domingo, 28 de octubre de 2012

El Papa inaugura Sínodo de los Obispos y propone reconciliación para la nueva evangelización

En la homilía de laMisa celebrada esta mañana, en el marco de la inauguración de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa Benedicto XVIaseguró que “dejarse reconciliar con Dios y con el prójimo es la vía maestra de la Nueva Evangelización”.

El Sínodo de los Obispos de este año tiene como tema central “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.

El Santo Padre precisó que “únicamente purificados, los cristianos podrán encontrar el legítimo orgullo de su dignidad de hijos de Dios, creados a su imagen y redimidos con la sangre preciosa de Jesucristo, y experimentar su alegría para compartirla con todos, con los de cerca y los de lejos”.

Benedicto XVI expresó que al mirar el ideal de la vida cristiana, “expresado en la llamada a la santidad”, vemos con humildad “la fragilidad de tantos cristianos, más aun, su pecado, personal y comunitario, que representa un gran obstáculo para la evangelización”.

El Papa indicó que también en esto debemos “reconocer la fuerza de Dios que, en la fe, viene al encuentro de la debilidad humana. Por tanto, no se puede hablar de la nueva evangelización sin una disposición sincera de conversión”.

El Santo Padre pidió a los Obispos participantes en el Sínodo, como inicio de la Asamblea, “acoger la invitación a fijar los ojos en el Señor Jesús, ‘coronado de gloria y honor por su pasión y muerte’”.

“La Palabra de Dios nos pone ante el crucificado glorioso, de modo que toda nuestra vida, y en concreto la tarea de esta asamblea sinodal, se lleve a cabo en su presencia y a la luz de su misterio. La evangelización, en todo tiempo y lugar, tiene siempre como punto central y último a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios”.

Benedicto XVI señaló que “el crucifijo es por excelencia el signo distintivo de quien anuncia el Evangelio: signo de amor y de paz, llamada a la conversión y a la reconciliación”.

El Papa indicó que el tema de esta Asamblea sinodal, la Nueva Evangelización, apunta a “para favorecer el redescubrimiento de la fe, fuente de gracia que trae alegría y esperanza a la vida personal, familiar y social”.

El Santo Padre también subrayó durante su homilía de forma especial “el tema del matrimonio”, pues merece “una atención especial".

“El matrimonio constituye en sí mismo un evangelio, una Buena Noticia para el mundo actual, en particular para el mundo secularizado. La unión del hombre y la mujer, su ser ‘una sola carne’ en la caridad, en el amor fecundo e indisoluble, es un signo que habla de Dios con fuerza, con una elocuencia que en nuestros días llega a ser mayor”.

El Papa indicó que “lamentablemente y por varias causas, el matrimonio, precisamente en las regiones de antigua evangelización, atraviesa una profunda crisis. Y no es casual”.

“El matrimonio, como unión de amor fiel e indisoluble, se funda en la gracia que viene de Dios Uno y Trino, que en Cristo nos ha amado con un amor fiel hasta la cruz. Hoy podemos percibir toda la verdad de esta afirmación, contrastándola con la dolorosa realidad de tantos matrimonios que desgraciadamente terminan mal”.

Benedicto XVI señaló que existe una “evidente correspondencia entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio. Y, como la Iglesia afirma y testimonia desde hace tiempo, el matrimonio está llamado a ser no sólo objeto, sino sujeto de la Nueva Evangelización”.

Esto se realiza ya, explicó el Santo Padre, “en muchas experiencias, vinculadas a comunidades y movimientos, pero se está realizando cada vez más también en el tejido de las diócesis y de las parroquias, como ha demostrado el reciente Encuentro Mundial de las Familias”.

El Papa destacó el “renovado impulso” a la evangelización que dio el Concilio Vaticano II al abordar “la llamada universal a la santidad, que como tal concierne a todos los cristianos”.

“Los santos son los verdaderos protagonistas de la evangelización en todas sus expresiones. Ellos son, también de forma particular, los pioneros y los que impulsan la Nueva Evangelización”.

“Con su intercesión y el ejemplo de sus vidas, abierta a la fantasía del Espíritu Santo, muestran la belleza del Evangelio y de la comunión con Cristo a las personas indiferentes o incluso hostiles, e invitan a los creyentes tibios, por decirlo así, a que con alegría vivan de fe, esperanza y caridad”, señaló.

El Papa señaló que “santos y santas florecen entre los generosos misioneros que anuncian la buena noticia a los no cristianos, tradicionalmente en los países de misión y actualmente en todos los lugares donde viven personas no cristianas”.

“La santidad no conoce barreras culturales, sociales, políticas, religiosas. Su lenguaje – el del amor y la verdad – es comprensible a todos los hombres de buena voluntad y los acerca a Jesucristo, fuente inagotable de vida nueva”.

Al finalizar su homilía, el Papa Benedicto XVI encomendó a Dios los trabajos de la Asamblea sinodal, q invocó la intercesión de “los grandes evangelizadores, entre los cuales queremos contar con gran afecto al beato Juan Pablo II, cuyo largo pontificado ha sido también ejemplo de nueva evangelización”.

“Nos ponemos bajo la protección de la bienaventurada Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización. Con ella invocamos una especial efusión del Espíritu Santo, que ilumine desde lo alto la Asamblea sinodal y la haga fructífera para el camino de la Iglesia”, concluyó.

Benedicto XVI pide fortalecer la pasión por comunicar a Cristo al mundo

En un breve discurso dirigido a los Padres Sinodales, al inicio del Sínodo dedicado a la Nueva Evangelización, el Papa Benedicto XVI remarcó la importancia de la pasión por comunicar a Cristo al mundo y la conciencia de que Dios actúa en la Iglesia.

El Santo Padre subrayó que las interrogantes sobre si Dios es una hipótesis, una realidad o no, son hoy tan actuales como antaño. El Evangelio es la respuesta de la Iglesia a esas interrogantes, indicó.

“Con el Evangelio, Dios ha roto su silencio; nos ha hablado y ha entrado en la historia. Jesús es su palabra; el Dios que demuestra que nos ama y que sufre con nosotros hasta la muerte para resucitar después”.

Benedicto XVI también señaló que uno de los retos es cómo comunicar esa realidad a la humanidad de nuestra época, para que aprenda sobre la salvación.

El Papa recordó que “la Iglesia no se hace a sí misma, puede solamente dar a conocer lo que Dios ha hecho. La Iglesia no comienza con nuestro hacer, sino con el hacer y el hablar de Dios”.

Precisamente por ello, el Papa indicó que no por una mera formalidad cada Asamblea Sinodal comienza con una plegaria, sino porque es una demostración de la certeza de la Iglesia de que la iniciativa siempre viene de Dios, que nosotros sólo la podemos importar y que, con Dios, la Iglesia sólo puede cooperar.

Tras esta toma de conciencia, señaló el Santo Padre, el paso siguiente es el de la “confesión”, el testimonio, incluso en las situaciones que puedan implicar graves peligros.

Benedicto XVI dijo que el testimonio en momentos difíciles es, precisamente, una garantía de credibilidad, pues implica la disponibilidad a dar la vida por aquello en que se cree.

El Papa señaló que el mundo también necesita de una forma visible, un “ropaje”, y este es la caridad.

La fe debe transformarse en nosotros en llama de amor, que encienda nuestro ser y se propague al prójimo. Esta es la esencia de la evangelización, concluyó.

La Nueva Evangelización concierne a toda la vida de la Iglesia, afirma el Papa

En su homilía por laMisa de conclusión de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa Benedicto XVI afirmó que “la Nueva Evangelización concierne a toda la vida de la Iglesia”.

El Santo Padre subrayó la importancia de la pastoral ordinaria, la cual “debe estar más animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna”.

Benedicto XVI remarcó “tres líneas pastorales”, surgidas del sínodo, referentes a los sacramentos de la iniciación cristiana, la evangelización a quienes no conocen a Jesucristo y las personas que han sido bautizadas pero que “no viven las exigencias del bautismo”.

“Se ha reafirmado la necesidad de acompañar con una catequesis adecuada la preparación al bautismo, a la confirmación y a la Eucaristía”, señaló el Papa, e indicó que durante el Sínodo “también se ha reiterado la importancia de la penitencia, sacramento de la misericordia de Dios”.

El Papa subrayó que “la llamada del Señor a la santidad, dirigida a todos los cristianos, pasa a través de este itinerario sacramental. En efecto, se ha repetido muchas veces que los verdaderos protagonistas de la nueva evangelización son los santos: ellos hablan un lenguaje comprensible para todos, con el ejemplo de la vida y con las obras de caridad”.

El Santo Padre también destacó que “la Nueva Evangelización está esencialmente conectada con la misión ad gentes”.

“La Iglesia tiene la tarea de evangelizar, de anunciar el Mensaje de salvación a los hombres que aún no conocen a Jesucristo. En el transcurso de las reflexiones sinodales, se ha subrayado también que existen muchos lugares en África, Asía y Oceanía en donde los habitantes, muchas veces sin ser plenamente conscientes, esperan con gran expectativa el primer anuncio del Evangelio”.

Por tanto, señaló el Papa, “es necesario rezar al Espíritu Santo para que suscite en la Iglesia un renovado dinamismo misionero, cuyos protagonistas sean de modo especial los agentes pastorales y los fieles laicos”.

“La globalización ha causado un notable desplazamiento de poblaciones; por tanto el primer anuncio se impone también en los países de antigua evangelización”.

“Todos los hombres tienen el derecho de conocer a Jesucristo y su Evangelio; y a esto corresponde el deber de los cristianos, de todos los cristianos – sacerdotes, religiosos y laicos -, de anunciar la Buena Noticia”, dijo el Papa.

Al referirse a los bautizados que no llevan una vida cristiana, Benedicto XVI recordó que “durante los trabajos sinodales se ha puesto de manifiesto que estas personas se encuentran en todos los continentes, especialmente en los países más secularizados”.

“La Iglesia les dedica una atención particular, para que encuentren nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y regresen a las prácticas religiosas en la comunidad de los fieles”, indicó.

Para ese fin, dijo el Papa, “además de los métodos pastorales tradicionales, siempre válidos, la Iglesia intenta utilizar también métodos nuevos, usando asimismo nuevos lenguajes, apropiados a las diferentes culturas del mundo, proponiendo la verdad de Cristo con una actitud de diálogo y de amistad que tiene como fundamento a Dios que es Amor”.

Benedicto XVI elogió las iniciativas de creatividad pastoral que intentan acercarse a las personas alejadas de la Iglesia que buscan a Dios, entre ellos el “Atrio de los gentiles” y la Misión Continental, entre otras.

“Sin duda el Señor, Buen Pastor, bendecirá abundantemente dichos esfuerzos que provienen del celo por su Persona y su Evangelio”.

Al recordar al ciego Bartimeo, cuya historia relata el evangelista Marcos, el Papa subrayó que este, “una vez recuperada la vista gracias a Jesús, se unió al grupo de los discípulos, entre los cuales seguramente había otros que, como él, habían sido curados por el Maestro”.

“Así son los nuevos evangelizadores: personas que han tenido la experiencia de ser curados por Dios, mediante Jesucristo. Y su característica es una alegría de corazón”, señaló.

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 28 Octubre 2012

Trigésimo Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : San Simón Cananeo

Evangelio según San Marcos 10,46-52.

Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. 
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". 
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". 
Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama". 
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. 
Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". 
Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. 


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

“VER PARA SER FELIZ”

“Reconocer nuestra incapacidad para ver cual es nuestro lugar en el mundo; para que, dejando a Jesús ser el guía, podamos encontrarlo”


UN ESFUERCITO MÁS, en la comprensión de la Palabra: 

San Marcos presenta en la escena del ciego de Jericó, la imagen de lo que es la Iglesia: tirada al costado del camino, sin ver a su salvador, desesperanzada de la vida, mendiga, carente de todo, poseedora de nada. 

Bartimeo “se puso a gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!” (v. 47). Nuestra Iglesia también grita y suspira por la ayuda que tarda en llegar desde el cielo, sus manos se extienden mendigando a Dios, pidiendo la atención del Señor. Pareciera que pasa de largo, parece que no la escucha, encima “muchos lo reprendían para que se callara” (v. 48), la violencia de la represión es grande, no sólo quieren una Iglesia ciega, al costado del camino, que reciba la limosna que ellos le quieran dar, sino también la quieren muda, que no grite, que no hable, que se acomode a los “gobernantes, (que) dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y (a) los poderosos (que) les hacen sentir su autoridad” (v. 42). 

Pero Bartimeo no se calla, la Iglesia tampoco, y grita más fuerte: Hijo de David, ten piedad de mí. Y es allí donde termina la historia y comienza el misterio. La vocación se abre paso, como un nuevo sol que se levanta después de la oscuridad, “Jesús se detuvo y dijo: Llámenlo” (v. 49). ¡Jesús ha escuchado, ha respondido, ha llamado! ¡Como a los doce que fueron llamados aunque no comprendían, la Iglesia de hoy es llamada, para que comprenda y pueda ver! “Entonces llamaron al ciego y le dijeron: ¡Ánimo, levántate! Él te llama” (v. 49). En este punto, la comunidad tiene que estar animada, la hora de las tinieblas ha pasado, la luz de la fe brilla refulgente, traspasando las tinieblas, y el ánimo vuelve a los corazones de la comunidad. “El Señor te llama”, significa también: “te ha escuchado y sabe que tú también le escuchas. Él te entiende, y sabe que tú también lo entiendes”. 

En el v. 50, el relato se convierte al mismo tiempo en lento y apresurado, avanza vertiginosamente y en cámara lenta. Con una capacidad absolutamente brillante, Marcos nos cambia el estado de ánimo, y, de ese mendigo suplicante abandonado al costado del camino, nos encontramos con un hombre que aprendió a dejarlo todo por el Señor. ¿Podríamos decir que este versículo es un resumen pascual? ¿Podríamos ver en este “arrojar el manto” algo así como el domingo de Ramos? ¿Podríamos captar en este “ponerse de pie de un salto” la resurrección del Señor y de todo creyente? ¿Podríamos, por último, ver en ese “fue hacia Él” lo que dice Marcos 16, 7: “Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que Él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como Él se lo había dicho”? 

La pregunta de Jesús “¿Qué quieres que haga por ti?”, demora la escena, pero al mismo tiempo es obligada. En esta manera de ser del evangelio de San Marcos, de explicar lo obvio, de ir con pie de plomo, conocedor de sus lectores, sabe de la necesidad de no dar nada por supuesto, y de que, formalmente se dé el consentimiento a la fe. La respuesta de Bartimeo: “Maestro, que yo pueda ver”, es la expresión formal de lo que la comunidad necesita. En medio de las tinieblas, se necesita ver. En medio de la oscuridad, hace falta la luz. Ver sin milagros, ver sólo por fe... 

En el v. 52, Jesús le dice: “Vete, tu fe te ha salvado”. Es la confirmación de que el creyente estaba en lo cierto, hacía falta gritar y llamar la atención para ser escuchado, hacía falta el oído atento para enterarse de que pasaba Jesús. La catequesis de Marcos termina de manera lógica: la conversión a la cual se llamaba (Mc 1, 15) se ha hecho realidad y “tu fe te ha salvado”. 

Nos dice el relato que “enseguida comenzó a ver”, enseguida, al momento, al instante, y “lo siguió por el camino”. 

Recobrada la visión, el que “estaba sentado junto al camino” (10, 46) sigue ahora a Jesús “por el camino”. Tal seguimiento consiste en algo más que en la integración de Bartimeo en el grupo de peregrinos que marcha a las fiestas. El verbo “seguir” se emplea casi siempre en relación con gente bien dispuesta hacia Jesús (2, 15; 3, 7; 5, 24; 11, 9) o, más frecuentemente, en conexión con los discípulos o el discipulado (1, 18; 2, 14; 6, 1; 8, 34; 9, 38; 10, 21.28.32; 15, 41). ...Mediante Bartimeo se intenta presentar un ejemplo de persona con capacidad “de ver”, y esa persona sigue a Jesús hacia su pasión. 

La gran virtud de Bartimeo fue dejarse ayudar por el Señor, él no hizo nada (aparte de solicitar ayuda). La Iglesia, y nosotros dentro de ella, también hoy necesita ser dócil a la gracia salvadora de Jesús que nos da el milagro de poder “ver”. Así, y solo así, podremos saber cual es nuestro lugar en el mundo y seguiremos al Señor como verdaderos discípulos suyos.

domingo, 14 de octubre de 2012

Benedicto XVI exhorta a ricos a abrirse a la solidaridad

El Papa Benedicto XVI, en sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, hizo un llamado a las personas ricas a que abran su corazón a Dios, para que Él los impulse a la solidaridad.

El Santo Padre indicó que el Evangelio de este domingo tiene como tema central el de la riqueza, pues “Jesús enseña que para un rico es muy difícil entrar en el Reino de Dios, pero no es imposible”.

“Dios puede conquistar el corazón de una persona que posee muchos bienes e impulsarla a la solidaridad y a compartir con quien tiene necesidad, con los pobres, es decir, a entrar en la lógica del don. En este modo se coloca sobre el camino de Jesucristo, el cual –como escribe el apóstol Pablo- ‘siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza’”.

Benedicto XVI explicó que el joven rico mencionado en el Evangelio “era una persona que desde su juventud observaba con fidelidad todos los mandamientos de la Ley de Dios, pero que no había encontrado la verdadera felicidad; y por esto le pregunta a Jesús sobre cómo hacer para ‘para heredar la Vida eterna’”.

“Por una parte él se siente atraído, como todos, por la plenitud de la vida; por la otra, estando acostumbrado a contar sobre sus propias riquezas, piensa que también la vida eterna se pueda de alguna manera ‘adquirir’, tal vez observando algún mandamiento especial”, indicó.

El Papa señaló que el Señor “comprende el deseo profundo” que hay en el joven rico y “posa su mirada llena de amor sobre de él: la mirada de Dios”.

Sin embargo, explicó el Santo Padre, el Señor conoce el punto débil del joven, el apego a muchos bienes, y por ello le propone “darlo todo a los pobres, de modo que así, su tesoro –y por lo tanto su corazón- ya no esté más sobre la tierra, sino en el cielo, y añade, ‘ven y sígueme’”.

El joven rico, dijo el Papa, “en vez de acoger con gozo la invitación de Jesús, se fue apenado, porque no es capaz de despegarse de sus riquezas, que nunca podrán darle la felicidad y la vida eterna”.

Benedicto XVI recordó que luego Jesús dio a sus discípulos y a nosotros la enseñanza de “‘¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!’. Ante estas palabras, los discípulos permanecieron desconcertados; y todavía más aún después de que Jesús hubo añadido: ‘Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios’”.

El Papa recordó que el Señor confortó a sus discípulos diciendo que “para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.

Citando a San Clemente de Alejandría, el Santo Padre exhortó a que “esta parábola enseñe a los ricos que no deben descuidar su salvación como si ya fuesen sido condenados, ni deben arrojar al mar la riqueza ni condenarla como insidiosa y hostil a la vida, sino que deben aprender en algún modo a usar la riqueza y procurarse la vida”.

El Papa recordó que la historia de la Iglesia “está llena de ejemplos de personas ricas, que han usado los propios bienes en modo evangélico, alcanzando también ellos la santidad”.

“Pensemos en San Francisco, en Santa Isabel de Hungría o San Carlos Borromeo”, indicó el Santo Padre, y pidió “que la Virgen María, Sede de la Sabiduría, nos ayude para acoger con gozo la invitación de Jesús, para entrar en la plenitud de la vida”.

Benedicto XVI sobre ecumenismo: Estamos en camino hacia la unidad

Al concluir el almuerzo junto a los padres sinodales, y alegre por la presencia del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, y el Arzobispo Rowan Williams, elPapa Benedicto XVI afirmó que “esta comunión es signo de que estamos en camino hacia la unidad y de que avanzamos con el corazón”.

El Santo Padre aseguró que en este camino ecuménico “el Señor nos ayudará a avanzar también exteriormente”.

“Synodos quiere decir ‘camino común’, estar en camino juntos, por lo que la palabra synodos me recuerda el conocido camino del Señor con los dos discípulos de Emaús”, señaló el Papa.

Los discípulos de Emaús, explicó, “son como una imagen del mundo agnóstico de hoy. Jesús, su esperanza, se había muerto. El mundo estaba vacío, parecía que Dios no existía o que no se interesara por ellos”.

“Con esta desesperación en el corazón, y, sin embargo, con una pequeña llama de fe, caminan hacia adelante. El Señor camina misteriosamente con ellos y los ayuda a comprender mejor el misterio de Dios, su presencia en la historia, su caminar silenciosamente con nosotros”.

Benedicto XVI recordó que fueron “las palabras del Señor encendieron los corazones e iluminaron la mente de los discípulos”.

“En el Sínodo estamos en camino junto con nuestros contemporáneos. Roguemos al Señor para que nos ilumine, encienda nuestro corazón para que logre ver y nos ilumine la mente”.

Benedicto XVI también pidió a los presentes que “recemos para que, en la cena, en la comunión eucarística, podamos estar abiertos para verlo y, de este modo, encendamos también el mundo con su luz”.

Publican fragmentos de "La infancia de Jesús", el nuevo libro de Benedicto XVI

La editorial Rizzoli, encargada de distribuir el anunciado nuevo libro del Papa Benedicto XVI "La infancia de Jesús", publicó a través de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el prefacio y dos fragmentos de la obra que saldrá a la venta antes de Navidad.

En el prefacio del libro, firmado con fecha del 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de María, en Castel Gandolfo, Benedicto XVI escribe: "Finalmente, puedo poner en las manos de los lectores el pequeño libro prometido desde hace tiempo sobre la infancia de Jesús".

"No se trata de un tercer volumen, sino de una especie de pequeña antesala a los dos anteriores sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret. Aquí, he buscado interpretar un diálogo con revelaciones del pasado y del presente, es decir, lo que Mateo y Lucas cuentan al inicio de sus Evangelios sobre la infancia de Jesús", añade.

"Según mi convicción, una interpretación precisa, requiere dos pasos. Por un lado, hace falta preguntarse qué querían decir con su texto los respectivos autores en su momento histórico, y ver la componente histórica de las revelaciones. Porque no basta con dejar el texto en el pasado, archivándolo entre las cosas que anteriormente sucedieron".

"La segunda pregunta exégeta debe ser: ¿Es verdad lo que dicen?, ¿tiene que ver conmigo? y, si tiene que ver conmigo, ¿de qué manera lo hace? De cara a un texto como aquél bíblico, en el que el último y más profundo autor, según nuestra fe, es Dios mismo, la pregunta acerca de la relación del pasado con el presente hace inevitable parte de nuestra interpretación. Con ello, la seriedad de la investigación histórica no disminuye, sino que aumenta", agrega.

"Me he encargado de entrar en este sentido con los textos. Con todo ello, soy muy consciente que este diálogo en el cruce entre pasado, presente y futuro, no podrá nunca cumplirse y que cada interpretación queda atrás respecto a la grandeza del texto bíblico. Espero que este pequeño libro, a pesar de sus límites, pueda ayudar a muchas personas en su camino hacia Jesús".

La editorial Rizzoli adelantó además dos fragmentos tomados de la página 36 y 38 de la obra, en las que el Santo Padre recuerda que "Jesús nació en una época determinada con precisión. Al inicio de la actividad pública de Jesús, Lucas ofrece una vez más una fecha detallada y cuidada de aquel momento: es el 15º año del imperio de Tiberio Cesar; y además son mencionados el gobernador romano de aquel año y los tetrarcas de Galilea, de Iturea, de Traconítide, de Abilene, y los jefes sacerdotales".

"Jesús no nació y fue presentado al de repente, una vez hecho el mito. Él pertenece a un tiempo exactamente datado y en un ambiente geográfico exactamente indicado: lo universal y lo concreto se tocaban el uno al otro. En Él, el Logos, la Razón creadora de todas las cosas entró en el mundo. El Logos eterno se hizo hombre, y de esto forma parte del contexto de lugar y de tiempo".

"La fe está ligada a esta realidad concreta, aunque si después, en virtud de laresurrección, el espacio temporal y geográfico fueron superados, y el ‘preceder en Galilea’ de parte del Señor, introduce en la vastedad abierta a la humanidad".

El libro fue presentado al público estos días en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt (Alemania), que se celebra del 10 al 14 de octubre.

Los libros anteriores de la trilogía sobre Jesús escritos por el Papa son: "Jesús de Nazaret" (Rizzoli 2007) y "Jesús de Nazaret: Del ingreso de Jerusalén hasta la resurrección" (LEV 2011).

EL EVANGELIO Y SU PENSAMIENTO

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 14 Octubre 2012. 
Vigésimo octavo Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : San Calixto I

Evangelio según San Marcos 10,17-30.

Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?". 
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. 
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre". 
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". 
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". 
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. 
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". 
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!. 
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". 
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". 
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible". 
Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". 
Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, 
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

HEREDAR LA VIDA ETERNA 

La imagen del hombre arrodillado nos conmueve el alma. Se pone a los pies de Jesús, se postra delante de él. Hay un interés en esta actitud: quiere heredar la Vida eterna. Es decir, en nuestras palabras, quiere ir al cielo. No está nada mal pensando que es un hombre rico (v. 22), y no creamos que es joven, ya que en v. 20 dice “todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. 

Jesús lo remite a los mandamientos: -obra como dice la ley. Vivir según los mandamientos, según las normas religiosas, es asegurarse de ir por el buen camino para “heredar la Vida eterna”. Aquellos que viven su vida “cumpliendo”, saben que de un modo u otro van por la buena senda. Pero Jesús nos invita a más… No a dar el primer envión, sino asegurarnos de mantenernos en carrera. El “cumplir” es la primera parte de la historia. Es el modo en que todos aprendemos, nos “metemos” en el mundo de las cosas sagradas, pero ¿eso es todo? 

Hay un refrán que dice “a los hijos hay que darles raíces y alas, raíces para que crezcan fuertes, alas para que aprendan a volar”. Si observamos el proceso natural de la vida vemos que el “cumplimiento” es la raíz del árbol de la “vida eterna”, todos “aprendemos” a vivir por las enseñanzas familiares, en el seno de nuestra casa nos enseñan cosas que nos ayudan a vivir bien. Nos formamos como árboles, erguidos, derechos, elegantes. Cuando pasa la “juventud”; de ser “formados” pasamos a ser “formadores”. El hijo se vuelve padre, la hija se vuelve madre. 

Cuando Jesús mira con “amor” al hombre que le hizo la pregunta, podemos suponer que Jesús ve en él a alguien formado, crecido… alguien que puede empezar a ser formador de multitudes, “padre” de muchos que, como él, quieren seguir al maestro “bueno”. Es un buen candidato, perfecto, cumplidor y con la edad necesaria para asumir la tarea difícil de seguir al maestro. Un encanto. Por eso lo invitará con tantas ganas a “seguirlo”, a animarse a batir sus alas y volar de las seguridades en las cuales vivió. “Deshazte de todo y sígueme”. “Ya estás plenamente listo para abandonar el nido de tus seguridades y empezar una vida llena de aventuras, de desafíos, de servicio”. “Ahora es el momento… ¡no esperes más! ¡Vuela y deja de cumplir para empezar a seguir verdaderamente al maestro!” Jesús ve que este hombre está maduro para dejar de ser “hijo” y convertirse en “padre”. 

Pero el hombre no se anima a dar el paso. Preso de sus seguridades, de la caparazón que le da casa y protección, no se anima a ser más. Perdió la oportunidad de crecer, de madura, de dar fruto… y todo por aferrarse a lo que “tenía”. Prefirió “tener” a “ser”. Prefiere “cumplir” a “seguir”. 

ENTONCES, ¿QUIÉN PODRÁ SALVARSE? 

No eran tontos los discípulos. Sabían que no era cosa de ser muy rico para quedarse afuera del Reino. No importa cuánto, importa la actitud. Cualquier seguridad o hábito, o vicio, que nos aleje del seguimiento al Señor será una “riqueza” que, en vez de ayudarnos para la vida, nos anclará en la muerte. Nunca creceremos mientras estemos presos de las posesiones y las “seguridades” que nos impiden avanzar en el camino de la vida. Hasta que no aprendamos a “volar” no seremos libres. 

Tal vez no tengamos un peso partido por la mitad en el bolsillo, pero si actuamos con soberbia, orgullo, mezquindad, egoísmo, desprecios, etc.; todavía estamos “presos” de nuestros bienes. Para Jesús la gracia de Dios viene en nuestro auxilio, el versículo 27 suena parecido a lo que el ángel le dice a María en Lc 1, 37: Nada es imposible para Dios. 

Lo que importa para Jesús es tener capacidad de desprendimiento, saber dejar, no aferrarse a las cosas ni a las personas, “sólo Dios basta” decía, sabiamente, Santa Teresa de Ávila. Aprendamos a ser libres, aprendamos a seguir el camino. Esto no significa que no amemos a nadie, ni que nada tengamos para nuestro uso, lo que significa es que todo se debe usar y disfrutar sin apegarnos a ello. El afecto de tus seres queridos, los bienes materiales, son importantes, pero más importante es Dios y la salvación de tu vida para siempre. 

Si queremos ser de los primeros en el Reino de los Cielos debemos ser de los últimos en aferrarnos a las cosas y a las personas. Disfrutemos de la vida, pero sobre todo disfrutemos del AMOR.

lunes, 8 de octubre de 2012

Benedicto XVI pide valorizar el rezo del Rosario en Año de la Fe

En el mensaje previo al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI exhortó a “valorizar la oración del Rosario en el próximo Año de la Fe”.

El Santo Padre señaló que “con el Rosario, de hecho, nos dejamos guiar por María, modelo de fe, en la meditación de los misterios de Cristo, y día a día somos ayudados a asimilar el Evangelio, de tal manera que pueda dar forma a toda nuestra vida”.

“Tras la huellas de mis Predecesores, en particular del Beato Juan Pablo IIquien hace diez años nos dio la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, invito a rezar el Rosario personalmente, en familia y en comunidad, colocándonos en la escuela de María, que nos conduce a Cristo, centro vivo de nuestra fe”.

Benedicto XVI señaló que en ese momento, en el Santuario de Pompeya, se elevaba la tradicional “súplica” a la Virgen, “que hoy veneramos como Reina del Santo Rosario”.

Por ello, pidió a los fieles asociarse “espiritualmente” a esa invocación coral.

Benedicto XVI declaró doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen

El Papa Benedicto XVI declaró hoy como Doctores de la Iglesia Universal al santo sacerdote diocesano San Juan de Ávila y a la santa monja alemana de la Orden de San Benito, Santa Hildegarda de Bingen.

En una ceremonia que precedió a la inauguración de la 13° Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en la Plaza de San Pedro colmada de banderas, particularmente españolas y alemanas.

En la proclamación, el Santo Padre indicó que esta se da “acogiendo el deseo de muchos Hermanos en el Episcopado y de muchos fieles del mundo entero”.

El Papa también indicó que esta declaración como Doctores de la Iglesia recibió “el parecer de la Congregación de las Causas de los Santos”.

Por ello, la declaración de los nuevos doctores de la Iglesia se produjo “con la plenitud de la autoridad apostólica”, tras haber reflexionado “largo tiempo” y alcanzado la “plena y segura convicción”.

Benedicto XVI pide fortalecer la pasión por comunicar a Cristo al mundo

En un breve discurso dirigido a los Padres Sinodales, al inicio del Sínodo dedicado a la Nueva Evangelización, el Papa Benedicto XVI remarcó la importancia de la pasión por comunicar a Cristo al mundo y la conciencia de que Dios actúa en la Iglesia.

El Santo Padre subrayó que las interrogantes sobre si Dios es una hipótesis, una realidad o no, son hoy tan actuales como antaño. El Evangelio es la respuesta de la Iglesia a esas interrogantes, indicó.

“Con el Evangelio, Dios ha roto su silencio; nos ha hablado y ha entrado en la historia. Jesús es su palabra; el Dios que demuestra que nos ama y que sufre con nosotros hasta la muerte para resucitar después”.

Benedicto XVI también señaló que uno de los retos es cómo comunicar esa realidad a la humanidad de nuestra época, para que aprenda sobre la salvación.

El Papa recordó que “la Iglesia no se hace a sí misma, puede solamente dar a conocer lo que Dios ha hecho. La Iglesia no comienza con nuestro hacer, sino con el hacer y el hablar de Dios”.

Precisamente por ello, el Papa indicó que no por una mera formalidad cada Asamblea Sinodal comienza con una plegaria, sino porque es una demostración de la certeza de la Iglesia de que la iniciativa siempre viene de Dios, que nosotros sólo la podemos importar y que, con Dios, la Iglesia sólo puede cooperar.

Tras esta toma de conciencia, señaló el Santo Padre, el paso siguiente es el de la “confesión”, el testimonio, incluso en las situaciones que puedan implicar graves peligros.

Benedicto XVI dijo que el testimonio en momentos difíciles es, precisamente, una garantía de credibilidad, pues implica la disponibilidad a dar la vida por aquello en que se cree.

El Papa señaló que el mundo también necesita de una forma visible, un “ropaje”, y este es la caridad.

La fe debe transformarse en nosotros en llama de amor, que encienda nuestro ser y se propague al prójimo. Esta es la esencia de la evangelización, concluyó.

domingo, 7 de octubre de 2012

EL EVANGELIO Y SU PENSAMIENTO

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 07 Octubre 2012

Vigésimo séptimo Domingo del tiempo ordinario

Santo(s) del día : Beata Ana María Janer 


Evangelio según San Marcos 10,2-16.


Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". 
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". 

Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". 

Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. 
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. 

Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, 
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". 

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. 

El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; 

y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio". 

Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. 

Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. 

Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". 

Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos. 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 



Los dos no serán sino una sola carne. 


Hoy decir matrimonio, para muchos, suena a mala palabra. En el texto evangélico, la pregunta de los fariseos está orientada a poner a prueba a Jesús pero, la respuesta del Señor, es la que los pone a prueba a ellos. 


Cuando algunos nos preguntan por qué la Iglesia no permite el divorcio, nuestra contestación es sencilla: lea el evangelio de San Marcos en el capítulo 10, versículo 1 al versículo 12. Jesús da una clase magistral sobre lo que es el matrimonio y el divorcio. 


Desde nuestra mentalidad facilista es sencillo preguntarnos sobre qué es el divorcio, pero la pregunta esencial es qué es el matrimonio, no hay divorcio sin matrimonio, de hecho, no habría divorcio si el matrimonio es bueno. Dice la Exhortación Apostólica “FAMILIARIS CONSORTIO”, en el número 19: 


La comunión primaria es la que se instaura y se desarrolla entre los cónyuges; en virtud del pacto de amor conyugal, el hombre y la mujer "no son ya dos, sino que sola carne" y están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recíproca donación total. 


Esta comunión conyugal hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer y se alimenta mediante la voluntad personal de los esposos de compartir todo su proyecto de vida, lo que tienen y lo que son; por esto tal comunión es el fruto y el signo de una exigencia profundamente humana. 


De hecho cuando dos se casan no hay ninguna garantía de que las cosas les salgan bien, la única garantía es su VOLUNTAD PERSONAL, para eso dicen: “¡SÍ, QUIERO!”. Aunque las circunstancias sean difíciles, la experiencia nos dice que cuando dos se aman las cosas siguen bien entre ellos, “contigo, pan y cebollas”. 


En el Sacramento del Matrimonio, como en todo Sacramento, la presencia del Espíritu Santo es fundamental, veamos cómo continúa la FAMILIARIS CONSORTIO: 


Pero, en Cristo Señor, Dios asume esta exigencia humana, la confirma, la purifica y la eleva conduciéndola a perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santo infundido en la celebración sacramental ofrece a los esposos cristianos el don de una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la singularísima unidad que hace de la Iglesia el indivisible Cuerpo místico del Señor Jesús. 


El don del Espíritu Santo es mandamiento de vida para los esposos cristianos y al mismo tiempo impulso estimulante, a fin de que cada día progresen hacia una unión cada vez más rica entre ellos, a todos los niveles -del cuerpo, del carácter, del corazón, de la inteligencia y voluntad, del alma-, revelando así a la Iglesia y al mundo la nueva comunión de amor, donada por la gracia de Cristo. 


Si el mismo Espíritu Santo se hace cargo de la unión matrimonial ofreciendo a los esposos cristianos el don de una comunión nueva de amor, solo hace falta que los dos, mediante la voluntad personal de los esposos, se unan para compartir todo su proyecto de vida, lo que tienen y lo que son. 


Jesús invita a los niños a estar con él, y nos enseña a hacernos como niños para entrar en el Reino de los Cielos. Tanto en la vida de todos los días, como en el matrimonio, hay que reconocerse necesitados y dependientes de los demás. Ser como niño es depender totalmente de nuestro Padre Dios, como lo hace un niñito de pecho de su madre, así también nosotros debemos depender de Dios en todo. En la vida matrimonial, el esposo debe depender en todo de su esposa y la esposa debe depender en todo de su esposo, es la única manera de que lleguen a ser una sola carne, en el sentido más exacto del término para Jesús.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Nueva Evangelización y Jornada Misionera Mundial en intenciones del Papa para octubre


                                       


El Vatican Information Service dio a conocer hoy que en las intenciones del Papa Benedicto XVI para el mes de octubre están la Nueva Evangelización y la Jornada Misionera Mundial.

La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de octubre es: "Para el desarrollo y progreso de la Nueva Evangelización en los países de antigua cristiandad".

Su intención misionera es: "Para que la celebración de la Jornada Misionera Mundial sea ocasión de un renovado empeño misionero".

Sumergirse en las palabras de la Iglesia para rezar en la liturgia, exhorta el Papa




El Papa Benedicto XVI señaló esta mañana que al participar de la oración de la liturgia "hacemos nuestra la lengua de la madre Iglesia, aprendemos a hablar en ella y por ella. Naturalmente, esto ocurre de forma gradual, poco a poco. Debo sumergirme, progresivamente, en las palabras de la Iglesia, con mi oración, con mi vida, con mis sufrimientos, mi alegría y mis pensamientos. Es un camino que nos transforma".

Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la habitual audiencia general de los miércoles, el Santo Padre señaló en español que "al preguntarnos por el puesto que tiene la oración litúrgica en nuestra vida, debemos recordar ante todo que la oración es la relación viva y filial con Dios; es estar habitualmente en presencia suya".

"Y esto es posible por el bautismo que nos une a Cristo, ya que sólo en Cristo podemos hablar con Dios como un hijo con su padre. Así, la oración es mirar constantemente a Cristo, hablar, estar y actuar con él. Pero a Cristo lo descubrimos como persona viva en la Iglesia. Ella es su cuerpo".

Siguiendo su síntesis en castellano, el Papa dijo que "en la liturgia de la Iglesia aprendemos a no rezar de modo individualista, sino que debemos entrar en el nosotros de la Iglesia que reza. Además, la liturgia no es el recuerdo de eventos pasados, sino la presencia viva del misterio pascual de Cristo, por encima del tiempo y el espacio".

La liturgia, precisó Benedicto XVI "no es obra nuestra, sino acción de Dios en nosotros y con nosotros. Es obra suya, él es el sujeto, y a nosotros toca abrirnos y dejarnos guiar por él, y por su cuerpo que es la Iglesia".

En la catequesis en italiano, el Papa recordó que la oración es "mirar constantemente y de forma siempre nueva a Cristo" y a Él "lo descubrimos y lo conocemos como persona viva en la Iglesia. Ella es su cuerpo (...) El lazo inseparable entre Cristo y la Iglesia, a través de la fuerza unificadora del amor, no anula el 'tu' y el 'yo'; al contrario, lo eleva a una unidad más profunda (...) Rezar significa elevarse a la altura de Dios, mediante una transformación gradual y necesaria de nuestro ser".

La cuestión de "cómo rezamos" se esclarece siguiendo el Padre nuestro, la oración que nos enseñó Jesús. "Vemos que la primera palabra es 'Padre' y la segunda 'nuestro'. La respuesta está clara. Aprendo a rezar, alimento mi oración, dirigiéndome a Dios como Padre y rezando con otros, rezando con la Iglesia, aceptando el don de sus palabras que, poco a poco, se me hacen familiares y ricas de sentido".

El Santo Padre resaltó luego que "el diálogo que Dios establece con cada uno de nosotros y nosotros con Él, en la oración incluye siempre un 'con'; no se puede rezar de forma individualista. En la oración litúrgica, sobre todo en laEucaristía (...), en cada oración, no hablamos sólo como personas al singular, sino que entramos en el 'nosotros' de la Iglesia que reza".

La liturgia, pues, "no es una especie de 'auto-manifestación' de una comunidad: (...) es entrar en la comunidad viva en la que Dios mismo nos nutre. Implica universalidad" y "es importante que cada uno de los cristianos se sienta y esté realmente insertado en este 'nosotros' universal que constituye el fundamento y el refugio del 'yo', en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia".

"No es el individuo –sacerdote o fiel– o el grupo el que celebra la liturgia; ésta es, en primer lugar, la acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su historia, su rica tradición y su creatividad. Esta universalidad y apertura fundamental, que es propia de toda liturgia, es una de la razones por las que no puede ser ideada o modificada por una comunidad particular o por los expertos, sino que debe ser fiel a las formas de la Iglesia universal".

La Iglesia se hace plenamente visible en la liturgia "el acto en que creemos que Dios entra en nuestra realidad y nosotros lo podemos encontrar. Es el acto en que (...) El viene a nosotros y nos ilumina", concluyó el Papa.

En español el Santo Padre exhortó a pedirle al Señor "que sepamos vivir cada día la liturgia, especialmente la eucaristía, como acción de Dios en nosotros, y sintiéndonos parte de la Iglesia viva. Muchas gracias".

Benedicto XVI hizo luego un especial llamado para rezar por su próximo viaje al Santuario de Loreto en Italia, y pidió oraciones por el Año de la Fe, el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización.

"Que la Virgen Santa acompañe a la Iglesia en su misión de anunciar el evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo", exhortó.