lunes, 4 de enero de 2010

El obispo Munilla se despide de Palencia y lamenta las divisiones en Guipúzcoa, que "entristecen el corazón"


El obispo de Palencia, José Ignacio Munilla, se despidió ayer de la que fue su diócesis en los tres últimos años en una eucaristía en la que lamentó las divisiones aparecidas en las últimas semanas como consecuencia de su nombramiento como obispo de San Sebastián.

"Nuestras divisiones entristecen el corazón de Cristo, y por ende, el nuestro", señaló al tiempo que reconoció que "la noticia de algunas reacciones negativas ha podido sembrar tristeza" entre los fieles palentinos.
Sin embargo, "los planes de Dios están por encima de propias miserias y pecados", lo que le lleva a estar "convencido de que si Dios ha permitido esas turbulencias, todo resultará para bien".
Munilla aprovechó además la ocasión para agradecer haberse sentido "arropado" por los fieles de la Diócesis de Palencia tras el anuncio de su nuevo nombramiento. "Me siento un privilegiado por ser objeto de tanto apoyo, cariño y oración", señaló.
SEDE VACANTE.
El próximo sábado, José Ignacio Munilla tomará posesión de su nuevo servicio como obispo de San Sebastián, lo que provocará una situación de 'sede vacante' en la Diócesis palentina, a la que el prelado también se refirió en su homilía.
"Se tiene la percepción de que se trata de algo perjudicial", reconoció, "pero también es un momento de gracia para la Diócesis" ya que "confiamos plenamente en que el Espíritu Santo asistirá a su Iglesia en esa elección".
En este sentido, no dudó en afirmar que "la adhesión de los católicos hacia su obispo es previa a haberle conocido", lo que pudo también ser un mensaje para sus detractores en la Diócesis de San Sebastián.

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