Benedicto XVI aludió ayer, durante el rezo del primer Ángelus del año, a la multitud de peregrinos que llegan a Santiago de Compostela "en busca de la luz de la fe y la gracia del perdón", con motivo del inicio del Año Santo Compostelano.
Durante su saludo en lengua española, el Santo Padre recordó que "en nombre de Dios" se ha abierto hace pocos días la puerta del Año Santo que, desde el siglo XV, se celebra cuando el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, coincide con un domingo. Durante el período jubilar, los católico que acudan a Santiago de Compostela pueden conseguir la indulgencia plenaria.
Asimismo, el Papa afirmó que el 2010 "será más o menos bueno en la medida en que cada uno, según sus propias responsabilidades, sepa colaborar con la gracia de Dios". Así, resaltó la responsabilidad de cada hombre de "saber acoger el Reino de Dios", todos los días.
A juicio del Pontífice, la esperanza se encuentra en Dios que, recordó, "venció la fuerza negativa del maligno". "Ésta es la verdadera razón de la esperanza de la humanidad", argumentó.
En este sentido, invitó a los católicos a acudir a la Virgen María para aprender de su "actitud espiritual" y dar así "un respuesta libre y responsable" al proyecto divino.
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