viernes, 30 de julio de 2010

“La Iglesia debe ocuparse de sus fieles y dejarnos tranquilas”

Mirta Alce y Ana Montiel, primera pareja gay que se casará en Salta.
La alegría que habitualmente acompaña a una boda en este caso se ve opacada por el temor a la reacción de ciertos sectores. Ana y Mirta piensan que casarse es darle el marco legal a la relación que las une desde hace 15 años y esperan que la ceremonia se realice sin inconvenientes ni escraches porque ya recibieron amenazas.
¿Cómo surgió la idea de casarse el 13 de agosto?
No imaginábamos que íbamos a ser la primera pareja. Fuimos a averiguar convencidas de que ya había muchos pedidos y nos anotamos en la fecha que estaba disponible.
¿Cuánto tiempo llevan juntas?
Nos conocemos desde hace 30 años, pero estamos juntas desde hace 15. Nuestras familias se conocían y así nació el contacto. Pero nos descubrimos como pareja muchos años después cuando una tenía 24 y la otra 29. Uno nace con una tendencia, sólo que antes lo tenías que tapar porque era una cacería de brujas, aunque aún hoy lo sigue siendo.
¿Cómo reaccionaron sus familias?
Las familias que nos tocaron fueron maravillosas, ante todo entendieron nuestro amor y nos respetaron.
¿Qué ganaron con esta ley?
Ganamos mucho. Uno como persona tiene ciertos derechos, deberes y garantías, pero en pareja mis derechos eran negados, y esta ley cambió eso y nos igualó con el resto de las parejas. A quienes nos apoyaron les damos las gracias porque hoy tenemos tantos derechos, deberes y garantías como cualquier ciudadano.
¿Planean adoptar?
Adoptar es hermoso. Dar amor es hermoso. Pero vamos despacito porque es una responsabilidad muy grande y por ahora queremos disfrutar de esto que nos pasa. Después vendrá el tema de los hijos o de la inseminación.
¿Cómo es vivir en Salta siendo homosexual?
Es duro. Soy homosexual y casi toda la gente que amo es homosexual, me parece que la Iglesia debe ocuparse de sus fieles y dejarnos tranquilas. Es duro que los travestis no tengan la opción de entrar a trabajar a lugares decentes y mostrar lo bellas personas que son y estén condenados a la prostitución.
Esta vida es muy triste porque primero tenés que luchar contra el prejuicio de cómo te criaron, después el temor a que te excluyan, te rechacen, te rotulen, te señalen y otras cosas. Es muy triste, es dura nuestra vida.
¿Recibieron agresiones?
Sí. Hubo dos personas que vinieron y se pararon aquí y nos dijeron: “Qué lástima, que asco que me das. Deberían matarlos como antes, en una cámara de gas”. Otra persona que vio la bandera del orgullo gay en nuestro negocio nos dijo: “Nunca más vengo a comprar acá”. No faltan las chicanas, pero cuanto más nos denigran más ganas de luchar tenemos.
Recientemente recibimos la “visita” de dos grupos religiosos: uno que nos acusó de vender pornografía y otro que nos dijo que les dábamos asco y que nos tenían que borrar de la Tierra.
¿Qué mensaje darían a los salteños?
Queremos que nadie se sienta ofendido con este casamiento. No pensábamos que íbamos a ser las primeras. Sólo queremos darle un marco legal a una vida de 15 años juntas. No tenemos intenciones de dañar a nadie, ni que nos dañen a nosotras, porque estamos enamoradas, como cualquier otra pareja.
Tuvimos la opción de casarnos en cualquier lugar, pero no tenemos por qué escondernos de nadie. Es nuestro derecho. Sólo esperamos que nadie vaya a causar disturbios porque no estamos haciendo nada malo. Que todos esos huevos y harina que amenazaron algunos con tirarnos, que se los den a los chicos pobres.
¿Por qué van a brindar después de la ceremonia?
Por el amor. Vamos a brindar porque hoy somos iguales ante la ley, no hablamos ni de géneros, ni de gustos. Sólo hablamos de derechos.
Están escribiendo una página de la historia de Salta...
Sí, pero la venimos escribiendo todos los días, sólo que antes desde un lugar anónimo y ahora nos toca esta exposición que no buscamos pero que no evadimos.

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