El franciscano Joxe Arregi, de 57 años, crítico con la Iglesia tras la designación de José Ignacio Munilla como obispo de San Sebastián, ha decidido abandonar su vida religiosa y dejará de ser sacerdote en los próximos días para dedicarse a la docencia.
En declaraciones a Radio Euskadi, recogidas por Europa Press, Arregi ha considerado que existe en el seno de la Iglesia "una especie de idolatría de la doctrina" que "estrecha muchísimo los márgenes para la libertad de expresión, el pluralismo, el diálogo y el trabajo en común".
Arregi ha mostrado en los últimos tiempos sus diferencias con la jerarquía religiosa y ahora seis meses después de la llegada de José Ignacio Munilla al obispado donostiarra ha decidido dejar la vida religiosa. Este teólogo y profesor ha permanecido 17 años en el Santuario de Aranzazu en Oñati (Gipuzkoa) y 47 años con los franciscanos.

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