jueves, 5 de noviembre de 2009

La sentencia de Estrasburgo sobre el crucifijo puede tener consecuencias "absurdas", según un experto


La sentencia del Tribunal de Estrasburgo contra la presencia de crucifijos en las aulas de escuelas italianas puede tener consecuencias "absurdas" e imprevisibles", según el catedrático de Derecho Eclesiástico Rafael Navarro Valls.

La Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo dictó el pasado martes una sentencia, la primera de este tribunal sobre la presencia de símbolos religiosos en los colegios, en la que considera que la presencia de crucifijos en las aulas de las escuelas italianas constituyen una "violación del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y añade, además, que se trata de "una violación de la libertad religiosa de los alumnos".
"Me da la impresión de que, como no es prudente ni ponderada, puede desencadenar una cadena de acontecimientos jurídicos de muy incierto destino", dijo en declaraciones a la Cope que recoge Europa Press. Así, por ejemplo, señaló que la festividad del domingo es de origen religioso, como la Navidad o la Semana Santa, y que una altísima proporción de españoles, como los del jefe del Ejecutivo y los del Rey, son de santos.
Navarro Valls señaló que, llevando al extremo la sentencia de Estrasburgo, podría ocurrir que se propusiera la abolición "de las festividades con el consiguiente trastornos para legítimos intereses sindicales o que en la legislación del registro civil se vetara la inscripción de nombres con reminiscencias religiosas.
En todo caso, recordó que la sentencia tiene un carácter universal para todos los países firmantes del Convenio de Roma, entre ellos España, y que todavía queda una apelación ante el pleno de Estrasburgo. "Si se vuelve a reiterar (la misma decisión), efectivamente puede ser una herramienta en manos de personas que quieran desatar una campaña no estrictamente laica sino laicista añadió.
A su juicio, el dictamen confunde laicidad con ausencia de visibilidad de los religiosos, algo que define como "una situación artificial que garantiza espacios libres de religión, pero no sin embargo libres de otras ideas no religiosas de impacto ético equiparable", lo cual es una "discriminación". Finalmente, aseguró que el crucifijo es un símbolo "idóneo" para promover fundamentos de valores civiles.

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