domingo, 11 de octubre de 2009

Monseñor Osoro invita a valorar la pertenencia a la Iglesia hoy y su servicio a los demás


El arzobispo de la diócesis valentina, monseñor Carlos Osoro, invitó hoy a los valencianos, en el día de la dedicación de la Catedral de Valencia, a entrar "en el misterio de la Iglesia" y a "valorar lo que significa la pertenencia a este pueblo fundado por nuestro Señor Jesucristo".

El prelado, que presidió en la Seo la misa solemne capitular previa al Te Déum con motivo del Día de la Comunitat Valenciana, animó a "verificar en nuestra propia vida lo que es la pertenencia eclesial y lo que significa también, la entrega al servicio de los demás, al estilo y la manera de Nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María, la primera discípula del Señor, el primer miembro de la Iglesia de Cristo", según informó el Arzobispado en un comunicado.
En su homilía durante la eucaristía, que concelebró con el Cabildo Catedralicio, monseñor Osoro instó a "entrar en el misterio de la Iglesia porque, precisamente, esta fiesta de la dedicación de la Catedral nos debe de llevar a entrar a descubrir más y, sobre todo, experimentar más en nuestra vida nuestra pertenencia eclesial y lo que es el misterio de la Iglesia, que es un misterio de amor, de vida y de comunión, que nos regala el Señor".
Tras la celebración de la misa, monseñor Osoro y el Cabildo se dirigieron a la capilla de San Jaime, ubicada en la Girola de la Catedral, para bendecir la restauración y pronunciar una plegaria en memoria del obispo y los infantes cuyos sepulcros han sido rehabilitados recientemente.
Asimismo, la Asociación de Campaneros de la Catedral de Valencia volteó las campanas de la torre del Miguelete y realizó el toque de llamada a laudes en la Catedral, coincidiendo con la celebración del aniversario de la dedicación de la Seo a Santa María.
Un total de diez campaneros de la Catedral realizan, también, manualmente tres volteos de las campanas mayores de la Seo desde las 12.00 a las 13.00 horas, siguiendo una partitura del siglo XVIII, coincidiendo con la entrada de la Real Senyera, el inicio del Te Déum y su final.

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