domingo, 2 de mayo de 2010

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 02 Mayo 2010. Domingo de la V Semana de Pascua
Hoy la Iglesia celebra : San Atanasio, Advocación Mariana: Nuestra Señora de Gracia, Santa Mafalda, Santa Wiborada, San José María Rubio S.J.
Evangelio según San Juan 13,31-33.34-35.
Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Un Camino muy simple
«Que os améis unos a otros como yo os he amado»
Yo digo siempre que el amor comienza en casa. Lo primero es vuestra familia y después vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a los que están lejos, pero mucho menos fácil es amar a los que viven con nosotros o muy cerca. Desconfío de los proyectos impersonales porque lo único que cuenta es cada persona. Para conseguir amar a alguien es necesario estar cerca de ella. Todo el mundo tiene necesidad de ser amado. Cada uno de nosotros tiene necesidad de saber que es alguien para los demás y que es de un valor inestimable a los ojos de Dios.
Cristo dijo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Y dijo también: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Es a él a quien amamos en cada pobre, y cada ser humano en la tierra es pobre en alguna cosa. Dijo: «Tuve hambre y me disteis de comer. Estuve desnudo y me vestisteis » (Mt 25,35). Siempre recuerdo a mis hermanas y a nuestros hermanos que nuestra jornada está compuesta de veinticuatro horas con Jesús.

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