martes, 15 de marzo de 2011

El Papa envía 100 000 dólares de ayuda a Japón

El fin de semana el Papa Benedicto XVI envió una donación de 100 000 dólares a la Conferencia de Obispos Católicos de Japón para ayudar a las víctimas del terremoto y el tsunami que azotaron la isla el viernes 11 de marzo.
Mons. Anthony Figueiredo, del Pontificio Consejo Cor Unum, encargado de las obras de caridad del Papa, señaló a Radio Vaticano que este dicasterio trabaja de cerca con los obispos japoneses, la red de Caritas Internationalis y otras organizaciones de ayuda para determinar la mejor forma de responder a las necesidad de los habitantes de Japón.
El funcionario vaticano dijo además que lo ocurrido en Japón es "una vasta tragedia" que se suma al tsunami de 2004 en Asia, el terremoto y las inundaciones en Pakistán y el devastador terremoto de Haití en enero de 2010.
"Lo que primero que tenemos que hacer es rezar para que estas personas tengan esperanza", señaló.
"Obviamente se necesita ayuda material y concreta. El Santo Padre ha enviado a través de este Pontificio Consejo la suma de 100 000 dólares a la conferencia de Obispos japoneses porque esta es la forma más rápida en que los fondos pueden llegar a las diócesis más afectadas".
Además, añadió, "los obispos son los primeros responsables por las obras de caridad en las diócesis y ellos conocen las necesidad de la gente".
Sobre la situación en Sendai, una de las zonas más afectadas por la tragedia, el Obispo local, Mons. Tetsuo Hiraga, señaló a la agencia vaticana Fides que "necesitamos la unidad y la buena voluntad de todos. Nosotros los católicos en la diócesis de Sendai somos poco más de diez mil, un pequeño rebaño. Pero seguimos orando por las víctimas y haremos todo lo posible por llevar alivio y por testimoniar, en este momento de sufrimiento, el mensaje del amor de Cristo".
Asimismo indicó que los obispos japoneses se reunirán el miércoles 16 de marzo en Sendai, en una reunión de emergencia: "tenemos que asesorarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto, confiamos en Dios y pedimos las oraciones de todos los cristianos en todo el mundo".
"Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos las gracias por sus palabras que inspiran coraje y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a levantar los ojos al cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza", concluyó.
Mons. Anthony Figuereido señaló también a Radio Vaticana que "estamos monitoreando de cerca las necesidades. Con frecuencia hay una respuesta inmediata que es buena. El mismo Santo Padre la ha solicitado".
Finalmente advirtió que "con el tiempo, la tragedia con frecuencia se olvida. Esto es lo que pasó en Haití, así que la Iglesia quiere estar allí no solo en el corto plazo sino especialmente a largo plazo cuando las agencias seculares ya se han ido y no queda nadie para ayudar"

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