domingo, 27 de enero de 2013

El Papa: Memoria del Holocausto debe llevar a promover respeto y dignidad de la persona humana


Al concluir l rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI recordó que hoy se celebra la Jornada de la Memoria, en que se recuerdan las víctimas del régimen Nazi, y señaló que esta tragedia debe ser una advertencia para no repetir los horrores del pasado y promover el respeto y la dignidad de la persona humana.

El Santo Padre señaló que “hoy es la Jornada de la Memoria, en recuerdo del Holocausto de las víctimas del nazismo. La memoria de esta terrible e inmensa tragedia que enlutó tan duramente sobre todo al pueblo judío, debe representar para todos una advertencia constante, para que no se repitan los horrores del pasado”.

El Papa también pidió que “se supere toda forma de odio y de racismo y se promuevan el respeto y la dignidad de la persona humana”.

Benedicto XVI expresa cercanía espiritual a personas con lepra

                                 
En sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI expresó su cercanía espiritual a las personas que padecen lepra, con ocasión de la Jornada Mundial de los enfermos de Lepra.

El Santo Padre expresó su “cercanía a las personas que sufren de esta enfermedad y aliento a los investigadores científicos, a los agentes sanitarios y a los voluntarios, en particular a los que forman parte de organizaciones católicas y de la Asociación de Amigos de Raoul Follereau”.

“Invoco para todos el apoyo espiritual de San Damián de Veuster y de Santa Mariana Cope, que entregaron su vida por los enfermos de lepra”, concluyó.

El Papa: Antes de poder hablar de Dios y con Dios hay que escucharlo

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVIseñaló que el Evangelio de hoy, “nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha”, pues “antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo”.

El Santo Padre indicó que “la liturgia de la Iglesia es la ‘escuela’ de esta escucha del Señor que nos habla”.

El Evangelio de hoy, indicó el Papa, “nos presenta a Jesús que ‘con la potencia del Espíritu’ se dirige el sábado a la sinagoga de Nazaret” donde “se levantó para leer y encontró un pasaje del profeta Isaías que inicia así: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, / porque me ha consagrado por la unción./ Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres’”.

“Jesús de hecho, finalizada la lectura, en un silencio cargado de atención, dice: ‘Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír’”.

El Papa señaló que “este pasaje evangélico interpela ‘hoy’ también a nosotros. Sobre todo nos hace pensar a nuestro modo de vivir el domingo: día del descanso y de la familia, pero antes que nada día que debemos dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, con la cual nos nutrimos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida”.

El Papa señaló además que el Evangelio “nos dice que cualquier momento puede convertirse en un ‘hoy’ propicio para nuestra conversión”.

“Cada día (kath?meran) puede convertirse el hoy salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. Este es el sentido cristiano del ‘carpe diem’: ¡aprovecha el hoy en el que Dios te llama para donarte la salvación!”.

“Que la Virgen María sea siempre nuestro modelo y nuestra guía en el saber reconocer y acoger, cada día de nuestra vida, la presencia de Dios, Salvador nuestro y de toda la humanidad”, concluyó.

Benedicto XVI: Falta de fe genera crisis en el matrimonio

En su discurso del sábado en la mañana a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, el tribunal eclesiástico de mayor nivel en la Santa Sede, el Papa Benedicto XVIseñaló que “la carencia de fe puede herir los bienes del matrimonio: procreatividad, fidelidad conyugal e indisolubilidad”.

El Santo Padre subrayó que la actual crisis de fe ocasiona una crisis en la unión conyugal, añadiendo que el rechazo de la propuesta de Dios lleva a un profundo desequilibrio en todas las relaciones humanas.

El “acentuado subjetivismo y relativismo ético y religioso” de la cultura contemporánea impone a la familia “desafíos urgentes”, dijo el Papa.

Benedicto XVI lamentó que existe una “difundida mentalidad” de que la persona “sea si misma permaneciendo ‘autónoma’ y entrando en contacto con el otro sólo mediante relaciones que se puedan interrumpir en cualquier momento”.

El Papa subrayó que “sólo abriéndose a la verdad de Dios es posible comprender, y realizar en lo concreto de la vida también conyugal y familiar, la verdad del hombre como hijo suyo, regenerado por el Bautismo”.

A reflexionar sobre la indisolubilidad del pacto matrimonial entre un hombre y una mujer, indicó que “no requiere, a fines de la sacramentalidad, la fe personal de los novios”, pero lo que se pide, “como condición mínima necesaria es la intención de hacer aquello que hace la Iglesia”.

Sin embargo, apuntó, “si bien es importante no confundir el problema de la intención con aquel de la fe personal de los contrayentes, no es posible separarlos totalmente”.

Al recordar los tres bienes del matrimonio, mencionados por San Agustín, procreatividad, fidelidad conyugal e indisolubilidad, el Papa advirtió que no se debe prescindir “de la consideración de que puedan presentarse casos en los que justamente por la ausencia de fe, el bien de los cónyuges resulte comprometido y por tanto excluido del consenso mismo”.

El Santo Padre advirtió que “con estas consideraciones, no pretendo ciertamente sugerir algún fácil automatismo entre carencia de fe y nulidad de la unión matrimonial, sino más bien evidenciar cómo tal carencia pueda, aunque no necesariamente, herir también los bienes del matrimonio, desde el momento en el que la referencia al orden natural querido por Dios es inherente al pacto conyugal”.

El Papa señaló que sobre la problemática de la validez del matrimonio, “sobretodo en el contexto actual, será necesario promover ulteriores reflexiones”.

Benedicto XVI también recordó a aquellos santos que vivieron el matrimonio de acuerdo a “la perspectiva cristiana”, logrando así “superar también las situaciones más adversas, consiguiendo a veces la santificación del cónyuge y de los hijos con un amor siempre reforzado por una sólida confianza en Dios”.

jueves, 24 de enero de 2013

Mensaje para la 47º Jornada de las Comunicaciones Sociales El Papa: Redes sociales son nuevos espacios para evangelización




Hoy se dio a conocer el mensaje del Papa Benedicto XVI para la 47º Jornada de las Comunicaciones Sociales que se celebra el 12 de mayo. El texto lleva por título "Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización". A continuación ACI Prensa presenta el mensaje completo.

"Queridos hermanos y hermanas:

Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2013, deseo proponeros algunas reflexiones acerca de una realidad cada vez más importante, y que tiene que ver con el modo en el que las personas se comunican hoy entre sí.

Quisiera detenerme a considerar el desarrollo de las redes sociales digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad.

Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de lafamilia humana.

El intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación, los contactos pueden transformarse en amistad, las conexiones pueden facilitar la comunión. Si las redes sociales están llamadas a actualizar esta gran potencialidad, las personas que participan en ellas deben esforzarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten tan solo ideas e informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación.

El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.

La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores. A menudo, como sucede también con otros medios de comunicación social, el significado y la eficacia de las diferentes formas de expresión parecen determinados más por su popularidad que por su importancia y validez intrínsecas.

La popularidad, a su vez, depende a menudo más de la fama o de estrategias persuasivas que de la lógica de la argumentación. A veces, la voz discreta de la razón se ve sofocada por el ruido de tanta información y no consigue despertar la atención, que se reserva en cambio a quienes se expresan de manera más persuasiva.

Los medios de comunicación social necesitan, por tanto, del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de quien está implicado en el proceso comunicativo.

El diálogo y el debate pueden florecer y crecer asimismo cuando se conversa y se toma en serio a quienes sostienen ideas distintas de las nuestras. «Teniendo en cuenta la diversidad cultural, es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello» (Discurso para el Encuentro con el mundo de la cultura, Belém, Lisboa, 12 mayo 2010).

Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es importante.

El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la interacción humana pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo.

La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. En el ambiente digital, la palabra escrita se encuentra con frecuencia acompañada de imágenes y sonidos.

Una comunicación eficaz, como las parábolas de Jesús, ha de estimular la imaginación y la sensibilidad afectiva de aquéllos a quienes queremos invitar a un encuentro con el misterio del amor de Dios. Por lo demás, sabemos que la tradición cristiana ha sido siempre rica en signos y símbolos: pienso, por ejemplo, en la cruz, los iconos, el belén, las imágenes de la Virgen María, los vitrales y las pinturas de las iglesias. Una parte sustancial del patrimonio artístico de la humanidad ha sido realizada por artistas y músicos que han intentado expresar las verdades de la fe.

En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo. Este compartir consiste no solo en la expresión explícita de la fe, sino también en el testimonio, es decir, «en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él». (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2011).

Una forma especialmente significativa de dar testimonio es la voluntad de donarse a los demás mediante la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana. La presencia en las redes sociales del diálogo sobre la fe y el creer confirma la relevancia de la religión en el debate público y social.

Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida -que están presentes en las redes sociales- se encuentra en la persona de Jesucristo. Es natural que quien tiene fe desee compartirla, con respeto y sensibilidad, con las personas que encuentra en el ambiente digital. Pero en definitiva los buenos frutos que el compartir el Evangelio puede dar, se deben más a la capacidad de la Palabra de Dios de tocar los corazones, que a cualquier esfuerzo nuestro.

La confianza en el poder de la acción de Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios humanos. También en el ambiente digital, en el que con facilidad se alzan voces con tonos demasiado fuertes y conflictivos, y donde a veces se corre el riesgo de que prevalezca el sensacionalismo, estamos llamados a un atento discernimiento.

Y recordemos, a este respecto, que Elías reconoció la voz de Dios no en el viento fuerte e impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el «susurro de una brisa suave» (1R 19,11-12). Confiemos en que los deseos fundamentales del hombre de amar y ser amado, de encontrar significado y verdad –que Dios mismo ha colocado en el corazón del ser humano– hagan que los hombres y mujeres de nuestro tiempo estén siempre abiertos a lo que el beato cardenal Newman llamaba la «luz amable» de la fe.

Las redes sociales, además de instrumento de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo humano. Por ejemplo, en algunos contextos geográficos y culturales en los que los cristianos se sienten aislados, las redes sociales permiten fortalecer el sentido de su efectiva unidad con la comunidad universal de los creyentes. Las redes ofrecen la posibilidad de compartir fácilmente los recursos espirituales y litúrgicos, y hacen que las personas puedan rezar con un renovado sentido de cercanía con quienes profesan su misma fe.

La implicación auténtica e interactiva con las cuestiones y las dudas de quienes están lejos de la fe nos debe hacer sentir la necesidad de alimentar con la oración y la reflexión nuestra fe en la presencia de Dios, y también nuestra caridad activa: «Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe» (1 Co 13,1).

Existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Palabra de Dios. Pero estas redes pueden asimismo abrir las puertas a otras dimensiones de la fe. De hecho, muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad o también de peregrinación, elementos que son importantes en el camino de fe.

Tratando de hacer presente el Evangelio en el ambiente digital, podemos invitar a las personas a vivir encuentros de oración o celebraciones litúrgicas en lugares concretos como iglesias o capillas. Debe de haber coherencia y unidad en la expresión de nuestra fe y en nuestro testimonio del Evangelio dentro de la realidad en la que estamos llamados a vivir, tanto si se trata de la realidad física como de la digital. Ante los demás, estamos llamados a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos confines de la tierra.

Rezo para que el Espíritu de Dios os acompañe y os ilumine siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que podáis ser verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15).

domingo, 20 de enero de 2013

El Papa: Sólo aceptar a Cristo llena el corazón humano

Tras culminar el rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI aseguró que “lo que llena verdaderamente el corazón humano” es aceptar “el don de la fe y la esperanza en Cristo”.

En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre recordó que el Evangelio de hoy “nos habla de las bodas de Caná, donde Jesús realizó el primer signo de su misión en el mundo”.

“Él viene a colmar con su don la plena salvación del hombre, que por sí solo no puede alcanzar”.

El Papa también pidió hoy por “el don de la unidad de los cristianos”.
“Y, como en aquellas bodas, María nos indica el camino para que Dios entre en nuestra vida: ‘Haced lo que Jesús os diga’”.

“Hagamos confiadamente cada día lo que dice nuestra Madre del cielo. Feliz domingo”, concluyó.

Papa Benedicto XVI pide rezar por la unidad de los cristianos y por la paz

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVIpidió a los fieles rezar por la unidad de los cristianos, particularmente durante esta Semana de oración, del 18 al 25 de enero, dedicada a ese fin, así como por la paz y el fin de toda violencia.

El Santo Padre animó a todos los fieles “a rezar juntos para que podamos realizar ‘Aquello que el Señor exige de nosotros’, como dice este año el tema de la Semana”.

El Papa indicó que “la Iglesia es la esposa de Cristo, el cual la hace santa y bella con su gracia. Sin embargo esta esposa, formada por seres humanos, está siempre necesitada de purificación”.

“Una de las culpas más graves que desfiguran el rostro de la Iglesia es la que va contra su unidad visible, en particular las históricas divisiones que han separado a los cristianos y que no han sido aún superadas”.

Por ello, Benedicto XVI indicó que “en estos días del 18 al 25 de enero, se desarrolla la anual Semana de oración por la unidad de los cristianos, un momento siempre grato a los creyentes y a las comunidades, que despierta en todos el deseo y el compromiso espiritual de la plena comunión”.

El Santo Padre recordó que el Evangelio de hoy aborda las bodas de Caná, “un episodio narrado por Juan, testigo ocular del hecho”.

“Este episodio ha sido colocado en este domingo que sigue inmediatamente al tiempo de Navidad porque, junto con la visita de los Magos de Oriente y con el Bautismo de Jesús, forma la trilogía de la Epifanía, o sea la manifestación de Cristo”.

Benedicto XVI explicó que “aquello de las bodas de Caná es en efecto ‘el inicio de los signos de Jesús’, o sea el primer milagro cumplido por Jesús, con el cual Él manifestó en público su gloria, suscitando la fe de sus discípulos”.

“Sucedió que hizo falta el vino, y María, la Madre de Jesús, lo hizo notar a su Hijo. Él le responde que aún no había llegado su hora; pero después, con la insistencia de María, llenadas de agua seis grandes ánforas , transformó el agua en vino, un vino excelente, mejor que el precedente”.

El Papa dijo que “con este ‘signo’, Jesús se revela como el esposo mesiánico, venido a establecer con su pueblo la nueva y eterna Alianza, según las palabras de los profetas: ‘Como se alegra el esposo con la esposa así se alegrará tu Dios contigo’”.

“El vino es símbolo de esta alegría del amor; pero esto alude también a la sangre, que Jesús, derramará al final para sellar su pacto nupcial con la humanidad”.

El Santo Padre anunció que el próximo viernes, como conclusión de la jornada de oración, “presidiré las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros, en presencia de los Representantes de las otras iglesias y comunidades eclesiales”.

“Queridos amigos, a la oración por la unidad de los cristianos quisiera agregar todavía una vez mas la oración por la paz, para que, en los diversos conflictos por desgracia en acto, cesen las masacres de civiles inermes, tenga fin toda violencia, y se encuentre el coraje del diálogo y de la negociación”.

“Para ambas intenciones, invoquemos la intercesión de María Santísima, mediadora de gracia”, concluyó.

El Papa envía saludo a nuevo Patriarca de los coptos católicos en Egipto

El Papa Benedicto XVI expresó hoy su saludo, alegría y oraciones al nuevo Patriarca de los coptos católicos en Egipto, Mons. Ibrahim Isaac Sidrak.

En una carta firmada el 18 de enero, el Santo Padre asegura que “la elección de Su Beatitud para el Patriarcado de Alejandría de los coptos es un evento importante para toda la Iglesia, y recibo su solicitud de comunión eclesial con alegría, dando gracias a Dios Todopoderoso”.

“Le envío mis más sinceras felicitaciones, con mi ferviente oración que se eleva al Cristo que le acompañará en la realización de este nuevo cargo”.

El Papa aseguró que “con todo mi corazón, doy la bienvenida a su petición de comunión eclesiástica, y la concedo de acuerdo a la tradición y a la voluntad de la Iglesia Católica”.

“Estoy seguro, Beatitud, que con la fuerza de Cristo, ganador del mal y de la muerte por su resurrección, y con la colaboración de los padres de su Sínodo patriarcal, en comunión con el Colegio Episcopal, ardorosamente guiará la Iglesia copta”. “Iluminada por la predicación de San Marcos Evangelista, acompañado por su séquito de los santos, el principal Antoine Saint”, la Iglesia en Egipto “puede ir al encuentro de su Esposo, nuestro Salvador”.

Benedicto XVI pidió “que el Señor os ayude en vuestro ministerio de ‘Padre y Cabeza’, para proclamar la Palabra de Dios, para que se viva y se celebre con devoción de acuerdo con las antiguas tradiciones espirituales y litúrgicas de la Iglesia copta. Todos sus fieles encontrarán consuelo en la solicitud paterna de su nuevo patriarca”.

“Te mando, Beatitud, mi saludo muy fraternal y a su venerado predecesor, Su Beatitud, Cardenal Antonios Naguib, como miembros del Sínodo, y les doy la Bendición Apostólica, que extiendo de buen grado a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles de toda la Iglesia Patriarcal”, concluyó.

Benedicto XVI: La fe y la caridad están fuertemente enlazadas

Durante su audiencia con los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo Cor Unum, el Papa Benedicto XVI subrayó el fuerte enlace entre “fe y caridad", y pidió una "vigilancia cristiana" para rechazar colaboraciones con proyectos sociales que contrasten con la atropología cristiana.

El Santo Padre indicó que “el amor cristiano encuentra su fundamento en la forma de la fe. Al encontrar a Dios y experimentar Su amor, aprendemos a ‘vivir ya no más para nosotros, sino para él, y con él, para los otros’”.

Este Año de la Fe, el Pontificio Consejo Cor Unum eligió como tema para su plenaria “Caridad, nueva ética y antropología cristiana”.

El Papa indicó que “con el reciente Motu Propio Intima Ecclesiae natura, quise subrayar el sentido eclesial de vuestro trabajo. Vuestro testimonio puede abrir la puerta de la fe a tanta gente que está buscando el amor de Cristo”.

“Los cristianos, especialmente quienes trabajan en organizaciones caritativas, necesitan ser dirigidos por los principios de la fe, por los que se adhieren al ‘punto de vista de Dios’, a su proyecto para nosotros. Esta nueva visión del mundo y de la humanidad ofrecidas por la fe, también proveen la prueba correcta para la expresión de amor, en el contexto actual”.

El Santo Padre señaló que cada vez que el hombre se ha alejado del proyecto de amor de Dios “era víctima de las atracciones culturales que han terminado esclavizándolo”.

“En los siglos recientes, las ideologías que celebraron el culto de la nación, la raza, la clase política, probaron ser verdadera idolatría, y así lo es el desenfrenado capitalismo con su culto del lucro, del que es resultado la crisis, la desigualdad y la pobreza”.

Benedicto XVI remarcó que actualmente “compartimos un sentimiento común sobre la inalienable dignidad del ser humano, y una mutua interdependencia y responsabilidad hacia ella, y para el beneficio de la verdadera civilización, la civilización del amor. Por otro lado, desafortunadamente, nuestra época conoce sombras que oscurecen el plan de Dios”.

“Me refiero particularmente a una trágica reducción antropológica que propone el antiguo materialismo hedonista”.

El Papa denunció que de la unión entre la visión materialista y el gran desarrollo de la tecnología emerge un trasfondo antropológico ateo. Ese presupone que el hombre es reducido a funciones autónomas, la mente al cerebro, la historia humana destinada a la auto-realización”.

“Todo lejos de Dios, del tamaño y el horizonte propiamente especial de la vidafutura”.

El Santo Padre señaló que en una perspectiva “de un hombre privado de su alma, y por tanto sin una relación personal con el Creador, lo que es técnicamente posible se vuelve lícito, todo experimento es aceptable, toda política poblacional es permitida, cualquier manipulación legitimada”.

“La trampa más peligrosa de esta línea de pensamiento es de hecho el bien absoluto del hombre: el hombre quiere ser absoluto, liberado de toda atadura y toda constitución natural. Él clama ser independiente y piensa sólo en lograr la felicidad para sí mismo”.

“La fe y el sano discernimiento cristiano nos lleva a prestar atención a este problema”.

El Santo Padre advirtió que, en el marco de una recta colaboración con las organizaciones internacionales humanitarias en las áreas del desarrollo social y humano, “no debemos cerrar nuestros ojos a estas serias ideologías, y los pastores de la Iglesia, que es ‘el pilar y el baluarte de la verdad’, tienen un deber de advertir contra estos abusos a los fieles católicos y a toda persona de buena voluntad y recta razón”.

“Es de hecho un desvío negativo para el hombre, incluso si se disfraza de buenos sentimientos en el nombre de un supuesto progreso, o supuestos derechos, o un supuesto humanismo”.

El Papa subrayó la importancia de prestar particular atención a esto para todos los cristianos, y “especialmente para ustedes que están comprometidos en actividades caritativas, y por ello directamente relacionados a otros muchos actores sociales”.

“Ciertamente debemos ejercer una vigilancia cristiana y a veces rechazar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorecen acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana”.

El Santo Padre subrayó que “la Iglesia está siempre comprometida en promover al hombre según el diseño de Dios, en su dignidad integral, en el respeto de su doble dimensión vertical y horizontal”.

“A ello tiende también la acción de un desarrollo de los organismos eclesiales. La visión cristiana del hombre, en efecto es un gran ‘sí’ a la dignidad de la persona llamada a la íntima comunión con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni un individuo absoluto, ni un elemento anónimo de la colectividad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y a la socialización”.

Por ello, señaló el Papa, “la Iglesia reitera también su gran ‘sí’ a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de fiel y fecunda alianza entre el hombre y la mujer y su ‘no’ a filosofías como la de género se motiva con el hecho de que la reciprocidad masculina y femenina es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador”.

“Queridos amigos, gracias a todos ustedes por su compromiso con el hombre, fieles a su verdadera dignidad. De cara a estos desafíos de la época sabemos que la respuesta es el encuentro con Cristo. Con él, la humanidad puede realizar plenamente su bien personal y el bien común. Los animo a continuar con alegría y generosidad, y les imparto cordialmente mi Bendición Apostólica”, concluyó.

domingo, 13 de enero de 2013

El Papa: Ser cristiano es ofrecer la vida por la verdad y la justicia


En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Padre, el Papa Benedicto XV aseguró que los cristianos, a semejanza de Jesús debemos ofrecer la propiavida por la verdad y la justicia ante el mal del mundo.

El Santo Padre indicó que “Jesús es el hombre nuevo que quiere vivir como hijo de Dios, es decir, en el amor; el hombre que ante el mal del mundo, elige el camino de la humildad y de la responsabilidad, elige no de salvarse a sí mismo sino de ofrecer la propia vida por la verdad y la justicia”.

“Ser cristianos significa vivir así”, señaló el Papa, sin embargo reconoció que “este tipo de vida comporta renacer: renacer desde lo alto, desde Dios, desde la Gracia”.

Benedicto XVI subrayó que “este renacer es el Bautismo, que Cristo ha donado a la Iglesia para regenerar a los hombres en la vida nueva”.

El Papa recordó que este domingo concluye el tiempo litúrgico de Navidad, “tiempo de luz, la luz de Cristo que, como nuevo sol aparecido en el horizonte de la humanidad, disipa las tinieblas del mal y de la ignorancia”.

“Celebramos hoy la fiesta del Bautismo de Jesús: aquel Niño, hijo de la Virgen, que contemplamos en el misterio de su nacimiento, lo vemos hoy adulto sumergirse en las aguas del río Jordán, y santificar así todas las aguas y el cosmos entero –como indica la tradición oriental”.

El Papa también cuestionó “¿por qué Jesús, en quien no había sombra de pecado, fue para hacerse bautizar por Juan? ¿Por qué quiso realizar este gesto de penitencia y conversión, junto con tantas personas que de este modo querían prepararse para la venida del mesías?”.

“El sentido de este movimiento de abajamiento divino se resume en una única palabra: amor, que es el nombre mismo de Dios”.

El Santo Padre indicó que el evangelista Lucas relata que “Jesús, habiendo recibido el bautismo, ‘mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección’”.

El Papa afirmó que “este Jesús es el Hijo de Dios que está totalmente inmerso en la voluntad de amor del Padre. Este Jesús es Aquel que morirá en la cruz y resurgirá por la potencia del mismo Espíritu que ahora se posa sobre Él y lo consagra”.

“Según la tradición, esta mañana tuve la alegría de bautizar a un numeroso grupo de niños que nacieron en los últimos tres o cuatro meses. En este momento quiero extender mi oración y mi bendición a todos los recién nacidos; pero en especial invitar a todos a recordar nuestro Bautismo, hacer memoria de aquel renacer espiritual que nos abrió el camino de la vida eterna”.

“Que pueda cada cristiano, en este Año de la fe, redescubrir la belleza de haber renacido desde lo alto, desde el amor de Dios, y vivir como su verdadero hijo”, concluyó.

Benedicto XVI: Bautismo nos une profundamente y para siempre con Jesús

- Al celebrar esta mañana la Misa por la Fiesta del Bautismo del Señor, durante la que bautizó a 20 bebés en la Capilla Sixtina, el Papa Benedicto XVI señaló que lo que se produce en el Bautismo es la unión “de modo profundo y para siempre con Jesús”.

Al ser bautizados, indicó el Santo Padre, los cristianos estamos “inmersos” en la muerte de Jesús, “que es fuente de vida, para participar en su resurrección, para renacer a una vida nueva”.

“He aquí el prodigio que hoy se repite también para sus niños: al recibir el Bautismo ellos renacen como hijos de Dios, partícipes de la relación filial que Jesús tiene con el Padre, capaces de dirigirse a Dios llamándolo con plena confidencia y confianza: ‘Abbá, Padre’”.

El Papa señaló que “insertados en esta relación y liberados del pecado original, ellos se convierten en miembros vivos del único cuerpo que es laIglesia y capaces de vivir en plenitud su vocación a la santidad, de modo que puedan heredar la vida eterna, obtenida gracias a la resurrección de Jesús”.

“En el sacramento del Bautismo que dentro de poco administraré a estos recién nacidos se manifiesta, en efecto, la presencia viva y operante del Espíritu Santo que, enriqueciendo a la Iglesia con nuevos hijos, la vivifica y la hace crecer, y por esto no podemos dejar de alegrarnos”.

El Santo Padre señaló que “el relato evangélico del bautismo de Jesús, que hoy hemos escuchado según la redacción de san Lucas, muestra la vía de abajamiento y de humildad, que el Hijo de Dios ha elegido libremente para adherir al designio del Padre, para ser obediente a su voluntad de amor hacia el hombre en todo, hasta el sacrificio en la cruz. Una vez adulto, Jesús da inicio a su ministerio público yendo al río Jordán para recibir de Juan un bautismo de penitencia y de conversión. Sucede lo que a nuestros ojos podría parecer paradójico”.

“¿Jesús tiene necesidad de penitencia y conversión? Ciertamente no. Y sin embargo, precisamente Aquel que carece de pecado, se pone entre los pecadores para hacerse bautizar, para cumplir este gesto de penitencia; el Santo de Dios se une a cuantos se reconocen necesitados de perdón y piden a Dios el don de la conversión, es decir la gracia de volver a Él con todo el corazón, para ser totalmente suyo”.

El Papa recordó que cuando Jesús se hace bautizar por Juan “se abren los cielos y se manifiesta visiblemente el Espíritu Santo bajo forma de paloma, mientras una voz desde lo alto expresa la complacencia del Padre, que reconoce al Hijo Unigénito, al Amado. Se trata de una verdadera manifestación de la Santísima Trinidad, que da testimonio de la divinidad de Jesús, de su ser el Mesías prometido, Aquel a quien Dios ha enviado a liberar a su pueblo, para que sea salvado”.

“Se realiza así la profecía de Isaías que hemos escuchado en la primera Lectura: el Señor Dios viene con poder para destruir las obras del pecado y su brazo ejerce el dominio para desarmar al Maligno; verdaderamente Jesús actúa como el Pastor bueno que apacienta el rebaño y lo reúne, para que no sea dispersado, y ofrece su misma vida para que tenga vida”.

El Papa indicó a los padres que “al pedir el Bautismo para sus niños, ustedes manifiestan y testimonian su fe, la alegría de ser cristianos y de pertenecer a la Iglesia”.

“Es la alegría que brota de la conciencia de haber recibido un gran don de Dios, precisamente la fe, un don que ninguno de nosotros ha podido merecer, pero que nos ha sido dado gratuitamente y al cual hemos respondido con nuestro ‘sí’. Es la alegría de reconocernos hijos de Dios, de descubrir que nos encomendamos a sus manos, de sentirnos acogidos en un abrazo de amor, del mismo modo que una mamá sostiene y abraza a su niño”.

“Esta alegría que orienta el camino de cada cristiano”, explicó el Santo Padre, “se funda en una relación personal con Jesús, una relación que orienta la entera existencia humana”.

Benedicto XVI subrayó que “quien ha experimentado esto no está dispuesto a renunciar a su propia fe por ninguna otra cosa en el mundo”.

A los padrinos y madrinas, indicó el Papa, “les corresponde el importante deber de sostener y ayudar en la obra educativa de los padres, flanqueándolos en la transmisión de las verdades de la fe y en el testimonio de los valores del Evangelio, en hacer crecer a estos niños en una amistad cada vez más profunda con el Señor”. “Sepan ofrecerles siempre su buen ejemplo, mediante el ejercicio de las virtudes cristianas”.

El Santo Padre recordó que “no es fácil manifestar abiertamente y sin compromisos aquello en lo que se cree, especialmente en el contexto en el que vivimos, frente a una sociedad que considera con frecuencia fuera de moda y fuera del tiempo a quienes viven de la fe en Jesús”.

“Siguiendo la ola de esta mentalidad, también puede existir entre los cristianos el riesgo de entender la relación con Jesús como limitante, como algo que mortifica la propia realización personal”.

Citando a su libro La infancia de Jesús, el Papa dijo que “Dios es visto como el límite de nuestra libertad, un límite que hay que eliminar a fin de que el hombre pueda ser totalmente sí mismo”.

“¡Pero no es así! Esta visión muestra que no ha entendido nada de la relación con Dios, porque precisamente en la medida en que se procede en el camino de la fe, se comprende que Jesús ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de Dios, que nos hace salir de nuestro egoísmo, de estar replegados sobre nosotros mismos, para conducirnos a una vida plena, en comunión con Dios y abierta a los demás”.

El Santo Padre también indicó que el agua con la que “estos niños serán marcados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los inmergirá en esa ‘fuente’ de vida que es Dios mismo y que los hará sus hijos verdaderos”.

“Y la semilla de las virtudes teologales, infundidas por Dios, la fe, la esperanza y la caridad, semilla que hoy es puesta en sus corazones por el poder del Espíritu Santo, deberá ser alimentada siempre por la Palabra de Dios y por losSacramentos, de modo que estas virtudes del cristiano puedan crecer y llegar a su plena maduración, hasta hacer de cada uno de ellos un verdadero testigo del Señor”.

“Mientras invocamos sobre estos pequeños la efusión del Espíritu Santo, los encomendamos a la protección de la Santísima Virgen; que Ella los custodie siempre con su materna presencia y los acompañe en todo momento de su vida. Amén”, concluyó.

Profundizar en la fe cristiana y en la vida espiritual, exhorta el Papa

Al recibir la tarde del viernes en la Sala Clementina al Cuerpo de la Gendarmería Vaticana, elPapa Benedicto XVI les exhortó a “intensificar la dimensión espiritual de la vida, así como también el compromiso a profundizar su fe cristiana”.

Para ese fin, dijo el Santo Padre, “les es de ayuda el Año de la fe que estamos celebrando: él constituye una ocasión privilegiada para re descubrir cuánto gozo hay en el creer y en el comunicar a los demás que el encuentro salvífico y liberador con Dios realiza las aspiraciones más profundas del hombre, sus anhelos de paz, de fraternidad, de amor”.

El Cuerpo de Gendarmería del Vaticano está a cargo de la seguridad, el orden público, y la investigación criminal, entre otras responsabilidades.
El Papa expresó a los miembros del Cuerpo de Gendarmería “mi estima, mi vivo estímulo y sobre todo mi profundo reconocimiento por el generoso trabajo que desenvuelven con discreción, competencia y eficiencia y no sin sacrificio”.

“Casi todos los días tengo la oportunidad de encontrar a alguno de ustedes en los varios puestos de servicio y de constatar personalmente su profesionalidad en el colaborar y garantizar la vigilancia al Papa, como también el necesario orden y la seguridad de cuantos residen en el Estado o de aquellos que participan en las celebraciones y los encuentros que se desarrollan en el Vaticano”.

El Santo Padre indicó que “el Cuerpo de la Gendarmería está llamado a desenvolver, entre sus diversas tareas, aquella de acoger con cortesía y con gentileza a los peregrinos y los visitantes del Vaticano, que llegan desde Roma, de Italia y de todas partes del mundo”.

“Esta obra de vigilancia y de control, que ustedes llevan a cabo con diligencia y solicitud, es ciertamente considerable y delicada: ella requiere a veces no poca paciencia, perseverancia y disponibilidad a la escucha. Se trata de un servicio más que nunca útil al tranquilo y seguro desenvolvimiento de la vida cotidiana y de las manifestaciones religiosas de la Ciudad del Vaticano”.

El Papa pidió a los gendarmes que “en cada peregrino o visitante, sepan ver el rostro de un hermano que Dios pone en su camino; por tanto acójanlo con gentileza y ayúdenlo, sintiéndolo parte de la gran familia humana”.

“Su actividad será por tanto más eficaz para la Santa Sede y enriquecedora para ustedes, cuanto más se pueda desarrollar en un contexto de serenidad y de armonía. Con tal propósito, es necesario que los Gendarmes que garantizan desde hace largo tiempo su servicio al interno del Cuerpo así como los responsables del Comando, favorezcan cada vez más las relaciones de confianza de forma de sostener y de estimular a todos los miembros de la Gendarmería Vaticana, también en los momentos difíciles”.

Benedicto XVI recordó que “en los días pasados, la liturgia nos ha invitado a contemplar a Jesús que se ha hecho hombre y ha venido entre nosotros. Él es la luz que ilumina y da sentido a nuestra existencia; es el Redentor que trae la paz al mundo”.

“Contemplemos a la Virgen Santísima mientras lo tiene entre brazos, como madre premurosa, para donarlo a todos los hombres, y acojámoslo ¡con confianza y gozo!” El Papa exhortó a que “como María, también nosotros miremos con atención y custodiemos en el corazón las grandes cosas que Dios cumple cada día en la historia. Aprenderemos así a reconocer, en la trama de la vida cotidiana, la intervención constante de la divina Providencia, que todo guía con sabiduría y amor”.

“Queridos amigos, renuevo a todos ustedes el agradecimiento más sincero y afectuoso por su colaboración; que este su generoso y apreciado servicio pueda ser recompensado por el Señor. A Él dirijo mi oración, para que les ayude a desarrollar su profesión, siempre fieles a aquellos ideales que ella requiere. Mientras más sólidos son los principios morales que les inspiran, más autorizadas serán sus intervenciones”.

El Santo Padre exhortó a los miembros del Cuerpo de Gendarmería a continuar “siempre con tal espíritu”.

“Que en las justas aspiraciones que nutren les protejan y sostengan sus patronos celestiales, el Arcángel San Miguel y Santa Bárbara; les sea de consuelo y de estímulo mi constante benevolencia; y les acompañe la especial Bendición Apostólica, que de corazón imparto a ustedes y a sus familias”, concluyó.

Papa Benedicto XVI nombra un Obispo para Ecuador

                                                     
El Papa Benedicto XVI nombró a Mons. Julio Parrilla Díaz como Obispo de Riobamba (Ecuador), transfiriéndolo de la diócesis de Loja, en el mismo país.

Mons. Julio Parrilla Díaz nació el 25 de marzo de 1949 en Orense (España), y en 1966 ingresó a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco (Salesianos).

Fue ordenado sacerdote el 30 de marzo de 1975. En 1981, tras obtener la dispensa de los votos, fue incardinado en la diócesis de Salamanca (España).

En 1991 llegó a ecuador como misionero de la Asociación ADSIS, y en 2008 fue nombrado Obispo de Loja, recibiendo la ordenación episcopal el 5 de junio de ese año.

Mons. Parrilla Díaz ha sido Juez de la Corte de Apelaciones de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Director de Caritas de la Arquidiócesis de Quito y Presidente de la Comisión de Pastoral Social Caritas, como parte de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

El Papa nombra Visitador Apostólico para católicos de rito bizantino en Sudamérica

El Papa Benedicto XVI nombró hoy a Mons. Daniel Kozelinski Netto Visitador Apostólico para los fieles ucranianos de rito bizantino en Uruguay, Paraguay, Chile y Venezuela.

La nueva responsabilidad del obispo ucraniano se suma a su cargo como Administrador Apostólico de la sede vacante de la eparquía (obispado de rito oriental) Santa María del Patrocinio en Buenos Aires de los Ucranianos, que asumió en junio de 2011.

Mons. Daniel Kozelinski Netto nació en Colonia Paraíso, Paraná (Brasil), el 18 de febrero de 1952, y fue ordenado sacerdote el 10 de febrero de 1980, por Mons. Efraim Basilio Krevey, obispo de la eparquía de Sao Joao Batista en Curitiba de los Ucranios.

El 20 de junio de 2007, el Papa Benedicto XVI lo designó Obispo titular de Eminentiana y auxiliar de la eparquía ucrania de Sao Joao Batista en Curitiba de los Ucranios. Su ordenación episcopal se realizó el 16 de setiembre de 2007, por Mons. Lawrence Daniel Huculak, Arzobispo de la eparquía ucrania de Winnipeg (Canadá).

El 22 de junio de 2011, el Santo Padre lo nombró Administrador Apostólico de la eparquía Santa María del Patrocinio en Buenos Aires de los Ucranios, sede de la que tomó posesión el 2 de octubre de 2011. En la Conferencia Episcopal Argentina es miembro de la Comisión de Iglesias Orientales.