lunes, 16 de noviembre de 2009

Benedicto XVI homenajea a las víctimas de los accidentes de tráfico y pide prudencia "por la vida propia y ajena"


Benedicto XVI pidió ayer, tras el rezo dominical del Ángelus, "consuelo" para los familiares de los fallecidos en la carretera, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Memoria de las Víctimas de los Accidentes de Tráfico.

Desde la Plaza de San Pedro, el Papa exhortó "a todos los que recorren los caminos del mundo a la prudencia en el espíritu de responsabilidad por el don de la salud y de la vida propia y ajena".
Asimismo, el Pontífice hizo un segundo llamamiento al respeto por el medio ambiente, por ser un recurso "confiado a la responsabilidad" de los seres humanos. Por ello, se unió "espiritualmente" a aquellos que "agradecen al Señor los frutos de la tierra y del trabajo del hombre", coincidiendo con la Jornada de Acción de Gracias que hoy se celebra en la localidad italiana de Ivrea.
Por otra parte, en su saludo en lengua española, Benedicto XVI invitó a "la meditación asidua de la Palabra de Dios" para seguir así el ejemplo de la Virgen María que la acogió "con plena disponibilidad" y, como consecuencia, fue llevada a "la eternidad en alma y cuerpo". "María es el signo vivo de la verdad del poder de la Palabra", argumentó Benedicto XVI durante el rezo del Ángelus.
En este sentido, recordó que la palabra de Jesús es "eterna", tal como se muestra en la célebre parábola en la que Cristo se identifica con un sembrador y su palabra con la semilla. "Aquellos que la escuchan, la acogen y dan fruto son parte del Reino de Dios" y por ello llevan "un germen de eternidad", explicó el Pontífice.

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