sábado, 16 de febrero de 2013

Renuncia del Papa Benedicto XVI no se opone a decisión de Beato Juan Pablo II, asegura teólogo

El Padre Donato Jiménez Sanz, docente de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima señaló que tanto la decisión del Beato Papa Juan Pablo II, de no renunciar al pontificado hasta su muerte, y la del Papa Benedicto XVI, son “aparentemente opuestas”, sin embargo fueron tomadas “desde la misma rectitud de conciencia, desde una sola Fe, desde un mismo Señor, y un mismo Espíritu”.

En un artículo remitido a ACI Prensa, titulado “Los Dos”, el P. Jiménez indicó que, tal como lo expresó el Papa Benedicto XVI en su renuncia al ministerio petrino, el Santo Padre “lo ha pensado repetidas veces ante el Señor, y con total sinceridad, ante el Santísimo”.

“¡Qué cosas no Le habrá dicho en la hondura de su oración! ¡Cómo habrá sido la extensión e intensidad de su oración!”, dijo.

El sacerdote teólogo indicó que el Santo Padre “muy probablemente se ha puesto en la necesidad y actitud de los pobres del Evangelio cuando le pedían, le clamaban, le suplicaban al Señor Jesús que pasaba”.

“Habrá llorado de agradecimientos como se llora agradecido ante el Padre. El Papa habrá consultado, sin duda, con alguno de sus más cercanos consejeros y, lo doy por supuesto, también con sus médicos”, señaló.

Para el P. Jiménez, el Papa Benedicto XVI “ha tenido la lucidez, la humildad, la fortaleza, el Don de Fortaleza, y la plena rectitud de conciencia, de decirle al Señor y a toda la Iglesia en el mundo, que sus fuerzas se han debilitado notablemente y que no puede ya llevar la carga y responsabilidad de tan grande ministerio petrino. ¡Gracias, Santo Padre!”.

El P. Jiménez recordó que “con la misma plena rectitud de conciencia” con la que ha actuado Benedicto XVI “vimos y oímos al ya beato Juan Pablo II, asumir y reasumir, aceptar y cargar hasta el último aliento la pesada cruz de ese mismo ministerio petrino”.

“De Juan Pablo II, habíamos conocido su juventud, la vitalidad, el nervio, la energía de su voz, la firmeza como los montes de su Fe, el arrastre de las gentes de todos los niveles y gamas sociales y culturales, de lenguas, colores y pueblos. Fue grito universal: ‘Juan Pablo II, te quiere todo el mundo’”, indicó.

El teólogo recordó “el fascinante tirón de los jóvenes que por todo el planeta lo siguieron prendidos-prendados de su palabra, que los encendía en un fervor nuevo, a quienes no calló nada, y de quien oyeron las palabras más bellas, las sentencias más verdaderas y los proyectos o planes más personalizantes y humanizadores”.

“También lo fuimos viendo decaer”, indicó, como consecuencia “del incalificable crimen del Mal contra su persona, y de la incansable actividad de su increíble apostolado paulino ad gentes, sin dejar de mostrar el ejercicio de su ministerio petrino ad greges”.

El Beato Papa Juan Pablo II, dijo el sacerdote, “quiso enseñarnos desde la impotencia y la pérdida de fuerzas y salud, cómo se lleva la enfermedad, el valor inconmensurable e infinito de la enfermedad, el oficio y beneficio redentor que en cristiano y para el mundo tiene el sufrimiento y la enfermedad… hasta la muerte”.

“Los jóvenes no se equivocaron: no dejaban de clamar con fuerza inequívoca: ¡Santo súbito!”, señaló.

El Papa: La caridad exige fe para ser manifestación concreta del amor de Dios




El Papa Benedicto XVI explicó que toda obra de caridad exige estar acompañada de la fe, para que sea efectivamente una manifestación concreta del amor de Dios por todos los hombres, y no un simple humanismo o una mera empresa de promoción humana.

Así lo indicó el Santo Padre al recibir esta mañana en audiencia, en el Palacio Apostólico del Vaticano, a los miembros de la asociación caritativa Pro Petri Sede, que sirve en Bélgica, Luxemburgo y en Holanda.

A continuación el discurso completo del Papa:

"El Año de la Fe, que la Iglesia celebra en estos momentos, nos invita a una auténtica conversión a nuestro Señor Jesucristo, único Salvador del mundo. Acogiendo por medio de la fe la revelación del amor salvífico de Dios en nuestra vida, toda nuestra existencia está llamada a modelarse sobre la novedad radical introducida en el mundo por la resurrección de Cristo.

La fe es una realidad viva que es necesario descubrir y profundizar sin cesar, para que pueda crecer. Es ella la que debe orientar la mirada y la acción del cristiano. Porque ella es un nuevo criterio de inteligencia y acción que cambia toda la vida del hombre.

Como ya he tenido ocasión de afirmar en la carta apostólica Porta Fidei, el Año de la Fe es una ocasión propicia para intensificar el testimonio de la caridad: 'La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino'.

Para vivir este testimonio de la caridad, el encuentro del Señor que transforma el corazón y la mirada del hombre es entonces indispensable. En efecto, es el testimonio del amor de Dios por cada uno de nuestros hermanos en humanidad lo que da el auténtico sentido de la caridad cristiana. Ella no se puede reducir a un simple humanismo o a una empresa de promoción humana.

La ayuda material, tan necesaria en sí misma, no es del todo caridad sino es participación en el amor de Cristo recibido y compartido. Toda obra de caridad auténtica es entonces una manifestación concreta del amor de Dios por los hombres y así se convierte en anuncio del Evangelio.

En este tiempo de Cuaresma, en el que los gestos de caridad, se cumplen generosamente, ¡permitan que cada cual progrese hacia Cristo, que no cesa de salir al encuentro de los hombres!

¡Queridos amigos, que vuestro peregrinaje fortifique vuestra relación con Cristo y reavive la gracia recibida en el Bautismo! ¡Que crezca en vosotros el deseo de siempre testimoniar la fe allí donde estén!

Confío a cada uno de ustedes y vuestras familias, así como a los miembros de vuestra asociación, a la intercesión maternal de la Virgen María y a la protección del Apóstol Pedro. De todo corazón, os doy la bendición apostólica".

Recuerdan episodios de Benedicto XVI con Celestino V que "presagiaron" renuncia

El escritor y teólogo católico Scott Hahn recordó algunos episodios del Papa Benedicto XVIen relación a otro Pontífice renunciante, San Celestino V, que en su opinión podrían haber "presagiado" la decisión del Santo Padre, y aseguró que la opción de Joseph Ratzinger demuestra que el pontificado no es un cargo de poder sino de servicio.

En declaraciones a ACI Prensa, Hahn, converso del presbiterianismo a laIglesia Católica y profesor de teología bíblica en la Universidad Franciscana de Steubenville (Estados Unidos), señaló que le parece que "esta podría ser el acto de servicio más humilde y obediente que él puede hacer según su propia conciencia".

Hahn señaló que a pesar que la decisión fue una sorpresa, en retrospectiva, "podemos ver algunas pistas".

El teólogo recordó que un amigo suyo que enseñó en Roma por cerca de 50 años "le dijo en diciembre a un amigo mío y a mí que él sabía, que había escuchado, que dentro de tres meses el Papa renunciaría".

"De alguna forma estoy sorprendido de lo sorprendido que estoy", dijo Hahn, que señaló que el Papa Benedicto XVI había dicho en una entrevista Peter Seewald, en 2010, que un Papa tiene "un derecho y, bajo ciertas circunstancias, también una obligación de renunciar".

De los 256 Obispos de Roma, el Papa Benedicto XVI es el tercero en renunciar claramente, y el segundo en hacerlo libremente. Los anteriores fueron Gregorio XII en 1415, que renunció para resolver el Cisma de occidente, y San Celestino V en 1294.

Quizás el mayor presagio de la decisión del Papa de renunciar fue que, durante su pontificado, visitó dos veces las reliquias de San Celestino. En 2009, el Papa rezó en la tumba y dejó su propio palio sobre ella, mientras que en 2010 fue a la catedral de Sulmona (Italia) para visitar las reliquias de San Celestino y rezó ahí.

Hahn indicó que él y su familia rezaron juntos tan pronto escucharon de la decisión del Papa, pero indicó que estas visitas a San Celestino se le vinieron a la cabeza.

"Comencé a pensar sobre eso, y cuando recordé esas dos visitas, aparentemente irrelevantes o sin importancia… Celestino V ha sido siempre una figura interesante en mi estudio del papado, así que fui y vi esto, y comencé a darme cuenta de que esto había estado en su cabeza por un largo tiempo", señaló.

Como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardinal Joseph Ratzinger, dos o tres veces presentó su renuncia al Papa Juan Pablo II, indicó Hahn.

"Estoy seguro de que el Espíritu Santo estará dirigiendo la barca de Pedro en una dirección maravillosa", dijo.

Hahn subrayó que los católicos "pensamos en la Iglesia como una familia", e indicó que en las familias "llega el momento en que un padre se vuelve anciano y enfermo, que uno de los gestos más profundos de amor puede ser entregar las cosas al siguiente en la línea".

El teólogo estadounidense señaló que "puedes ver esto también en las Escrituras, David renunciando como rey, y nombrando a Salomón antes de su muerte".

El teólogo católico también reflexionó sobre el profundo efecto que esta decisión del Papa Benedicto XVI tiene en los católicos de todo el mundo.

"Es difícil explicarle a personas ajenas el misterio de un lazo familiar que todos compartimos, y cuán profundamente lo sentimos. Pero aquí está un hombre que es una figura paterna para todos nosotros, y no sólo en una forma simbólica, sino en la medida en la que estamos realmente unidos en un nuevo nacimiento, y la carne y sangre de la Eucaristía".

Hahn contrastó los testimonios del Papa Benedicto XVI y de su predecesor, y señaló que ambos tienen algo que ofrecerle a la Iglesia. "En una mano, fue algo profundo para el Beato Juan Pablo II mostrarnos cómo sufrir y morir".

"Por el otro lado, aquí está un hombre que comenzó cuando tenía 78 años… así que creo que hay algo magnánimo sobre esta dirección alterna que él está tomando. No es algo que me alegre, no hay siquiera una pequeña parte mía diciendo ‘oh, estoy contento de que lo hizo’, pero puedo ver por qué, y puedo ver cómo nuestro Señor lo usará", señaló.

Scott Hahn también se refirió al profundo pensamiento del Papa Benedicto XVI, y recordó que "estaba devorando los libros de este hombre antes de que siquiera estuviera seguro de que me volvería católico".

"Me gusta Balthasar, De Lubac, Congar, Danielou, y todos los demás, pero ellos no podían competir con este hombre", señaló.

El catedrático recordó cómo él envió el manuscrito de su trabajo "Alianza y Comunión: La Teología Bíblica del Papa Benedicto XVI", a una casa editora protestante esperando que lo rechazaran, "pero no lo hicieron".

"Ellos lo recogieron con entusiasmo. El editor en jefe dijo ‘no tenía idea de que tu Papa podría hacer las Escrituras tomar vida, y las Escrituras saturan toda su teología".

El Papa Benedicto XVI, dijo Hahn, es un hombre cuyo pensamiento, enseñanza y oración son "profundamente bíblicos".

domingo, 10 de febrero de 2013

El Papa saluda a China y Extremo Oriente por año nuevo lunar

Esta mañana, en sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI felicitó la entrada del año nuevo lunar a los pueblos del Extremo Oriente, y les deseó “paz y armonía”.

El Santo Padre señaló que “hoy varios pueblos de Extremo Oriente festejan el año nuevo lunar. Paz, armonía y agradecimiento al Cielo son los valores universales que se celebran en esta gozosa circunstancia y que todos desean para construir su propia familia, sociedad y nación".

"Deseo que se puedan cumplir para esos pueblos las aspiraciones de una vidafeliz y próspera".

De manera especial, el Santo Padre envío un saludo especial a los católicos de esos países, “con el anhelo de que en este Año de la Fe se dejen guiar por la sabiduría de Cristo”, añadió.

Por ejemplo en China, el año nuevo lunar comenzó este 10 de febrero con los tradicionales diversos juegos pirotécnicos, con los que los diversos pueblos del Lejano Oriente, celebran la renovación y piden la protección contra los malos espíritus.

El Papa no olvida a los enfermos

Por otro lado, continuando sus palabras posteriores al rezo del Ángelus, el Santo Padre recordó que el 11 de febrero es el día de la Virgen de Lourdes, y este año en el Santuario mariano de Altötting (Alemania),- se celebrará la 21 Jornada Mundial del Enfermo, bajo el lema “Anda y haz tú lo mismo.

“Con mi oración y afecto acompaño a todos los enfermos y me uno espiritualmente a cuantos se reunirán en ese Santuario, particularmente querido para mí”, dijo.

Finalmente, en su saludo a los fieles en lengua española, recordó que el núcleo de la predicación del Evangelio es que Cristo “murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras”.

“Ésta es la fe a la que hemos adherido y que estamos llamados a trasmitir. Pidamos a la Santísima Virgen María que nos ayude a ser testigos de este mensaje de salvación y podamos ver, en nuestro trabajo diario por la edificación del Reino de los cielos, la gracia de Dios que actúa en nosotros”, concluyó.

Benedicto XVI: Dios no ve tanto la “calidad” de sus elegidos sino su fe

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVIreflexionó sobre el episodio de la pesca milagrosa en el Evangelio, y subrayó que Dios “no mira tanto la calidad de los elegidos, sino su fe, como la de Simón que dice ‘en tu palabra, echaré las redes’”.

El Santo Padre recordó que Jesús, “mientras la muchedumbre se amontona en la orilla del lago de Genesaret” para escucharle, “Él ve a Simón desanimado por no haber pescado nada durante toda la noche”.

“Primero le pregunta si puede subir a la barca para predicar a la gente estando a poca distancia de la rivera; después, terminada la predicación, le pide que vaya mar adentro con sus compañeros y que tire las redes”.

El Papa señaló que “Simón obedece, y ellos pescan una cantidad increíble de peces. De este modo, el evangelista hace ver que los primeros discípulos siguieron a Jesús confiando en Él, basándose en su Palabra, acompañada también por signos prodigiosos”.

Ya antes de este signo, indicó el Santo Padre, “Simón se dirige a Jesús llamándolo ‘Maestro’, mientras después lo llama ‘Señor’”.

Benedicto XVI subrayó que “la imagen de la pesca remite a la misión de la Iglesia”, y citó a San Agustín, quien aseguró que en las dos pescas, antes y después de la resurrección, “está representada la entera Iglesia: la Iglesia como es ahora y como será después de la resurrección de los muertos. Ahora acoge a una multitud imposible de numerar, que comprende a los buenos y a los malos; después de la resurrección comprenderá sólo a los buenos”.

El Papa indicó que “la experiencia de Pedro, ciertamente singular, también es representativa de la llamada de cada apóstol del Evangelio, que jamás debe desanimarse al anunciar a Cristo a todos los hombres, hasta los confines del mundo”.

“Sin embargo, el texto de hoy hace reflexionar sobre la vocación al sacerdocioy a la vida consagrada. Ella es obra de Dios. El hombre no es autor de su propia vocación, sino respuesta a la propuesta divina; y la debilidad humana no debe causar temor si Dios llama”.

Es necesario, dijo el Santo Padre, tener confianza en la fuerza de Dios “que actúa precisamente en nuestra pobreza. Es necesario confiar cada vez más en el poder de su misericordia, que transforma y renueva”.

El Papa expresó su deseo de que “esta Palabra de Dios reavive también en nosotros y en nuestras comunidades cristianas el valor, la confianza y el impulso para anunciar y testimoniar el Evangelio. Que los fracasos y las dificultades no induzcan al desánimo: a nosotros nos corresponde echar las redes con fe, el Señor hará el resto”.

“Confiemos también en la intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles. A la llamada del Señor, Ella, bien consciente de su pequeñez, respondió con total entrega: ‘Heme aquí’. Con su ayuda materna, renovemos nuestra disponibilidad a seguir a Jesús, Maestro y Señor”, concluyó.

El Papa a seminaristas: Sirvan al Señor con la Iglesia en nuestro tiempo

En su visita de ayer al Pontificio Seminario Mayor de Roma, con ocasión de la fiesta de la patrona del instituto, la Virgen de la Confianza, el Papa Benedicto XVI alentó a los 190 jóvenes seminaristas a tener un sano realismo, impulsar el bien y servir al Señor con la Iglesia en nuestro tiempo.

El Santo Padre pidió que “recemos al Señor para que nos ayude a aceptar esta misión de vivir como dispersos, como minoría en cierto sentido, y a vivir como extranjeros, siendo responsables de los otros, dando fuerza al bien en nuestro mundo”.

El Papa reflexionó sobre el inicio de la primera Carta de San Pedro, la “primera Encíclica”, que está llena de la pasión de quien ha encontrado al Mesías, que luego pecó, y sin embargo permaneció fiel a Cristo.

Benedicto XVI subrayó que San Pedro escribió esta carta desde Roma, con la ayuda de otros hermanos en la fe, “con la ayuda de la Iglesia”. 

“Pedro no habla como individuo, no como genio individualista. Habla en la comunión de la Iglesia”, señaló.

A pesar de que San Pedro sabía que en Roma encontraría el martirio, dijo el Papa, él va hacia la cruz indicada por Cristo, e invita al hombre contemporáneo a acoger el aspecto del martirio enlazado con la fe cristiana.

Al reflexionar con los seminaristas sobre la palabra “elegidos”, el Papa señaló que “tenemos que sentirnos dichosos porque Dios nos ha dado esta gracia. La belleza de conocer la plenitud de la Verdad de Dios, la alegría de su amor”.

El Papa subrayó que “elegidos” es una palabra que abarca “privilegio y humildad al mismo tiempo” pero nunca triunfalismos.

Benedicto XVI señaló que actualmente los cristianos “son el grupo más perseguido” del mundo, debido a que van “contra las tendencias del egoísmo, el materialismo, todas estas cosas”.

Ante el falso pesimismo de quienes aseguran que el cristianismo ya terminó, el Papa remarcó que aún si “la Iglesia muera aquí y allá por los pecados de los hombres, por su no creencia, el futuro es realmente de Dios: ésta es la gran certeza de nuestra vida”.

Benedicto XVI: El amor al prójimo se forja en el fuego de la caridad divina

El Papa Benedicto XVI recordó que para dar amor a los hermanos, es necesario tomarlo del "fuego de la caridad divina", mediante la oración, la escucha asidua de la Palabra de Dios y una vida centrada en la Eucaristía.

Lo dijo dentro del marco de la audiencia con los Miembros de la Orden Militar de Malta. El motivo de este encuentro fue el noveno centenario del solemne privilegio Pie postulatio voluntatis, del 15 de febrero de 1113, con el cual el Papa Pascual II puso a la recién nacida «hermandad hospitalaria» de Jerusalén, con el título de San Juan Bautista, bajo la tutela de la Iglesia, haciéndola soberana.

Así, esta se constituyó como una Orden de derecho eclesial, con el derecho a elegir libremente a sus superiores sin interferencia por parte de otras autoridades laicas o religiosas.

La delegación de la Orden de Malta estuvo compuesta entre otros por el Gran Maestro, Fray Matthew Festing, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone -quien presidió previamente la Eucaristía en San Pedro-, el Cardenal Paolo Sardi, patrono de la Orden, y el Mons. Angelo Acerbi, Prelado de la Orden.

El Papa señaló que la “preciosa obra benéfica" de la orden que se lleva a cabo en diversas partes del mundo, y que se concentra principalmente en el servicio al enfermo con estructuras hospitalarias y sanitarias, “no es simple filantropía, sino la expresión eficaz y el testimonio vivo del amor evangélico”.

En la Sagrada Escritura, “la llamada al amor del prójimo está unida al mandamiento de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas . Por consiguiente, el amor al prójimo responde al mandato y al ejemplo de Cristo si se funda en un verdadero amor a Dios. Así es posible para el cristiano hacer experimentar a los demás a través de su entrega la ternura providente del Padre celestial, gracias a una configuración cada vez más profunda con Cristo”, dijo.

Benedicto XVI animó a impregnar la vida cotidiana de la presencia de Jesús, “ante cuya mirada estáis llamados a poner también el sufrimiento de los enfermos, la soledad de los ancianos o las dificultades de las personas con discapacidad”.

En este sentido, explicó que saliendo al encuentro de estas personas, es como se sirve a Cristo: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”, expresó citando el Evangelio.

El Papa señaló también que esta conmemoración adquiere un especial significado en el contexto del Año de la fe, durante el cual la Iglesia está llamada a renovar la alegría y el compromiso de creer en Jesucristo, único Salvador del mundo.

“En este sentido, también vosotros estáis llamados a acoger este tiempo de gracia para profundizar en el conocimiento del Señor y para hacer resplandecer la verdad y la belleza de la fe, mediante el testimonio de vuestra vida y vuestro servicio”, añadió.

“Por la fe -prosiguió-, los mártires dieron su vida, mostrando la verdad del evangelio que les había transformado y hecho capaces de llegar hasta la entrega más grande, fruto del amor, perdonando a sus propios perseguidores. Y por la fe, a través de los siglos, los miembros de vuestra Orden se han prodigado primero en asistir a los enfermos en Jerusalén, y después en socorrer a los peregrinos en Tierra Santa, expuestos a graves peligros, escribiendo así páginas brillantes de caridad cristiana y defensa del cristianismo”.

Por último, el Papa alentó a seguir perseverando en la fe como los Apóstoles, que “dejaron todo para seguir a Jesús, y después fueron por el mundo entero, cumpliendo con el mandato de llevar el evangelio a toda criatura; anunciaron a todos sin temor la fuerza de la cruz y la alegría de la resurrección de Cristo, de la cual fueron testigos directos”.

“Seguid actuando en la sociedad y en el mundo por las vías maestras indicadas por el evangelio: la fe y la caridad, para reavivar la esperanza”, concluyó.