se dan cuenta de lo que he hecho por ustedes?’ Ustedes me llaman Maestro y Señor, y hacen bien, porque lo soy. Si yo, entonces, el Maestro y Señor, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado un modelo a seguir, así que lo que yo he hecho por ustedes, ustedes también deben hacer.

Es el ejemplo puesto por Nuestro Señor, es importante para Él lavar sus pies, porque entre nosotros el que es el más alto debe estar al servicio de los otros. esto es un símbolo, es una señal –lavar sus pies significa que estoy a su servicio-.

Y nosotros también, uno al otro, pero no tenemos que lavarnos los pies los unos a los otros todos los días. Así que, ¿qué significa esto? Que tenemos que ayudarnos los unos a los otros… a veces me enojaré con alguien, pero debemos superarlo y si ellos piden un favor debemos hacerlo.

Ayudémonos los unos a los otros. esto es lo que Jesús nos enseña. Esto es lo que hago. Y lo hago de corazón. Hago esto de corazón, porque es mi deber, como sacerdote y como Obispo debo estar a su servicio.

Pero es un deber que viene desde mi corazón, y es un deber que amo. Amo hacerlo porque es lo que el Señor me ha enseñado. Pero ustedes deben ayudarnos y ayudarse los unos a los otros, siempre. Y al ayudarnos los unos a los otros, nos haremos bien entre nosotros.

Ahora realizaremos la ceremonia del Lavatorio de los Pies y debemos cada uno de nosotros pensar: ¿Estoy realmente dispuesto a ayudar a los otros? Solamente piénsenlo. Piensen que esta señal es la caricia de Cristo, porque Jesús vino a hacer esto, para servirnos, para ayudarnos.

martes, 26 de marzo de 2013

El Papa Francisco visita a Benedicto XVI: "Usted nos ha dado ejemplo de ...


Siempre quiso confesar a los jóvenes dice Decano y amigo del Papa


Celebran Domingo de Ramos en el barrio del Papa

                                           
Numerosos fieles se congregaron el sábado en las calles del barrio de Flores, donde el ahora Papa Francisco abrazó la vocación sacerdotal, para participar de la Misapor el Domingo de Ramos presidida por el Administrador Arquidiocesano, Mons. Joaquín Sucunza.

La celebración con que los argentinos anticiparon la Semana Santa fue celebrada frente a la basílica de San José de Flores, donde Mons. Sucunza llamó a “reencontrarse con Jesús” y a vivir “hondamente” la Semana Santa que, subrayó, es “fundante” y una invitación para un “más profundo encuentro con Dios”.

Asimismo, instó a “poner, como nos decía nuestro ahora Papa, toda la carne al asador, ponernos en serio en un camino nuevo”.

El Prelado también reconoció que el tiempo de Cuaresma fue especial por la renuncia de Benedicto XVI al pontificado, “que nos dio una sorpresa” aquel 11 de febrero, y por lo que “nos produjo la elección del Papa”.

“Estas ramas de olivo son para el altarcito de cada casa, para que nos recuerde todo el año la entrada de Jesús en nuestro corazón, en nuestras casas, en nuestras familias”, indicó a los fieles.

Asimismo, exhortó a los argentinos a reflexionar sobre si llevaron adelante la conversión a la que invita la Cuaresma, porque “nadie mejora si no se revisa, porque lo que no se revisa se repite y lo que se repite se degrada”.

Al final de la Misa, el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Mons. Eduardo García, afirmó que la Iglesia local seguirá siendo misionera y “profundamente enamorada de Jesús”.

El Papa no ocupará apartamento pontificio y vivirá en austera Casa Santa Marta


                                          
El Director de la Sala Stampa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, explicó a ACI Prensa que el Papa Francisco anunció hoy que permanecerá en la residencia Santa Marta en el Vaticano –donde estuvieron los cardenales que participaron del Cónclave– aunque no ha especificado cuánto tiempo estará allí.

"Al finalizar la Misa de esta mañana, el Papa ha dicho a los presentes que piensa seguir en la Casa Santa Marta y seguir con ellos", dijo el Padre Lombardi, en referencia a los empleados que sirven en la residencia.

En declaraciones a la prensa, el vocero del Vaticano dijo que el Santo Padre estará en la Casa Santa Marta, por lo menos durante esta "fase de experimentación". Indicó además que el Papa se ha trasladado a la habitación 201, preparada para el Pontífice y que cuenta con un salón para recibir a invitados.

El sacerdote jesuita explicó que el Papa pronunciará el Ángelus desde la ventana del departamento del segundo piso del Palacio Apostólico Vaticano, que se está usando para las audiencias.

Los sellos del apartamento papal en el Palacio Apostólico ya han sido retirados, pero por el momento y con este anuncio Francisco seguirá alojado en la residencia Santa Marta.

El Padre Lombardi no ha especificado si en el futuro el Papa se trasladará al apartamento pontificio, ni tampoco si se han terminado los trabajos de acondicionamiento de este lugar que suele modificarse con cada nuevo Pontífice.

En estos últimos días y como parece será su costumbre, Francisco celebra la Misa de las siete de la mañana con personal del Vaticano, tal y como acostumbraba hacer el Beato Juan Pablo II.

Martes Santo: El Papa pide abrir el corazón y gustar la dulzura del perdón de Jesús


                                           
El Papa Francisco exhortó esta mañana en la homilía de la Misa de Martes Santo a abrir el corazón y gustar la dulzura del perdón de Jesús, cuyo amor disipa la "noche" del pecado del ser humano.

Meditando en el pasaje evangélico sobre la traición de Judas, el Santo Padre exhortó a los presentes en la Capilla de la Casa Santa Marta a "abrir el corazón y gustar la dulzura del perdón". "Pensemos qué bello es ser santos, pero también es bello ser perdonados (…) Confiemos en este encuentro con Jesús y en la dulzura de su perdón".

El Papa Francisco recordó que cuando Judas traicionó al Señor, cuando salió del Cenáculo, "era de noche". Esa noche en la que se mueve el discípulo que entrega a Cristo, es la noche en la que está su corazón. Esa es peor, es la "noche del corrupto, una noche definitiva, cuando corazón se cierra de un modo que no sabe, no quiere salir de sí".

En cambio, prosiguió el Papa, la "noche del pecador" es diferente, es una noche "provisional" que todos "conocemos": son "tiempos cuando la noche llega y todo es oscuro en el corazón".

Tras señalar que de esta noche se puede salir con la confesión, el Santo Padre dijo que así se puede vivir la experiencia de San Pablo que decía que "su gloria era Cristo crucificado por sus pecados. ¿Por qué? Porque él, con sus pecados, ha encontrado a Cristo crucificado que los perdonaba".

La realidad del perdón, "el gustar la dulzura del perdón", indicó luego el Papa, es un llamado a todos "en medio de la ‘noche’, de las tantas noches y de los tantos pecados que cometemos, porque somos pecadores, y siempre está esa caricia del Señor que nos hace decir "esta es mi gloria: ¡soy un pobre pecador, pero Tú Señor eres mi Salvador!"

Prensa argentina afirma que el Papa Francisco visitaría su país en diciembre


                                          
Dos de los periódicos más importantes de Argentina informaron hoy que el Papa Francisco visitaría Argentina durante la primera quincena de diciembre de 2013. Sin embargo el vocero del Vaticano, Padre Federico Lombardi, precisó que el único viaje confirmado del Santo Padre es el que realizará en julio próximo a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.

Según informa el diario Clarín, la decisión de viajar al país en diciembre contaría con el beneplácito del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

El diario La Nación agrega que el Papa aprovechó la audiencia con la presidenta argentina en el Vaticano para comunicarle su decisión de postergar su viaje a Argentina para no verse inmiscuido en el proceso electoral de octubre.

Sin embargo, en declaraciones hoy a ACI Prensa, el vocero del Vaticano explicó que "es normal que el Papa vaya antes o después a Argentina, como ya hicieron Benedicto XVI a Alemania, o Juan Pablo II a Polonia. Pero no tengo ninguna confirmación oficial".

"Lo único que puedo confirmar es su viaje a Río de Janeiro, Brasil, para la Jornada Mundial de la Juventud" que se realizará del 23 al 28 de julio en esa ciudad.

Valentina Carusi, de la embajada de Argentina ante la Santa Sede, indicó a ACI Prensa que "efectivamente, la prensa dio algunas fechas, pero desde aquí no vamos a confirmar nada porque no hubo una confirmación oficial por parte del Vaticano de la agenda del Papa".

El Papa quiere Misa de Jueves Santo sencilla e íntima: No será transmitida en directo por tv





El Padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, informó hoy que "la Misa que el papa Francisco celebrará el Jueves Santo en la capilla del Instituto Penitenciario para menores (IPM) de Casal del Marmo será por expresa voluntad suya muy sencilla".

Dado el carácter íntimo de la visita pastoral, la presencia de los periodistas estará limitada al exterior del edificio y no habrá transmisión televisiva en directo.

En la Misa tomarán parte unos 50 jóvenes, entre los cuales 11 chicas; todos huéspedes del IPM. El Papa lavará los pies a doce de ellos, elegidos de nacionalidad y confesión religiosa diversa. Las lecturas y la oración de los fieles correrán también a cargo de los chicos y chicas del IPM.

Después de la Misa el Papa encontrará a los jóvenes y al personal del IPM, alrededor de unas 150 personas, en el gimnasio de esa institución. Está prevista la presencia de la Ministra de Justicia, Paola Severino, acompañada por la Jefa del Departamento de Justicia de Menores, Caterina Chinnici, del comandante de la Policía Penitenciaria del Instituto, Saulo Patrizi y de la directora del IPM, Liana Giambartolomei.

Los jóvenes regalarán a Francisco un crucifijo y un reclinatorio de madera, fabricados por ellos en el taller de artesanía de Casal del Marmo, mientras el Santo Padre les llevará huevos de Pascua y "colomba", (el dulce tradicional de Pascua italiano).

Junto al Pontífice concelebrarán el cardenal Agostino Vallini, su vicario para la diócesis de Roma, y el padre Gaetano Greco, capellán de ese instituto. También estarán presentes dos diáconos: un terciario capuchino de la Dolorosa, Fra Roi Jenkins y el padre colombiano Pedro Acosta.

domingo, 24 de marzo de 2013

TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en Misa por Domingo de Ramos 2013


                                       
1. Jesús entra en Jerusalén. La muchedumbre de los discípulos lo acompañan festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en elcielo y gloria en lo alto» (Lc 19,38).

Gentío, fiesta, alabanza, bendición, paz. Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo.

Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma.

Este es Jesús. Este es su corazón atento a todos nosotros, que ve nuestras debilidades, nuestros pecados. El amor de Jesús es grande. Y, así, entra en Jerusalén con este amor, y nos mira a todos nosotros.

Es una bella escena, llena de luz – la luz del amor de Jesús, de su corazón –, de alegría, de fiesta.

Al comienzo de la Misa, también nosotros la hemos repetido. Hemos agitado nuestras palmas.

También nosotros hemos acogido al Señor; también nosotros hemos expresado la alegría de acompañarlo, de saber que nos es cercano, presente en nosotros y en medio de nosotros como un amigo, como un hermano, también como rey, es decir, como faro luminoso de nuestra vida.

Jesús es Dios, pero se ha abajado a caminar con nosotros. Es nuestro amigo, nuestro hermano. El que nos ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Y esta es la primera palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo.

Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros; nace del saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡hay tantos!

Y en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis. Sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro.

Y, por favor, no os dejéis robar la esperanza, no dejéis robar la esperanza. Esa que nos da Jesús.

2. Segunda palabra: ¿Por qué Jesús entra en Jerusalén? O, tal vez mejor, ¿cómo entra Jesús en Jerusalén? La multitud lo aclama como rey. Y él no se opone, no la hace callar (cf. Lc 19,39-40). Pero, ¿qué tipo de rey es Jesús?

Mirémoslo: montado en un pollino, no tiene una corte que lo sigue, no está rodeado por un ejército, símbolo de fuerza. Quien lo acoge es gente humilde, sencilla, que tiene el sentido de ver en Jesús algo más; tiene ese sentido de la fe, que dice: Éste es el Salvador.

Jesús no entra en la Ciudad Santa para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra, a quien tiene poder, a quien domina; entra para ser azotado, insultado y ultrajado, como anuncia Isaías en la Primera Lectura (cf. Is 50,6); entra para recibir una corona de espinas, una caña, un manto de púrpura: su realeza será objeto de burla; entra para subir al Calvario cargando un madero.

Y, entonces, he aquí la segunda palabra: cruz. Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el madero de la cruz. Pienso en lo que decía Benedicto XVI a los Cardenales: Vosotros sois príncipes, pero de un rey crucificado.

Ese es trono de Jesús. Jesús toma sobre sí... ¿Por qué la cruz? Porque Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios.

Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar.

Mi abuela nos decía a los niños: El sudario no tiene bolsillos. Amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación.

Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Este es el bien que Jesús nos hace a todos en el trono de la cruz. La cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito eso que ha hecho él aquel día de su muerte.

3. Hoy están en esta plaza tantos jóvenes: desde hace 28 años, el Domingo de Ramos es la Jornada de la Juventud. Y esta es la tercera palabra: jóvenes.

Queridos jóvenes, os he visto en la procesión cuando entrabais; os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con él.

Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta, ochenta años. Corazón joven. Con Cristo el corazón nunca envejece. Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar.

Y vosotros no os avergonzáis de su cruz. Más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo, en el don de sí, en salir de uno mismo, y en que él ha triunfado sobre el mal con el amor de Dios.

Lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la invitación de Jesús: «Id y haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19), que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año. La lleváis para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz.

Queridos amigos, también yo me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora estamos ya cerca de la próxima etapa de esta gran peregrinación de la cruz de Cristo. Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro.

Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. Preparaos bien, sobre todo espiritualmente en vuestras comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero.

Los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes.

Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en esta Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea.

Papa Francisco: ¡En julio, a Río! Por Jornada Mundial de la Juventud

Al culminar la Misa por Domingo de Ramos y tras el rezo del Ángelus desde el atrio de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco aseguró su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013, exclamando “¡En julio, a Río!”.

El Santo Padre también pidió a los jóvenes que preparen “espiritualmente el corazón”.

“Os encomiendo a María, ante todo a vosotros, queridos jóvenes, y vuestro itinerario hacia Río de Janeiro”.

Francisco pidió invocar “la intercesión de la Virgen María para que nos acompañe durante la Semana Santa. Que ella, que siguió con fe a su Hijo hasta el Calvario, nos ayude a caminar tras él, llevando con serenidad y amor su cruz, para llegar a la alegría de la Pascua”.

El Papa también encomendó a “que la Virgen Dolorosa ampare especialmente a quien está viviendo situaciones particularmente difíciles, recordando en especial a los afectados por la tuberculosis, pues hoy se celebra el Día mundial contra esta enfermedad”.

“¡Buen camino para todos!”, concluyó.

Papa Francisco en Domingo de Ramos: No os dejéis robar la esperanza de Jesús

                                            
En su homilía al celebrar su primera Misa de Domingo de Ramos como Obispo de Roma, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió a los fieles a mantener siempre la alegría, y los exhortó a no dejarse robar la esperanza “que nos da Jesús”.

El Santo Padre recordó que al ingresar a Jerusalén, Jesús fue recibido por la muchedumbre de discípulos que “lo acompañan festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: ‘¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en elcielo y gloria en lo alto’”.

“Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo”.

Jesús, indicó el Santo Padre, “ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma”.

La escena del ingreso a Jerusalén, dijo el Papa, es una bella escena, llena de luz –la luz del amor de Jesús, de su corazón–, de alegría, de fiesta”.

Señalando la participación con alegría de los fieles esta mañana, en la que acogieron al Señor como “faro luminoso de nuestra vida”, así como “nuestro amigo, nuestro hermano”, el Papa exhortó a que no seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo”.

“Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros”.

El Papa señaló que “en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis”. “Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro”.

“Y, por favor, ¡no os dejéis robar la esperanza!, ¡no dejéis robar la esperanza! Esa que nos da Jesús”, pidió el Santo Padre.

El Santo Padre recordó que “Jesús no entra en la Ciudad Santa para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra, a quien tiene poder, a quien domina; entra para ser azotado, insultado y ultrajado, como anuncia Isaías”.

“Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el madero de la cruz”.

El Papa recordó que Benedicto XVI dijo a los Cardenales que “sois príncipes, pero de un rey crucificado. Ese es trono de Jesús”.

“Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios”.

“Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar”.

Estos pecados incluyen, señaló el Papa, el “amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación”.

“Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección”.

Por ello la cruz de Cristo, señaló el Papa, “nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito eso que ha hecho Él, aquel día de su muerte”.

El Papa también se dirigió a la multitud de jóvenes que asistieron a la Misa en la Plaza de San Pedro, a quienes dijo que “os he visto en la procesión cuando entraba; os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con Él”.

“Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta, ochenta años”.

Este corazón, aseguró Francisco, con Cristo “nunca envejece”.

“Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis de su cruz”.

Los jóvenes, dijo, “lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la invitación de Jesús: ‘Id y haced discípulos de todos los pueblos’, que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año”.

El Papa Francisco aseguró a los jóvenes que “también yo me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato Juan Pablo II y Benedicto XVI”.

“Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil”.

Francisco aseguró que “los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús”.

“Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en esta Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea”, concluyó.

sábado, 23 de marzo de 2013

El Papa pide a jesuitas dar testimonio de vida al servicio de la Iglesia

En una carta dirigida al P. Adolfo Nicolás, Superior General de la Compañía de Jesús (jesuitas), el Papa Francisco le agradeció el saludo que este le dirigió por su elección a la Sede de San Pedro y pidió que esta orden de testimonio de una vida entregada al servicio de la Iglesia.

El Santo Padre agradeció al P. Nicolás, el ofrecimiento de la Compañía de Jesús de “su oración por mi Persona y ministerio apostólico, así como su plena disposición para seguir sirviendo incondicionalmente a la Iglesia y al Vicario de Cristo, según el precepto de San Ignacio de Loyola”.

El Papa expresó su pedido a Dios de que “ilumine y acompañe a todos los Jesuitas”, para que “fieles al carisma recibido y tras las huellas de los santos de nuestra amada Orden, puedan ser con la acción pastoral, pero sobre todo, con el testimonio de una vida enteramente entregada al servicio de la Iglesia, Esposa de Cristo, fermento evangélico en el mundo, buscando infatigablemente la gloria de Dios y el bien de las almas”.

“Con estos sentimientos, ruego a todos los Jesuitas que recen por mí y me encomienden a la amorosa protección de la Virgen María, nuestra Madre delcielo, a la vez que, como prenda de abundantes favores divinos, les imparto con particular afecto la Bendición Apostólica, que hago extensiva a todas aquellas personas que cooperan con la Compañía de Jesús en sus actividades, se benefician de sus obras de bien y participan de su espiritualidad”, concluyó.